Dificultades que ha supuesto el covid-19. Lo que el paciente no ve.

AutorInmaculada Díaz-Cano Carmona, Irene Corral López
Páginas26-41
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Inmaculada Díaz-Cano Carmona3
Irene Corral López4
A lo largo de este capítulo pretendemos mostrar cómo el descubrimiento de un nuevo virus y
su expansión a nivel mundial hasta llegar a tener la consideración de pandemia ha cambiado
la manera de realizar la medicina. Se descubre brevemente cómo ha sido el ejercicio de la
medicina hasta marzo de 2020, centrándonos en las dificultades, retos y limitaciones con las
que nos hemos encontrado mientras el virus circula entre nosotros, y dando pinceladas sobre
cómo pensamos que será el después del virus. Con este capítulo queremos mostrar cómo el
personal sanitario ha ido adaptándose y de qué manera a cada ola a la que nos hemos ido
enfrentando y cómo se han gestionado los recursos.
El día 17 de Noviembre de 2019 se confirma el primer caso de un nuevo virus en Wuhan en la
provincia de Hubei, China, iniciando una reacción en cadena de acontecimientos con
repercusiones que en aquel momento no llegábamos a imaginar. En la actualidad, hasta Marzo
de 2021 esas repercusiones se traducen en más de 129.130.000 de personas infectadas,
2.820.000 fallecidos a nivel mundial y 75.000 en España por acción directa del coronavirus.
Dado que en España el número de casos era reducido, la actividad asistencial en los hospitales
y centros de salud continuaba con el ritmo habitual, pero la declaración del estado de alarma
el 13 de marzo de 2020 supuso un cambio en el paradigma de la asistencia sanitaria y la
manera de ejercer la medicina. En un periodo en la que la relación médico-paciente y el “cara
a cara”, es decir el contacto directo entre las personas, constituye uno de los ejes centrales de
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3 Facultativo Especialista de Área en Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Virgen del Rocío. SAS. Sevilla
4 Facultativo Especialista de Área en Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Virgen del Rocío. SAS. Sevilla
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la práctica clínica, hemos tenido que reinventarnos de una forma rápida y apresurada para
poder seguir dando respuesta a las necesidades de una sociedad cada vez más enferma.
Durante las primeras semanas del inicio de la pandemia el personal sanitario tuvo que
enfrentarse a realizar un tipo de asistencia muy diferente al que estábamos acostumbrados.
Inicialmente en el área de consultas, se paró toda actividad asistencial presencial y se
reemplazó por valoraciones telefónicas, lo que supuso un reto a la hora de sustituir la
información obtenida a través de la exploración clínica por las descripciones que el paciente
nos podía definir sobre su proceso.
Cuando estudias en la facultad de medicina uno de los pilares básicos de la valoración del
paciente es el método clínico, basado en la existencia de un problema, la búsqueda y el análisis
de la información mediante el interrogatorio y el examen físico, la presunción de un diagnóstico
y, por último, su confirmación. El examen físico consta a su vez de inspección, palpación,
percusión y auscultación. Muchos de los grandes progresos en el mundo de la medicina se han
basado en la clínica, y, sobre todo, en el método de investigación observacional descriptivo, ya
defendido desde el siglo V a.C por Hipócrates. La pandemia por el SARS-Cov2 ha puesto en
tela de juicio uno de esos pilares fundamentales, los médicos tenemos que enfrentarnos a una
barrera telefónica que impide hacer una observación de nuestros pacientes, una exploración
física, no podemos escuchar a nuestros pacientes como realmente nos gusta y nos han
enseñado, pese a poder hablar con ellos, constituyendo un hándicap en la asistencia sanitaria.
Por otra parte ¿cómo consigues crear una correcta relación médico-paciente cuando no se puede
ver la cara de la persona que está al otro lado del teléfono? ¿Cómo está recibiendo la
información, está entendiendo lo que le explico? ¿Le está generando rechazo, aceptación? De
esta forma, ¿cómo consigues fomentar una alianza terapéutica?
La teleconsulta se ha constituido en un arma de doble filo, por una parte, nos procura la
cercanía suficiente a los pacientes en momentos en los que el distanciamiento social está a la
orden del día, pero por otra parte ha supuesto una traba a la hora de establecer un diagnóstico
y una buena relación médico-paciente.
El objetivo de un médico no es sólo prescribir una pastilla, es indicar ejercicios, cambios de
hábitos, es hablar de secuelas, es explicarle al paciente su proceso y que sea capaz de
entenderlo para conseguir la mayor adherencia posible y, en determinados momentos, dar
malas noticias. ¿Cómo puede hacerse todo esto detrás de un teléfono? Pero por otra parte
¿Cómo se podría hacer, en tiempos de pandemia, si no es a través de un teléfono?

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