Psicología forense. Ámbito penal

AutorCristina Jiménez Cortes
Cargo del AutorPsicóloga adscrita al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Páginas559-596
CASOS PSICOLOGÍA FORENSE. ÁMBITO PENAL
Cristina Jiménez Cortes214
INTRODUCCIÓN
A lo largo de más de treinta años de trabajo como psicóloga forense me he encontrado con
numerosos casos de muy diferente tipo, de manera que cuando me solicitaron una selección de
cuatro no sabía muy bien por dónde empezar ni qué criterio seguir hasta que finalmente decidí
estos casos que dispongo a exponer. Los casos que siguen han sido escogidos porque presentan
algunas peculiaridades que me han parecido interesantes: En el primero se evalúa la posible
instrumentalización de un menor por parte de su padre en contra de la madre. El segundo de los
casos escogido trata sobre una pareja que no puede terminar de r esolver el duelo por la muerte
de su pequeño. En el tercero se aborda el problema de las relaciones sexuales consentidas entre
una menor de quince años y dos mayores de edad, ya que la Ley no reconoce la capacidad para
dar consentimiento sexual antes de los dieciséis años y el cuarto trata una denuncia con muchos
indicios de falsedad. Lógicamente y aunque los casos se corresponden con informes reales, los
nombres son ficticios y he modificado la redacción resumiendo los informes y dándoles un toque
más narrativo con el fin de facilitar su lectura.
214 Psicóloga adscrita al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses
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CASO 1. PSICOLOGÍA FORENSE ÁMBITO PENAL EL JUSTICIERO ABDUCIDO
Cristina Jiménez Cortes215
El objeto de este informe era la detección de una posible alienación parental en un menor que se
niega a ver a su madre.
Manuel tiene doce años y se niega a visitar a su madre. El menor dice que sus padre se separaron
hace ocho años y que aunque desde que sus padres se separaron él estuvo viviendo con los dos
por tener una custodia compartida, desde el primer momento contaba a su padre todo lo que le
desagradaba de su madre y se desahogaba con él cada vez que se sentía contrariado y que
siempre sintió el apoyo de su progenitor, lo que desarrolló aún más su confianza en él (“empecé
a contarle a mi padre lo que no me gustaba de
ella
y mi padre me daba ánimo;
nene, ya sé lo que
estás pasando
”). Estas confidencias incluían todo aquello que contrariaba a Manuel, tanto los
enfados y castigos, como los límites, órdenes y prohibiciones, con lo que la madre fue quedando
progresivamente desautorizada. Así las cosas, D. Benito, padre de Manuel, aprovechó el
debilitamiento de la figura materna para iniciar su campaña de denigración contra la misma y
fomentar en su hijo sentimientos negativos hacia su progenitora, deformando progre sivamente
la percepción que el menor tenía de ella y destruyendo la relación materno-filial. Para ello se
valió de exageraciones extremas en sus críticas, comentarios despectivos y descalificaciones y de
un sesgo exclusivamente negativo en sus valoraciones sobre la progenitora. El menor, incapaz
de comprender la situación más allá de lo que su padre le hacía ver, refleja en sus
manifestaciones cómo atribuye exclusivamente a su madre la culpa de la situación actual y de
la aversión y el desprecio que él siente hacia ella, aversión tan intensa que lo lleva a renegar del
vínculo de sangre que los une aunque sus argumentos no sustentan esta actitud ni su visión
polarizada de las figuras parentales, en la que el padre monopoliza las virtudes más deseables
y la preocupación por su correcto desarrollo y bienestar, en contraposición con su madre como
encarnación de los aspectos más deleznables, el egoísmo y la despreocupación.
En el momento en que se recibió el Oficio solicitando el informe, el padre del menor llevaba ocho
meses incumpliendo la custodia compartida, según decía para proteger a su hijo de la
agresividad materna y Manuel también se negaba a ver a su madre “
por todo lo que me había
hecho sufrir a mí y a mi padre
”, mostrando unas intensas reacciones emocionales ante la sola
posibilidad de restaurar las visitas y una firme adhesión a su padre,
la única persona que me
hace feliz
”.
Tras el estudio del Expediente Judicial, la metodología que se utilizó en esta pericia estuvo
constituida por una entrevista semiestructurada con el padre del menor que se complementó con
215 Psicóloga adscrita al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses
Soluciones prácticas a controversias de la vida diaria
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el correspondiente cuadernillo del Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes SENA
(Fernández- Pinto y Santamaría). La exploración de Manuel consistió en la entrevista
semiestructurada, pruebas gráficas proyectivas (Figura humana interpretada según Machover
y persona bajo la lluvia según Amchin), y la aplicación de las siguientes pruebas psicométricas:
CECAD (Lozano, García Cueto y Lozano), ESPA (Musitu y García), TAMAI (Hernández y
Hernández) y el cuadernillo del SENA que por su edad corresponde al menor.
Entrevista con D. Benito
De la entrevista con el padre de Manuel se extrae una intensa animadversión hacia la madre de
su hijo, a la que descalifica definiéndola en términos despectivos aunque dichos términos
resultan generales y poco descriptivos y haciendo referencia únicamente a aspectos
desfavorables, de entre los que destaca la agresividad y un supuesto alcoholismo que no quedan
registrados en ninguno de los informes ni de los testimonios de técnicos y vecinos que figuran en
la documentación facilitada por el Juzgado, pero a los que el menor también alude repetidamente
durante su exploración. D. Benito, que así se llama el padre de Manuel, luce un estilo peculiar
que tiene su eco en Manuel, pues los dos visten el mismo tipo de ropa, llevan el mismo peinado
y hasta en los gestos se parecen.
El padre del menor, de cincuenta años de edad, está separado de la madre de Manuel, Dña.
María, desde hace ocho años y señala que hace tres años inició una nueva relación de pareja que
se mantiene en la actualidad y con la que al parecer no ha tenido más hijos. El entrevistado
continúa diciendo que Manuel tiene en la actualidad doce años y que fue un hijo deseado,
añadiendo que su crianza y posterior desarrollo fueron en todo momento normales y sin
incidencias de interés clínico.
D. Benito explica que la causa de la ruptura matrimonial fue la alta conflictividad que se
desarrolló en el transcurso de la relación, que su hijo presenciaba muchas de las discusiones que
se producían entre ellos y que en dichas situaciones el menor, llorando, buscaba siempre refugio
y apoyo en él. Según dice D. Benito, la relación de Manuel con su madre causó a éste un gran
sufrimiento y la posibilidad de volver a verla le provoca una intensa ansiedad y preocupación,
por lo que no tiene contacto con ella desde hace ocho meses. Asimismo, señala que la madre falta
al respeto reiteradamente a su hijo y menciona como aspectos más destacados de Dña. María la
agresividad, la violencia, la falta de control, el alcoholismo y los numerosos insultos y mentiras
sobre él que, según dice, repite insistentemente a su hijo a través del teléfono móvil pero que no
detalla, expresando acto seguido que no tiene más que decir y dando por zanjado el tema.
En el Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes SENA, de Fernández-Pinto y Santamaría,
las escalas de control sugieren precaución en la interpretación debido a sesgo positivo en las
respuestas, orientado a proporcionar una impresión mejorada del menor.
De hecho y a pesar de la gravedad de los problemas expuestos durante la entrevista, en el perfil
obtenido se observan unos índices globales de problemas inferiores a la media en todas las
Soluciones prácticas a controversias de la vida diaria
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