El proceso de construcción de la víctima en el Uruguay. Una mirada desde el Trabajo Social

AutorPaola Barca Venturiello
Páginas543-562
EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LA VÍCTIMA EN EL URUGUAY.
UNA MIRADA DESDE EL TRABAJO SOCIAL.
Paola Barca Venturiello100
RESUMEN
El presente documento tiene como objetivo analizar las transformaciones de la figura de la
víctima en el proceso penal uruguayo, desde la mirada del Trabajo Social. Para ello se parte
de una historia de la figura de la víctima a nivel internacional en el campo jurídico y de las
políticas de asistencia, continuando por América Latina y Uruguay, hasta llegar al nuevo
Código del Proceso Penal uruguayo que entra en vigencia en el año 2017 y genera serias
transformaciones en el rol de la víctima en el proceso penal. La víctima es reconocida como
sujeto de derecho, siendo responsabilidad del Estado garantizar su protección y atención,
así como su participación en el proceso penal. Se hace también un recorrido por los
programas de victimo-asistencia que se han desarrollado en el país y no han sido ajenos a
las transformaciones internacionales. Finalmente, se apunta a desarrollar algunos aspectos
a modo de desafíos, nuevos escenarios o interrogantes que surgen a partir de esta
elaboración teórica.
INTRODUCCIÓN
En el Uruguay la víctima en el proceso penal ha presentado una
metamorfosis
(Bordas,
Baeza y Alba, 2011) a lo largo del tiempo, coincidiendo con el proceso histórico internacional,
así como presentando una gran relevancia a partir del Código del Proceso Penal puesto en
marcha el 1° de noviembre de 2017, pasando de un sistema inquisitivo a uno acusatorio,
reconociéndole derechos en dicho proceso y asumiendo el Estado un rol de protección de la/s
víctima/s, generando una política de atención. Se entiende que estos cambios supusieron
grandes modificaciones no solo en el ámbito penal, sino en la propia subjetividad de la
víctima que deben ser analizados, así como los desafíos que aún siguen apareciendo en este
proceso.
Desde el presente documento se apunta a realizar un análisis de las transformaciones de la
figura de la víctima en el sistema de justicia penal uruguayo, poniendo énfasis en los
100 Licenciada en Trabajo Social.
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Víctimas sociales y víctimas de delitos
cambios que supuso el pasaje a un proceso penal acusatorio. Este análisis se realizará desde
el Trabajo Social, presentando como base el abordaje de las Ciencias Sociales sobre la
temática, así como de la victimología.
La elección del tema se fundamenta, en primer lugar, a que se trata de un proceso aún en
transformación, que ha supuesto adaptaciones y readaptaciones en el sistema de justicia
penal uruguayo.
En segundo lugar, es una temática que en el Uruguay se asocia y analiza desde el derecho.
Sin embargo, la experiencia y otras voces académicas, muestran cuán importante puede ser
resultar integrar una lectura desde el Trabajo Social, teniendo como marco las Ciencias
Sociales y la Victimología. La victimo-asistencia en el marco del proceso penal en Uruguay,
se presenta como un desafío asociado a la construcción del rol profesional del Trabajo Social,
particularmente insertado en el ámbito de la Fiscalía General de la Nación. Se trata de un
nuevo espacio profesional en el sistema de justicia: el Trabajo Social se ha encontrado
históricamente inserto en los Juzgados de Familia y Familia Especializado en Violencia
Doméstica, pero no en el ámbito penal. De este modo, se instala una nueva dimensión
también en el ámbito profesional en el sistema de acceso a la justicia en nuestro país y, por
tanto, en la construcción de subjetividad de las víctimas.
En tercer lugar, la última Encuesta Nacional de Victimización (ENV2017) realizada en
Uruguay referente a la prevalencia e incidencia de situaciones de victimización registradas
(Ministerio del Interior, 2017), señala que “En el 2 6% de l os hogares uruguayos hubo al
menos una persona del hogar victimizada durante el 2016” (Ministerio del Interior, 2017:
16), siendo 24 el porcentaje de personas victimizadas (Ministerio del Interior, 2017:16). Por
su parte, de acuerdo al Latino-barómetro (2018) el 22% de las personas entrevistadas
señalan haber sufrido un asalto, una agresión o cualquier otro delito durante los últimos
doce meses del año 2018 (porcentaje de victimización), valor que no presenta gran diferencia
con el promedio de los habitantes de América Latina (23,5%) y se encuentra por debajo de
los valores más altos: México (32,9%) y Venezuela (35,3%) (Latino-barómetro, 2018).
Así se visualiza, que una cuarta parte de los hogares uruguayos han vivido algún tipo de
victimización en 2016 y en 2018, números que encierran las consecuencias que el delito
ocasionó en la vida de las personas y sus núcleos de convivencia, y que también hacen a la
victimización a nivel psicosocial, físico y económico.
A esto se le suma el miedo o la percepción de riesgo de volver a ser víctima de un delito. Tal
como señala Thomé (2004):
“Una experiencia anterior de victimización hace, sobre todo si es grave y
reciente, aumentar la percepción del riesgo. La victimización puede ser directa
o indirecta. La primera se refiere a individuos que sufren un delito. Para éstos
la experiencia puede aumentar la sensibilidad al riesgo, llevándolos a percibir
situaciones de peligro de forma más frecuente y exagerada. La segunda se
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