Los hijos del rencor. Verdugos y víctimas.

AutorCristina Jiménez Cortes, María del Valle López Amodeo, Ana Sánchez Barrio
Páginas179-196
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LOS HIJOS DEL RENCOR:
VERDUGOS Y VÍCTIMAS
Cristina Jiménez Cortés33
Mª. del Valle López Amodeo34
Ana Sánchez Barrio35
INTRODUCCIÓN
En nuestro trabajo como psicólogas de los Equipos Técnicos de Apoyo a la Administración de
Justicia nos encontramos con una frecuencia creciente con casos en los que un progenitor
denuncia al otro o a la pareja del mismo por maltrato a los hijos, ya sea por agresiones físicas,
negligencia o cualquier otra conducta nociva para los menores, incluido el abuso sexual. Sin
embargo, hay ocasiones en las que en el transcurso de la exploración las sospechas que surgen
en nuestro equipo están más próximas a una disposición negativa (aversión, desprecio, miedo,
desafecto...) inducida en el menor que con la existencia de las situaciones que se denuncian.
Este capítulo está dedicado a los menores que habiendo sido objeto de manipulación por parte
de un progenitor en contra del otro por diferentes motivos (envidia, celos, resentimiento,
litigios por la custodia, intereses económicos, etc.), hostigan, desprecian, censuran, odian o
sencillamente rechazan a este último, sirviendo de artillería al progenitor malicioso hasta el
punto que pueden proporcionar a éste los elementos que necesita para formular una denuncia
contra el otro. De este modo, el hijo manipulado se convierte en el instrumento de castigo que
utiliza progenitor malicioso, pero es precisamente esta instrumentalización del menor la que
al convertirlo en verdugo del progenitor hostigado, también lo convierte en víctima del
hostigador y como un martillo que estuviera hecho de un material maleable, a cada golpe que
da, daña al progenitor hostigado, pero también se daña y se deforma él mismo.
33 Psicóloga. Equipos Técnicos de Apoyo a la Administración de Justicia. Instituto de Medicina Legal. Sevilla
34 Psicóloga. Equipos Técnicos de Apoyo a la Administración de Justicia. Instituto de Medicina Legal. Sevilla
35 Psicóloga. Equipos Técnicos de Apoyo a la Administración de Justicia. Instituto de Medicina Legal. Sevilla
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Víctimas sociales y víctimas de delitos
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En este capítulo vamos a tratar algunas de las estrategias que los progenitores maliciosos
despliegan sobre los hijos, el mecanismo de acción de dichas estrategias sobre ellos, su efecto
en la relación entre estos y el progenitor acosado y las consecuencias a medio y largo plazo en
el desarrollo emocional y la socialización de los hijos instrumentalizados a lo largo de su
desarrollo hasta que se convierten en adultos.
LAS ESTRATEGIAS
El progenitor malicioso puede ser cualquiera de los dos progenitores; tanto el padre como la
madre y tanto el custodio como el no custodio. Aunque pasar mucho tiempo con el menor
facilita la instrumentalización del menor, lo que es realmente decisivo es la voluntad de
hacerlo, ya que sólo quienes hayan tomado la determinación, por venganza, rencor o
conveniencia, de volver a su hijo en contra del otro progenitor, va a desplegar estrategias
orientadas a ello. Las estrategias utilizadas por el progenitor malicioso sobre el menor para
hostigar al otro progenitor son muy variadas y su finalidad es la destrucción de la relación
entre éste y el hijo de ambos. En este cometido el tiempo es un elemento importante y las
distintas estrategias se solapan, ya que se trata de una programación en el menor y eso es
un proceso lento y complejo que requiere dedicación y constancia para tener éxito en la tarea,
ya que hay que ir desviando progresivamente la percepción, la valoración, el afecto y las
actitudes del hijo hacia el progenitor hostigado hasta conseguir que el menor interiorice el
enfoque del hostigador y genere por sí mismo las valoraciones, juicios y consideraciones,
afectos, actitudes y conductas que éste le ha ido induciendo, de tal forma que el menor llegará
a proseguir de forma autónoma la tarea del progenitor malicioso al hacer suyos los postulados
del mismo, aunque pueda creer que su pensamiento, actitudes, afectos y decisiones están
libres de influencias externas.
La dedicación del progenitor malicioso a este cometido, el tiempo transcurrido, el
adoctrinamiento, el uso en contra del otro progenitor de cualquier descuido, error, o
sencillamente de cualquier conducta que pueda molestar o desagradar al menor aunque sea
en beneficio del mismo (medidas disciplinarias, prohibiciones, responsabilidades u
obligaciones), junto con la utilización en interés propio de los puntos débiles y defectos del
propio menor (intolerancia a la frustración, caprichos, arrogancia, egoísmo, celos, desidia,
etc.), potenciándolos y saboteando los esfuerzos educativos del progenitor hostigado, que
queda progresivamente desautorizado, censurado y rechazado. Esto, junto con las propias
contribuciones del menor, bien mediante “comprobaciones” que refuerzan los postulados y las
insinuaciones del progenitor malicioso, o bien buscando beneficios inmediatos, ganar un pulso
al otro progenitor o conseguir privilegios, facilitan el éxito de esta empresa. Asimismo, se
hace necesario crear un contexto y unas condiciones que faciliten la consecución de la meta,
que como ya hemos indicado no es otra que la destrucción del vínculo afectivo del hijo con el

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