Personalidad y miedo

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  1. Hace años fue descrito en las cárceles australianas por Patricia Jacobs la existencia de una trisomia XYY en el Hospital Penitenciario de Caitaires en un 3% de los internos, los que estaban dotados de una especial agresividad, un 8,2% de homicidas, un 10% entre los delincuentes sexuales y el 24 % en rateros agresivos, en tanto que entre la población extra penitenciaria la presencia de la trisomía era tan solo de 0,18%, es decir, que el XYY no supone que necesariamente el portador de la trisomía sea un delincuente, pero evidentemente su alta agresividad favorece el delito.

    Entre nosotros es conocido el «Arropiero» o el estrangulador del Puerto de Santamaría que fue el primer caso descrito por Torres Sánchez con mas de 16 homicidios. En mi libro «Raíces de la Violencia» tengo descrito otro homicidio por un hombre de 27 años portador de XYY que mató a un muchacho de 12 años al que por un insulto le golpeó y sin conmoción alguna le

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    tiró al canal sin que el insulto tuviera una peculiar resonancia peyorativa, recordando en su historia varias agresiones contra la comunidad familiar, incluido el padre. La falta de motivación para el crimen nos recuerda al crimen del sicótico, por razones obvias la trisomía se da exclusivamente en varones, y aunque se da en hombres atléticos, altos y rubios, el «arropiero» era bajo, moreno y agitanado, siendo excepcional la trisomía en la raza negra.

  2. Existe la permanente discusión sobre si el delincuente nace o se hace, para lo que la escuela heredologica alemana de Lange estudia el comportamiento de los gemelos ya sean univitelinos o bivitelinos se tenga una sola bolsa y una sola placenta para los univitelinos o que cada uno tenga su bolsa y su placenta, encontrando que en los univitelinos si un hermano delinque, en un 70% de casos puede ser también delincuente el otro hermano. En tanto que en los bivitelinos este porcentaje se reduce a un 33% y es que el hombre es herencia, destino y vivencias, es decir, como se es por forma de ser como le trata la vida y como le trata el mundo.

  3. La doctrina de Kretschmer de agrupar morfológicamente a los hombres en tres grupos fundamentales: el leptosomático, el atlético y el pícnico, y mostrar cada uno de estos tipos un determinado temperamento. Basta sin mas, recordar a Cervantes con su famoso Don Quijote y Sancho, lo que supone una conducta existencial diferente. Así en un estudio que realicé hace años, en una muestra de 591 delincuentes, un 56,35% eran leptosomáticos, un 24,53% atléticos, un 17,94 pícnicos y un 1,18% displásicos, así paseando un día Julio Cesar por Roma, al cruzarse con Casio, comentó: «me preocupa mucho este hombre, come muy poco y piensa mucho». Ciertamente unos días más tarde

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    fue Cesar víctima mortal de un complot en el que participaba Casio, debiendo señalar que el comienzo de la carrera delictiva es más precoz en el leptosomático.

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  4. Como no podía ser menos, la edad es también un factor a tener en cuenta, por lo que divido para el presente baremo en 7 décadas que van desde los 16 años a los 75, que utilizando una muestra de 594 delincuentes encontramos de 16 a 25 años un 39,0%, de 26 a 35 un 29,1%, de 36 a 45 un 18,2%, de 46 a 55 un 8,2%, de 56 a 65 un 2,9%, de 66 a 75 un 1,3% y mayores de 75 años un 1,2%, es decir, que la edad es un factor a tener en cuenta en el comportamiento delictivo, disminuyendo según avanza el hombre en la edad su agresividad, en la que actúan dos elementos, la mayor socialización con los años y el menor vigor físico que va imponiendo la edad.

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  5. También hay que resaltar la gran diferencia de delitos femeninos en relación con los varones, lo que nos habla de la importancia de los elementos biológicos del delito y los factores sociales. Así en Japón, India y América del Sur, las estadísticas arrojan un 3% de mujeres delincuentes, un 10% en Estados Unidos y un 21% en los países nórdicos de Europa, es decir, que según se socializa la mujer aumenta su actividad

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    delictiva, pero sin olvidar el síndrome premenstrual y la fase menopáusica, en las que la mujer en ambos casos existe una disminución de los estrógenos, lo que favorece la agresividad. En la fase premenstrual se añade una retención de líquidos que la mujer expresa muy bien en los discretos edemas de las manos, de las mamas y a nivel cerebral lo que la hace irritable con mayor tendencia a la explosividad, o bien ese carácter peculiar de la «mujer fuerte de la Biblia» en la menopausia, sin que ello quiera decir que la hemorragia menstrual o la menopausia desencadenen la comisión del delito, pero si la reclusa es portadora de un síndrome premenstrual debe retrasarse unos días el permiso carcelario.

  6. Patología somática.

    Anteriormente ya se mencionaba la gran frecuencia con la que ingresaban los condenados en los centros penitenciarios portadores de patologías límites, siendo el SIDA, la hepatitis y la tuberculosis, la triada mas importante, los que deben ser no solo tratados, sino también establecer las necesarias normas de higiene y profilaxis, con control estricto de la evolución de los procesos, y a tener en cuenta en la concesión de los permisos carcelarios.

  7. Capítulo aparte es el de conocer si el interno es un sujeto consumidor o no de drogas, estadio del mismo, deseo de tratarse con Metadona, si asiste o no a las terapias de grupo penitenciarias, valorándose esta asistencia como una actitud positiva, teniendo en cuenta las tres etapas por las que atraviesa el tratamiento de la desintoxicación. Los 15 primeros días para superar el cuadro tóxico, los tres meses siguientes para la deshabituación y dos años para la reestructuración de la personalidad.

  8. Factores socio familiares. Una vez revisados los factores biológicos, es importante tener en cuenta en el

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    presente baremo los factores sociales, siendo de especial importancia la existencia o no de la pareja estable, o el porqué de los divorcios, separaciones o abandonos, siendo este último un factor que desestabiliza el estado emocional del interno, y por tanto de cierto riesgo para la pareja que escapa de la relación amorosa con el que va a disfrutar del permiso carcelario.

    Dentro del contexto familiar debe tenerse en cuenta la existencia de hijos o no, edad de los mismos y las relaciones interfamiliares. Es de resaltar la gran cohesión familiar y la protección que expresan los hijos hacia el padre preso a los grupos gitanos y quinquis, los que protegerán en su salida del centro penitenciario a sus progenitores, hijos o incluso hermanos.

    La condición de huérfanos o de padres desconocidos no debe pasarse por alto en la historia clínica del centro, el «fantasma» del padre ausente puede proyectarse o tratar de identificarse con el médico del centro, aspecto este que siempre debe tenerse en cuenta para controlar los fenómenos de transferencia y contra transferencias.

    A la concesión de permisos carcelarios es de gran interés conocer si a la salida del centro, el interno cuenta o no con lugares de trabajo o si bien entra a engrosar las listas del paro, siendo este un factor esencial en las posibles reincidencias y que debe ser valorado por los servicios sociales del centro.

    Entre los factores familiares debemos distinguir diferentes grupos:

    1) casados ................................................................. 1/3

    2) solteros/viudos ..................................................... 1/3

    3) separados, divorciados y/o abandonados ........... 3/4

    4) con hijos o sin hijos ............................................. 2/4

    5) hijo de separados o divorciados ......................... 3/4,5

    6) huérfanos ............................................................. 3/4

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    Baremo. (Aplicables a los permisos penitenciarios)

    Es importante conocer la motivación del homicidio, teniendo en cuenta que son dos las grandes motivaciones del crimen: el sexo y el poder, y que únicamente el delito del enfermo mental no tiene historia, es decir, es una muerte incomprensible y si en la condena han sido tenidos en cuenta atenuantes y cuáles.

    Hace unos años, el FBI americano clasificó como asesinos múltiples a aquellos que habían matado a 3 o más de 3 personas, distinguiendo a los asesinos en masa de los asesinos en serie, según las muertes fuesen en una única ocasión o en varias ocasiones, siendo los primeros casi siempre paranoicos o paranoides, y los segundos portadores de trastornos de personalidad, asunto de alto riesgo y frecuentes reincidencias.

    Trafico de drogas. Es de interés conocer cuál es la condición del «camello» por el cual ha sido condenado el informado, si se trata de un deficiente mental, de un consumidor habitual, de un trastorno de personalidad, si está sometido a tratamiento o ha sido tratado en otras ocasiones, y su pertenencia o no a grupos mafiosos, lo cual le hace más peligroso, es decir, el delito en grupo.

    En el estudio psiquiátrico forense debe concluirse si existen trastornos de personalidad, pero sin que ello suponga que todos los delincuentes son psicópatas, ni que todos los psicópatas son delincuentes, para ello solo basta con encender el televisor y ver los distintas crónicas rosas que se transmiten y observen cuantos...

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