Capítulo 28. Las consecuencias del modelo extractivista sobre los recursos naturales y la economía de Chile

AutorPablo Alonso- Fernández, Rosa María Regueiro-Ferreira y Juan José Verdes Gómez
Cargo del AutorUniversidade de Santiago de Compostela
Páginas499-521
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CAPÍTULO 28
LAS CONSECUENCIAS DEL MODELO
EXTRACTIVISTA SOBRE LOS RECURSOS NATURALES
Y LA ECONOMÍA DE CHILE
PABLO ALONSO- FERNÁNDEZ
Universidade de Santiago de Compostela
ROSA MARÍA REGUEIRO-FERREIRA
Universidade de Santiago de Compostela
JUAN JOSÉ VERDES GÓMEZ
Universidade de Santiago de Compostela
1. INTRODUCCIÓN
La actual pandemia ha puesto otra vez de manifiesto los problemas de
la globalización de la producción, generando importantes tensiones en
aquellos países que no cuentan con la capacidad de producir determina-
dos bienes estratégicos. Esta situación se ha visto agravada con el desa-
rrollo de la guerra de Ucrania, tensionando aún más las delicadas cade-
nas de suministro globales. En este contexto, conviene analizar el co-
mercio internacional y las nuevas formas de producción a escala global
más allá del plano puramente económico, teniendo en cuenta factores
como el elevado impacto ambiental o los problemas que pueden deri-
varse de la dependencia externa en contextos mundiales complejos.
La dependencia material de gran parte de los países más desarrollados
se sostiene en parte gracias al modelo extractivista que siguen la mayoría
de los países ricos en recursos naturales. El extractivismo es una estra-
tegia de desarrollo económico caracterizada por la extracción de grandes
cantidades de recursos de la naturaleza para ser exportados con un bajo
o nulo grado de procesamiento (Acosta, 2013; Gudynas, 2012). El papel
del Estado se reduce a un rol marginal, facilitando las condiciones idó-
neas para que las empresas multinacionales exploten los recursos, con
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el objetivo de generar un efecto derrame sobre el resto de la economía
(Gudynas, 2011; Portillo, 2014).
El desarrollo del extractivismo en muchos países fue propiciado por la
políticas del Consenso de Washington, basadas en la minimización del
papel del Estado y la desregulación financiera y comercial Sudamerica
(Martínez Rangel & Reyes Garmendia, 2012; Slipak, 2014; Svampa,
2012). Estas medidas fueron recomendadas a los países menos desarro-
llados por parte de organismos internacionales como vía para mejorar
sus condiciones socioeconómicas (Martínez Rangel & Reyes Garmen-
dia, 2012). Sin embargo, en la mayoría de los casos han conducido a que
los países ricos en recursos naturales se inserten en los puestos más bajos
de las cadenas globales de valor, como productores de materias primas
(Svampa, 2013). Incluso algunos de ellos han perdido el control de sus
propios recursos, cediéndoselo a multinacionales extranjeras a cambio
de que desarrollasen la infraestructura necesaria para explotarlos. Aun-
que es una vía rápida de obtener la capacidad de aprovechar la dotación
de recursos naturales, también elimina algunos de los supuestos benefi-
cios del extractivismo. Es el caso del efecto derrame que debería ocurrir
sobre el resto de los sectores de la economía, limitado en tanto que las
empresas multinacionales buscan obtener los recursos naturales de la
forma más barata posible, por lo que apenas se generan industrias vin-
culadas al procesamiento de estos recursos y en los servicios auxiliares
se busca minimizar los costes laborales (Gudynas, 2012; Martínez-
Alier, 2004).
En el caso de Chile, desde mediados de la década de 1980 el sector ex-
tractivo comienza a transformarse, especialmente en la extracción de co-
bre, que recibió notables inversiones de empresas multinacionales, de-
bido al crecimiento de la demanda mundial y el amparo de las medidas
del Consenso de Washington (Moguillansky, 1998). Conforme las me-
didas liberalizadoras perdieron fuerza y los gobiernos sudamericanos
fueron cambiando de tendencia, el extractivismo sufrió algunos cambios
que también afectaron a Chile. Destacó la recuperación de un rol más
activo por parte del sector público, mediante regulaciones, impuestos y
la explotación directa de los recursos (Acosta, 2011; Portillo, 2014),
dando lugar al neoextractivismo. Con todo, no supuso grandes

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