Persiguiendo la tesis convencionalista
| Autor | Federico José Arena |
| Páginas | 191-208 |
CAPÍTULO VII
PERSIGUIENDO LA TESIS
CONVENCIONALISTA
1. INTRODUCCIÓN
Nos encontramos ya en un punto avanzado del camino que pretendo reco-
rrer en este trabajo. Luego de introducir los antepasados de la tesis convencio-
nalista, he analizado sus distintas versiones y mostrado los puntos débiles de
cada una de ellas. La tesis según la cual la regla de reconocimiento (es determi-
nada por) una convención se encuentra en una situación inestable. Por un lado,
dado que las condiciones de convencionalidad se ven satisfechas, parecería
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tesis indicando el tipo de convención, puesto que ni bajo la versión basada en
las convenciones de coordinación, ni bajo la versión basada en las convencio-
nes constitutivas supera algunas de las objeciones que le han sido dirigidas.
Frente a esta situación se podría intentar diferentes caminos para defender
la tesis convencionalista. Un primer intento podría consistir en proponer una
tercera noción de convención capaz de dar cuenta de las condiciones de con-
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cho. Un segundo intento podría consistir en precisar mejor la reconstrucción de
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de este trabajo exploraré el segundo tipo de estrategia, que consiste en introdu-
cir ciertas distinciones adicionales en la reconstrucción de la práctica de iden-
estrategia puede ser llevada a cabo.
192 FEDERICO JOSÉ ARENA
2. UNA PRIMERA ESTRATEGIA DIVISIONISTA
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introducción de este libro, se trata de distinguir entre la convencionalidad de la
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ejemplo, una cosa es que el criterio para elegir el capitán de un equipo de ba-
loncesto sea que se trate del mejor jugador del equipo y otra cosa es cómo de-
la existencia de convenciones acerca de uno, no implica la existencia de con-
venciones acerca del otro y, viceversa, que la ausencia de convenciones respec-
to de uno no implica la ausencia de convenciones respecto del otro. Así, es
posible que acordemos que el capitán del equipo será el mejor jugador pero que
desacordemos acerca de cómo establecer quién es el mejor jugador. En este
i. e. acuerdo acerca de capi-
tán/mejor jugador), pero el contenido del criterio no lo es (i. e. desacuerdo
acerca de «mejor jugador»). Igualmente, es posible que exista una convención
tiempo exista, necesariamente, una convención acerca del contenido de tales
criterios. Este modo de descomponer la tesis convencionalista, distinguiendo
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cho, permitiría, si fuera exitoso, construir una base para responder a algunas de
las objeciones vistas en el capítulo anterior.
Así, por ejemplo, en el caso de TCHCoordinación, hemos visto que el prin-
cipal problema consiste en que, dada la naturaleza de los argumentos o de los
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teracción estratégica no puede ser concebida como, ni es, un problema de
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mentar recurriendo a consideraciones políticas o morales; este tipo de argu-
mentación precluye la posibilidad de que se trate de una situación de interacción
estratégica donde lo principal es coordinar con los demás sin importar cuál sea
la solución. No se trata aquí de que no son indiferentes a la solución, hemos
visto que convenciones de coordinación son compatibles con la no indiferen-
cia. Se trata, en cambio, de que no están dispuestos a cambiar la preferencia
sobre la base de la elección de los demás. Dado que las convenciones de coor-
dinación son soluciones a situaciones en las que los participantes están dispues-
como una convención de ese tipo.
En cambio, si tal como sostiene esta primera estrategia divisionista, pudie-
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