Kafka y el 'procés

AutorJulio Picatoste
Cargo del AutorMagistrado (jubilado) - Académico de número de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación
Páginas315-317
KAFKA Y EL “PROCÉS” 97
Leí El proceso de Kaa en mis años de estudiante; recuerdo aquella pri-
mera lectura como una suerte de inmersión en una atmósfera de textura oní-
rica en la que compartía con el atribulado Josef K. la pesadilla densa y grávi-
da de un tribunal que, a lo largo de un proceso disparatado, va cercando a un
hombre inocente que no sabe de qué delito se le acusa y por el que, al nal,
es ejecutado. Lo que en aquella historia ocurría –extraño e insólito– poco o
nada tenía que ver con lo que en la vida real acontece, tanto que dentro de
las innumerables interpretaciones que de la novela pueden hacerse, podría
aventurarse la tesis de que el relato corresponde a una realidad distorsionada
por la percepción de una mente enajenada. Escenarios y situaciones, diálo-
gos y personajes aparecían con la desguración propia de los sueños y la dis-
locación de lo absurdo, al tiempo que palabras y conceptos se vaciaban de su
signicación originaria para adquirir un contenido grotesco. La detención
de Josef K. no lo es al cabo, pues seguirá en libertad; el proceso, por arbitra-
rio, no merece tal nombre; el tribunal no juzga, sino que persigue, acusa y
condena; no existe la idea de una absolución denitiva. Todo se concita para
ofrecer al lector un mosaico de factura extravagante.
Siguiendo el “procés” secesionista catalán, he revivido aquella sensación
de quiebra de la realidad; primero, porque ocurre lo inimaginable, y luego,
porque se instaura una suerte de realidad paralela y virtual, una farsa que
sirve de contrapunto pseudolegitimador del propio desvarío. Y una vez el
desbarro se apodera de la realidad, se acude al uso mendaz de las palabras
con el vano propósito de apuntalar aquella realidad articial, inexistente,
pero interesadamente acomodada a la percepción distorsionada de las cosas
tal como interesa al visionario.
Hace algún tiempo hubiera tenido por inimaginable el escandaloso y
espeluznante atropello de la legalidad y de los derechos de la oposición ocu-
rrido en el Parlament los días 6 y 7 de septiembre. ¿Acaso alguien podía pre-
ver tamaña osadía, semejante desafuero de impúdico desprecio por el orden
democrático? Fue la gran deagración secesionista que quiso abrir atajos
97 elDiario.es, 29 de noviembre de 2017.

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