Introducción. La crisis de la democracia. El frentismo fundamentalista, como signo de irracionalidad política y degradación moral

AutorManuel Fernández del Riesgo
Páginas13-19
INTRODUCCIÓN. LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA.
EL FRENTISMO FUNDAMENTALISTA, COMO SIGNO DE
IRRACIONALIDAD POLÍTICA Y DEGRADACIÓN MORAL
Nuestra actual sociedad española se encuentra transida de un “frentismo”
dualista e irreconciliable al abordar múltiples cuestiones de carácter social,
político, económico, y moral. De ello dan testimonio abundante los medios de
comunicación social, ya sea la prensa escrita o las redes digitales, por no ha-
blar del ensayo o la literatura. Parece que los españoles, a pesar del intento
reconciliador de la transición, no hemos superado o resuelto ciertas fracturas
y enfrentamientos del pasado. Es más, desgraciadamente esa escisión parece
haberse agudizado y enriquecido con nuevos materiales. No terminamos de
superar el fantasma de “las dos Españas” fratricidas que quieren aniquilarse
mutuamente, incapaces de ver que en “la otra” pueda haber algo digno de con-
sideración y aprovechable. “Una” es la auténtica, la “otra” es algo advenedizo,
sobrevenido, que atenta a “nuestras esencias”. El que ha sido embajador de
Alemania en nuestro país, Wolfgang Dold, lamentaba mucho que en España
no se pueda contar con una historia española global y unificada del s. XX. Un
relato apoyado por la mayoría de la sociedad, que nos narre una concepción
histórica común, basada en los logros de nuestra “transición” y la Constitu-
ción de 1978, aunque no ausente de conflictos y tensiones, que revela a ésta
última como perfectible.
De manera tendenciosa y torticera, se quiere olvidar algo fundamental
para nuestro futuro a medio y largo plazo: “El gran acierto de los arquitectos
de la Constitución de 1978 consistió en que supieron recoger las demandas
del conjunto de los españoles y atender el clamor de la sociedad, que era cons-
truir un edificio en el que cupiéramos todos, los de un color y los del otro, en
el que se olvidaran las guerras y los rencores del pasado y se mirara al futuro”.
Como sostiene José María Michavila, nos parece de una enorme irresponsa-
bilidad, pretender destruir el edificio que hasta ahora, nos ha permitido una
convivencia respetuosa con libertades y derechos, y con el pluralismo ideo-
lógico, cultural y territorial (Cf. Michavila, José María, 2022, p., 212-213. Fer-
nández del Riesgo, Manuel, 2020, pp., 54-64). ¡Qué lejos estamos, hoy en día,
de ese abrazo bondadoso, que no ingenuo y buenista, que añora el sociólogo

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