La amnesia y el arte de patinar sobre hielo fino

AutorJock Young
Páginas63-85
63
CAPÍTULO III
LA AMNESIA Y EL ARTE DE PATINAR
SOBRE HIELO FINO
1. EL ESCEPTICISMO INTERNO
Resulta de interés que en el momento de introducir un método de medi-
ción nuevo a menudo los autores son particularmente francos acerca de sus
limitaciones: es sólo más tarde cuando las dudas se expresan como un aparte,
como un momento de vacilación. Así, tanto Richard Sparks Senior, el ame-
ricano pionero en la investigación sobre victimización, como Mike Hough,
el autor de la primera British Crime Survey (Hough y Mayhew, 1983), fueron
especialmente cándidos con los resultados de su investigación. Debemos de-
jar claro desde el principio que ninguno de estos hombres era un radical me-
todológico: ambos representan la ortodoxia y ambos son científ‌icos sociales
diligentes, bendecidos con poca duda epistemológica u oscilación teórica.
Ya hemos visto como Sparks era escéptico acerca de la utilidad de los
test de signif‌icancia estadística, dado que los resultados de falta de respuesta
podrían fácilmente sesgar cualquier cifra. Pero va mucho más lejos, dado
que concluye su investigación sobre victimización con la siguiente ironía:
«En este momento el lector bien podría preguntarse por qué este ensayo se
subtitula “una valoración optimista”. ¿Han merecido realmente la pena quince
años de investigación extremadamente onerosa, tan sólo para mostrar que sí,
que realmente existe una “cifra oscura” de delitos no registrados? ¿Merece la
pena continuar gastando dinero en una técnica de investigación con un error
de estructura de proporciones desconocidas pero posiblemente enormes que
puede estar produciendo resultados no sólo equivocados sino claramente en-
gañosos?
(Habrá, probablemente, gente que no tendrá dif‌icultad en creer que los
que tienen educación universitaria tienen un mayor riesgo de ser objeto de una
agresión grave que aquellos que sólo tienen una educación básica). ¿Será ca-
paz, alguna vez, la técnica de investigación sobre victimización de proporcionar
información sobre los delitos que sea útil para los investigadores, políticos o
gestores del sistema de justicia penal? y ¿no podría obtenerse a través de otras
(y menos costosas) vías?» (1981: 45).
Jock Young
64
La respuesta de Richard Sparks a esta pregunta es, desde luego, af‌irmati-
va, si bien prologa esto con candor: «En este punto, imagino que debo con-
fesar un interés: he invertido en torno a una década de mi carrera profesional
en este tipo de investigación y, con una inversión del tal magnitud, no es pre-
visible que uno condene el método como inservible» (1981: 5). Sin embargo,
su respuesta efectiva a esta cuestión es bastante cautelosa: ha desaparecido el
progreso científ‌ico que él mismo presagiara. Se queda con un enfoque mu-
cho más programático. La investigación sobre victimización revela que hay
una cantidad enorme de comportamiento criminal desconocido; pone en
perspectiva las estadísticas policiales y sus limitaciones, proporciona una in-
formación valiosa para los políticos, etc. Creo que está en lo cierto, especial-
mente en términos de políticas públicas, dado que, aunque rechacemos la
noción de cifras susceptibles de ser usadas científ‌icamente por su precisión y
def‌iniciones, todavía podemos usar los resultados de ese estudio prospectivo
como cifras de partida y aproximadas. Déjenme darles un ejemplo donde,
dados los problemas de representatividad, veracidad y pluralidad de def‌ini-
ciones, aunque nunca podamos producir cifras que nos digan cuál es la tasa
de violencia doméstica, todavía podemos producir certezas de gran utilidad
social. Podemos producir cifras que digan, por ejemplo, que el 15 por 100
de la población femenina, en el marco de la def‌inición de violencia que haya
sugerido el cuestionario, sostiene que ha sido objeto de violencia doméstica;
esto es, desde luego, una infraestimación, es un agregado de diferentes inter-
pretaciones de lo que constituye tal violencia y, aun así, es una cifra amplia
que reclama que los políticos se tomen en serio la cuestión, en términos de
prioridades y medios. Nos proporciona cifras que, aunque vagas y sombrías,
pueden ser de gran utilidad para quien elabora la política pública, pero que
deben ser siempre interpretadas, que son por su propia naturaleza borrosas,
que no permiten el ref‌inamiento de los decimales y no son material para el
análisis estadístico sino que pertenecen al mundo del «bastante», «no mu-
cho» o «considerable» (véase Mooney, 2000).
Volvamos a Mike Hough escribiendo en 1986 y ref‌lexionando sobre los
resultados de la pionera primera British Crime Survey que hacía poco que él
había codirigido. Sus observaciones son extraordinariamente profundas y
sirven para llevarnos más lejos en esta crítica. Apunta, antes que nada, todos
los problemas varios de la infravaloración que ya hemos discutido, pero de-
f‌iende que existe una clara diferencia entre la f‌iabilidad de los datos de de-
litos contra el patrimonio y la de los datos sobre delitos contra las personas:
«Estos problemas pueden ser vistos por algunos simplemente como fuentes
del error de medición —con la esperanza de que los métodos puedan ref‌inarse
en el futuro—; en su raíz, sin embargo, es un problema irresoluble. No hay
—y probablemente no habrá— ningún grado de acuerdo entre grupos sociales
amplios a la hora de def‌inir términos como “agresión”, “ataque”, “pelea”, etc.
Los críticos de las encuestas sobre delitos sostienen, a veces, que los problemas

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR