Convenciones profundas
| Autor | Federico José Arena |
| Páginas | 139-157 |
CAPÍTULO V
CONVENCIONES PROFUNDAS
1. INTRODUCCIÓN
Las convenciones de coordinación y las convenciones constitutivas permi-
ten ciertamente dar cuenta de cierto tipo de hechos que, al menos desde un
punto de vista preanalítico, son considerados convencionales. Sin embargo,
algunos de estos hechos poseen características que hacen más complejo su
abordaje convencional.
Por un lado, existen hechos cuyo carácter convencional suele resultar opa-
co a los involucrados. No sólo en el sentido de que nos ha llevado a descartar
el conocimiento común como condición de convencionalidad, sino además en
determinar el contenido de la convención. Asimismo, existen aspectos de la
vida social cuyo carácter convencional es controvertido. El hecho de que la
convencionalidad de ciertos ámbitos se encuentre en discusión permite sospe-
char que la convencionalidad opera en distintos niveles.
Por otro lado, y sobre todo, existen casos que hacen también pensar que las
convenciones se presentan como estructuradas en distintos niveles. Tomemos
como ejemplo las convenciones que establecen cómo vestirse para asistir a una
boda. Imaginemos un primer grupo A, donde existe una norma1 según la cual
los hombres deben llevar corbata. Que esta regla es una convención lo pode-
mos deducir (una vez asumidas las demás condiciones de convencionalidad)
del hecho que existe una regularidad alternativa. Por ejemplo, es posible ima-
ginar un segundo grupo B donde la norma2 es, en cambio, que los hombres
en ambos grupos son alternativas, ya que, primero, el grupo A bien podría
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conformarse a la regularidad del grupo B, y viceversa (practicabilidad); segun-
do, ningún grupo puede conformarse simultáneamente a ambas regularidades
(incompatibilidad); y tercero, mediante ambas regularidades es posible satisfa-
cer la misma función social, e. g. mostrar respeto a los recién casados (conser-
vación de la función).
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car una norma de otro nivel; en el ejemplo dado, podría tratarse de la norma3
según la cual el respeto a los recién casados ha de mostrarse mediante el modo
de vestir. A su vez, dada esta norma, es posible también imaginar un tercer
grupo C, donde existe una norma4 según la cual, en una boda, los hombres de-
ben llevar el rostro pintado de ciertos colores. Ésta parece ser una norma alter-
nativa a la convención según la cual, en una boda, el respeto ha de mostrarse a
través de la vestimenta. Dado que poseen alternativas, ambas normas son con-
-
lidad).
Finalmente, tanto la norma3 como la norma4-
caciones de la norma5, según la cual el respeto ha de mostrarse a través de la
apariencia personal. Ahora bien, es posible todavía imaginar un cuarto grupo
D, donde existe la norma6 según la cual el respeto ha de mostrarse mediante la
pronunciación de determinadas palabras. En virtud de la existencia de esta al-
ternativa, se sigue que tanto la norma5 como la norma6 apenas enunciada, son
convenciones (de nuevo, supuesto que se den las demás condiciones de con-
vencionalidad).
A su vez, las normas5 y normas67
según la cual debe mostrarse respeto a los demás miembros del grupo social, en
determinadas circunstancias.
1
modo especial de vestir, la convención3 que impone mostrar respeto mediante
la vestimenta, la convención5 que exige mostrar respeto mediante la apariencia
7, según la cual en ciertas circunstancias debe mos-
trarse respeto a los demás miembros del grupo social, se encuentran en distin-
Quizás el siguiente cuadro pueda ayudar a notar esta estructura.
1 Respecto de la cual no he ofrecido elementos para considerar que es una convención, pero tampoco
para excluir esta posibilidad.
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