La comunicación del liderazgo público: líderes sociales, políticos y empresariales
Autor | Aurora Nacarino-Brabo |
Páginas | 181-211 |
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8.1. Liderazgo y poder
El liderazgo es uno de esos conceptos que puede plantear más diculta-
des para su acotamiento y denición teórica que para su reconocimiento por
parte de un público. Su estudio ha ocupado a numerosos investigadores des-
de el siglo XIX, y especialmente desde la segunda mitad del siglo XX, que han
proporcionado distintas aproximaciones y descripciones del fenómeno. Tal
vez sea difícil establecer una denición canónica del liderazgo, pero casi to-
das las personas pueden identicarlo cuando se encuentran ante su ejemplo.
Para poder manejar una denición operativa, se establecerá que el li-
derazgo es la capacidad de inuir en otros por medio de la comunicación
para propiciar un cambio de comportamiento orientado a conseguir un
objetivo valioso.
Para poder abordar un fenómeno como el del liderazgo, hace falta tam-
bién una denición compartida de otros conceptos que este lleva aparejado,
como la inuencia o lo que el público entiende como un objetivo valioso.
8.2. El liderazgo como influencia
Se puede armar que la inuencia es la capacidad de propiciar un cam-
bio en el estado de ánimo de los otros que los motive para movilizarse. Es
decir, inuir es una forma de ejercer poder sobre otros.
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En este sentido, es muy ilustrativa la denición de liderazgo que dio el
expresidente español Felipe González durante una entrevista, años después
de haber dejado la política: “Ser líder es hacerse cargo del estado de ánimo
de los otros”1. Una denición muy en sintonía con las que tienden a pro-
porcionar los estudiosos, pero esta vez proveniente de alguien que no es un
teórico de la cuestión, sino un exponente práctico de liderazgo, en este caso
político, que protagonizó el mandato de gobierno más largo de la democra-
cia española hasta el día de hoy.
Hacerse cargo del estado de ánimo de los demás exige capacidad para
ponerse en el lugar de los otros, comprender cómo se sienten. Requiere,
en una palabra, empatía. Pero no se trata de una empatía estática, sino en
movimiento, una empatía orientada a la consecución de un objetivo que se
ha señalado que ha de ser ‘valioso’.
González advierte, a lo largo de esa misma entrevista, que no basta
con hacerse cargo del estado de ánimo de la gente. Es necesario, además,
cambiarlo de negativo a positivo. Propiciar un cambio en la actitud de los
otros es el paso previo indispensable para conseguir el cambio en el com-
portamiento que permita la movilización hacia el objetivo.
Así, el líder ejerce un poder sobre otros, un poder que se dene como
la capacidad de inuir en las personas para movilizarlas hacia la consecu-
ción de una meta valiosa, pero esta inuencia o poder y esta meta necesitan
ser acotados y matizados. Inuir o ejercer poder sobre otros con coaccio-
nes, desde una posición de superioridad física o jerárquica no forma parte
necesariamente de eso que se ha dado en llamar liderazgo.
De igual modo, inuir en alguien para conseguir una ventaja personal
o un logro cuyos benecios no pueden hacerse extensivos a un grupo am-
plio de personas no reúne los requisitos para calicar la meta de ‘objetivo
valioso’. Un objetivo valioso habrá de ser aquel que es relevante para una
comunidad, un grupo social amplio o una organización. Dependiendo de
la naturaleza de ese objetivo, así como del líder y del grupo de seguidores,
se puede hablar de distintos tipos de liderazgo que habrá ocasión de estu-
diar más adelante, y que se dividirán en tres tipos diferenciados: el lideraz-
go político, el liderazgo social y el liderazgo empresarial.
1 Millás, J.J. Entrevista a Felipe González. El País; 7 de noviembre de 2010. URL
disponible en: https://elpais.com/diario/2010/11/07/domingo/1289105554_850215.html
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