La mediación como herramienta multidisciplinar al servicio de la Cultura de Paz

AutorDra. Lourdes Miguel Sáez
Cargo del AutorUniversidad Católica Santa Teresa de Jesús de Ávila
Páginas106-126
ISBN: 978-84-1122-579-3
Página 106
Capítulo 5. La mediación como herramienta multidisciplinar
al servicio de la Cultura de Paz
Dra. Lourdes Miguel Sáez
Universidad Católica Santa Teresa de Jesús de Ávila
I. Introducción
Es un hecho que el conflicto existe desde siempre y que se mantiene como
una parte inherente a la naturaleza humana. En ocasiones se ha atribuido
de manera errónea a la ausencia de unos comportamientos mínimamente
civilizados, pero lo cierto es que, por la experiencia en los ámbitos más
cotidianos, nuestra sociedad se encuentra inmersa en un cúmulo de luchas
y confrontamientos muchas veces, a priori, insuperables.
Aunque el conflicto existe desde que hay presencia humana en la tierra,
también es cierto que los conflictos se han intensificado en los últimos
tiempos, y a cualquier nivel que estemos hablando de conflicto, encontramos
que en muchas ocasiones se ven impulsados por fuerzas ideológicas muy
poderosas que se encargan de alimentarlos y sostenerlos en el tiempo.
Lamentablemente, se ha instaurado en nuestra sociedad un concepto más
ligado a la cultura adversarial que a la búsqueda de una cultura de paz,
donde persiste el convencimiento de que ante cualquier desencuentro o
atentado contra los derechos que se consideran vulnerados, el único cauce
para resolverlo es acudir a la vía jurisdiccional.
Pero tampoco el ejercicio jurisdiccional en muchas ocasiones goza de la
confianza que los ciudadanos deberían sentir, como fórmula de protección
de sus intereses impregnados de la necesaria justicia (Arnáiz, 2018), sino
que más bien se percibe el descrédito hacia muchas de las profesiones que
se encuentran ligadas al ámbito del Derecho, máxime cuando instituciones
jurídico-procesales que deberían aportar seguridad jurídica terminan siendo
utilizadas con un ánimo y una actitud plenamente “pleitista” por parte de
muchos operadores jurídicos, que terminan desnaturalizando algunos de los
principios deontológicos que llaman a la búsqueda del entendimiento y del
diálogo.
Derecho, legislación y políticas públicas en el marco de los ODS
Torres Fernández, C., Jerez Rivero, W., De la Serna Tuya, J.M. y Gordillo Bogotá, H. (Eds.)
ISBN: 978-84-1122-579-3
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Por tanto, la mediación se convierte en un instrumento clave que permite
ofrecer oportunidades alternativas a la confrontación litigiosa y que, como se
verá posteriormente, su aplicabilidad alcanza infinidad de tipos de conflicto,
por lo que su utilidad y eficacia no queda únicamente circunscrita a unos
pocos temas de entidad meramente privada.
Nuestra sociedad convive con multitud de conflictos abiertos, pero la
cuestión a plantear es si somos realmente conscientes de los efectos
perjudiciales del conflicto en sí y cómo nos posicionamos ante él. Dicho de
otro modo, habrá que plantearse si admitimos un enfrentamiento con unos
medios cuyo uso viene amparado por el propio Derecho aun implicando
someter al adversario al margen de los costes económicos y emocionales
propios de esta contienda o, si por el contrario, independientemente de los
medios, se impone la voluntad de intentar restaurar el orden justo
considerado alterado y lesionado en una determinada relación jurídica con
afectaciones personales y singulares y por tanto, el camino hacia la solución
del conflicto a través de la mediación se torna posible.
El riesgo de muchos de los sistemas judiciales que conocemos, tal y como
están concebidos, se encuentra en que prácticamente se preocupan por
determinar a quién se tiene que atribuir la titularidad de un derecho pero no
se basan en una verdadera resolución del problema, pues vemos cómo
resulta del proceso una parte que podemos denominar vencedora y otra
vencida en juicio, y el conflicto realmente no se ha resuelto sino que se ha
podido incluso agudizar, pues se han ido añadiendo elementos que han
separado aún más a las partes (Alfaro y Silveira, 2020), generando
resentimientos irreconciliables y deteriorando las relaciones humanas con
serias consecuencias en el ámbito personal del individuo.
La cultura de la paz debe estar presente desde los inicios del desarrollo del
ser humano de manera que todas las acciones se configuren en el marco de
una solución desde la justicia y sin que se permita el enquistamiento del
conflicto para terminar viviendo de él de manera injusta, pues sin duda una
de las partes saldrá muy dañada y afectada y la otra habrá conseguido un
objetivo viciado en las artes de un poder un tanto desmesurado.

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