Estrategia aplicada a la gestión de asuntos públicos
| Autor | Luis Marañón |
| Páginas | 31-56 |
2. E
A P
L M
La planicación y gestión profesional de los asuntos públicos encuen-
tra en la estrategia su principio esencial, su motor para la acción y la brújula
para tratar de alcanzar los objetivos. Antes de iniciar la fase de ejecución,
momento en que los aspectos tácticos y la realización de acciones concre-
tas nutrirán el desarrollo diario del trabajo, es preciso cimentar los pilares
estratégicos.
Los actores, organizaciones sociales y empresas que intervienen en el
espacio público, se mueven con base en objetivos concretos. Del mismo
modo, todos los ámbitos que pueden integrar un proyecto de asuntos pú-
blicos necesitarán contar con una ejecución ordenada, de manera que cada
tarea constituya una aportación nítida al cumplimiento de objetivos. Si asu-
mimos que para alcanzar una meta es necesario denir pasos en secuencia
a partir de una compresión global de fenómenos complejos, asumiremos
también que la visión estratégica queda íntimamente ligada a este campo
profesional.
Este capítulo abordará cuestiones de método en el diseño de un pro-
yecto de asuntos públicos, para lo cual parte de centrar algunos fundamen-
tos de estrategia, entendida como un modo de pensar, de analizar los retos
que tenemos por delante en cada proyecto y de comprender de manera
global todas aquellas cuestiones que pueden impulsar o dicultar el logro
de objetivos.
32 Luis Marañón
En denitiva, se trata de desarrollar la capacidad de pensar de un modo
ecaz, diferenciado la visión a largo, medio y corto plazo, para reforzar así
las posibilidades de éxito en la denición, gestión y desarrollo un proyecto
de asuntos públicos.
2.1. Concepto de estrategia
Acudiendo al origen etimológico del término, sabemos que la palabra
estrategia surge de los vocablos griegos stratos (ejército) y agein (conductor).
El estratega sería, por lo tanto, un ‘conductor de ejércitos’, lo cual equival-
dría en nuestros días al líder de equipos unidos en torno a una causa co-
mún, con capacidad para integrar voluntades, adoptar decisiones y asignar
recursos para el logro de unos objetivos determinados.
El concepto de estrategia hunde sus raíces históricas en los siglos VI y V
a.C en la antigua Grecia y en China. En esta época se sitúa la obra El arte de
la Guerra, escrita en el siglo VI a.C. por el general chino Sun Tzu. Esta obra
clave expone fundamentos básicos cuya aplicación práctica se considera de
máxima relevancia y nos permite observar cómo ya en el siglo VI a.C. se jan
algunos de los principios centrales del pensamiento estratégico como son el
orden, el análisis y la medición y la superioridad (Sun Tzu, 2005).
Siglos después encontramos otra de las grandes obras de referencia. A
principios del siglo XVIII, tras las guerras napoleónicas, el militar prusiano
Carl von Clausewitz escribe De la guerra. La obra desarrolla de manera
profusa conceptos que refuerzan la idea de posición de ventaja o superio-
ridad estratégica y que contribuyeron de manera decisiva a forjar toda la
disciplina de la estrategia hasta nuestros días (Clausewitz, 2015).
Con el paso del tiempo, la propia evolución de nuestras sociedades
fue generando nuevas ramas de conocimiento y, a su vez, nuevos campos
prácticos de aplicación de la estrategia. Esto ha hecho que las aproximacio-
nes conceptuales a la idea de estrategia sean hoy heterogéneas, llegadas de
fuentes diversas y evolucionadas en función de los distintos ámbitos en que
se aplica.
A las lecciones extraídas de la historia militar se le fueron sumando
nociones desde la psicología, las matemáticas, la biología, la economía, la
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