Las personas migrantes como víctimas

AutorClara Mairen Pérez, Victoria F. Vidal
Páginas121-139
LAS PERSONAS MIGRANTES COMOCTIMAS
Clara Mairen Pérez14
Victoria F. Vidal15
INTRODUCCIÓN
Hay circunstancias en la vida que nos ponen en situaciones de sentirse más vulnerables; la
migración es, sin duda, una de ellas.
Además, si esa migración viene determinada por una situación de pobreza que obliga a
migrar (que no es por curiosidad o por mejorar un estatus social / económico que ya es alto)
la sensación de estar perdidos o en manos de quien te traslada, es mayor.
¿Quién de nosotros no se ha sentido engañado en algún viaje? ¿Cuántas veces nos hemos
sentado a comer en un sitio y luego hemos descubierto que era carísimo? ¿Alguna vez hemos
comprado en una tienda y hemos descubierto que tenía distintos precios para paisanos qué
para turistas? ¿Habéis alquilado un apartamento que no se correspondía con las fotos de la
plataforma en la que lo contratamos?
Cuando las personas inician un viaje por obligación, porque la situación en su tierra no les
permite una vida digna, y no les queda otra salida que moverse a otro país donde podrían
ganar dinero suficiente para mantener a la familia; y además vienen de una cultura tan
distinta que no entienden la organización de la sociedad (la relación entre poderes públicos
y ciudadanos, entre hombres y mujeres, entre padres e hijos, etc.), los recursos a los que se
puede acudir (hay zonas del mundo en las que no existen asociaciones, ONGDs, oficinas de
información al ciudadano, una policía cuya función es proteger a las personas), los derechos
que les asisten (porque no tienen nada que ver con lo que han aprendido desde niños en su
tierra), entonces, en esas situaciones, la vulnerabilidad de la persona se multiplica y son
más proclives a ser víctimas de delitos.
Esta realidad no está lejos de nosotros. No es solo que en nuestras ciudades españolas
tengamos víctimas migrantes que lo son solo por el hecho de ser migrantes, sino también
hay documentados un gran número de víctimas españolas en otros países que han sido
14 Graduada en Trabajo social y Educación social.
15 Licenciada en derecho, abogada en ejercicio del Ilustre colegio de Abogados de Sevilla; especializada en
extranjería, refugio y nacionalidad.
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Víctimas sociales y víctimas de delitos
explotadas o han estado en peligro de serlo por no poder acceder a la información sobre cómo
realizar de forma segura esa migración.
La causa fundamental de esta situación es, sin duda, la falta de vías legales para migrar.
Si una familia de Costa de Marfil quiere darle a una de sus hijas una mejor vida (por
ejemplo, para evitar el matrimonio desde muy joven, para darle una formación que no existe
para las mujeres, la inexistencia de tratamientos médicos) no puede acceder a ninguna
forma legal de organizar el viaje y que su hija pueda trabajar en algún país de Europa. Igual
que un hombre nicaragüense, que siempre ha trabajado el campo en su país, pero que se ha
visto privado de sus tierras por la situación política que se vive en la actualidad allí, y, ante
la necesidad de mantener a su familia, decide venir a España a trabajar para sí poder enviar
dinero; no puede acceder a ninguna forma de migración legal y, si la hubiere, es tan
complicada burocráticamente, que no puede gestionarla por mismo, tendrá que
“contratar” a otros y se pondrá en sus manos, con el riesgo que eso implica de ser engañado.
Un ejemplo claro: en Ucrania, incluso antes de iniciarse formalmente la guerra, la atención
sanitaria ya era muy deficiente: falta de medicinas, de quirófanos, de analgésicos, etc. Se
han detectado redes que prometían tratamiento médico en España a cambio de una gran
cantidad de dinero; las personas de clase media podían pagar esa suma de dinero si vendían
sus casas, coches y tierras y se ponían en manos de esos que prometían tratamiento médico
en España. El resultado era que, una vez aquí, los dejaban en un hospital público en el que
sí, claro, se le cubre la atención médica de tratamientos oncológicos y para otras
enfermedades graves, pero para cuyo acceso no habría que pagar a una mafia. O sí, porque
no hay forma de gestionar ese viaje si no se tienen los contactos y conocimientos que ofrece
la red. Estas personas ucranianas, en su desesperación, se ponen en manos de una mafia
que se lucra con su deseo de acceder a un tratamiento que les cure (o, al menos, le dé una
muerte digna, con medicinas que palíen su dolor) y, ciertamente obtienen lo que buscan y
cuesta trabajo que reconozcan que los han estafado; y, aunque lo reconozcan, les da
vergüenza manifestarlo públicamente.
Otra razón extra para que un inmigrante sea víctima de un delito es la falta de acceso a la
policía: una persona cuya situación administrativa en España es irregular, teme denunciar
un delito en el que es víctima, pues la policía es el mismo cuerpo encargado de expulsarle si
lo detectan irregularmente en España.
Lo mismo sucede con la Justicia: el desconocimiento de la institución y la dificultad
burocrática que implica una denuncia hacen impensable que un inmigrante irregular
víctima de un delito lo denuncie ante la Justicia si no está debidamente asesorado.
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