Capítulo 35. Pluralismo religioso en las sociedades liberales: una revisión del modelo liberal de acomodo frente a lo religioso
| Autor | Mª Teresa García-Berrio Hernández |
| Cargo del Autor | Universidad Complutense de Madrid |
| Páginas | 637-652 |
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CAPÍTULO 35
PLURALISMO RELIGIOSO EN
LAS SOCIEDADES LIBERALES:
UNA REVISIÓN DEL MODELO LIBERAL DE ACOMODO
FRENTE A LO RELIGIOSO
Mª TERESA GARCÍA-BERRIO HERNÁNDEZ
Universidad Complutense de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
La historia del Liberalismo como doctrina política, económica y social
viene marcada por el debate entorno a la tolerancia religiosa y, más con-
cretamente, al papel que debe jugar la religión en la esfera pública.
La pervivencia de las religiones en las civilizaciones actuales marcadas
por el culto a la neutralidad axiológica que impone la Ciencia y la Tec-
nología, pone de manifiesto que las religiones siguen siendo hoy día las
ideologías más perfeccionadas que existen. En efecto, a través de la re-
ligión se ha articulado una eficiente modulación de las conductas socia-
les y, a diferencia de otros sistemas de regulación social -tales como los
usos sociales o costumbres-, a través de la religión se consigue recon-
fortar emocional y espiritualmente a los seres humanos ante los princi-
pales desafíos a los que se enfrenta nuestra existencia desde el naci-
miento hasta la muerte.
El Liberalismo es consciente del papel clave que juegan los fenómenos
religiosos en el discurso político y de su influencia decisiva en la regu-
lación de las conductas para el control social. Por ello, frente a los par-
tidarios del exclusivismo religioso, quienes han luchado históricamente
por mantener la religión en el discurso político, los partidarios del Libe-
ralismo luchan por persuadir a los actores sociales de los beneficios que
para la organización de la convivencia democrática de los colectivos hu-
manos tiene su doctrina del laissez-faire, laissez-passer, la cual opta por
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capacitar a las personas a configurar sus propios modos de vida perso-
nal, relegando así la fe y la religión a la esfera más privada o íntima de
las personas.
Cuando tratamos de introducirnos en el mapa conceptual de la tradición
filosófica liberal, sobre todo por lo que respecta al ejercicio de la libertad
religiosa y de culto, hay cinco nociones básicas a considerar: (i) libertad;
(ii) igualdad; (iii) conciencia; (iv) neutralidad y (v) respeto; siendo, así
pues, las dos últimas nociones a las que dedicaremos mayor atención en
la presente investigación.
(i) La noción de ‘libertad’ debe ser entendida como el ejercicio de la
libertad de conciencia en materia de creencias religiosas dentro de los
límites establecidos por el orden público y el respeto debido a la libertad
de los demás (Nussbaum, 2009, pp. 31-32).
(ii) La noción de ‘igualdad’ se entiende como igual respeto o igual po-
sición en el ámbito público, en el sentido de que todos los ciudadanos se
encuentran en ‘igualdad de condiciones’; “(…) queremos -apunta
Martha Nussbaum- no sólo suficiente libertad sino una libertad que sea
en sí igual para todos y compatible con que todos los ciudadanos sean
plenamente iguales y reciban un respeto igual de parte de la sociedad en
la que viven” (Nussbaum, 2009, p. 31).
(iii) La tradición liberal se sustenta en una idea de ‘conciencia’ propia
de la traición estoica, la cual consideraba que cada ser humano, por el
hecho de ser racional, tiene una facultad interna inalienable que le per-
mite indagar sobre las bases éticas que afectan a su propia existencia.
Por este motivo, desde el prisma de la doctrinal liberal, la ‘conciencia’
es merecedora de respeto, al ser es entendida como aquel espacio de
autodeterminación intelectual ante el fenómeno religioso que se encuen-
tra vinculado a la dignidad del ser humano. Como nos apunta la filósofa
norteamericana Martha Nussbaum, desde el prisma liberal “la concien-
cia está presente en todos los seres humanos (…) Aun cuando se equi-
voque, constituye una de las fuentes más importantes de nuestra digni-
dad en el mundo, y por ello debe ser respetada por los individuos y tam-
bién por las leyes y las instituciones” (Nussbaum, 2011, p. 22). No obs-
tante, la conciencia es vulnerable y, por este motivo, la tradición liberal
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