La discusión en la filosofía de la acción

AutorDaniel González Lagier
Páginas41-59
CAPÍTULO III
LA DISCUSIÓN EN LA FILOSOFÍA
DE LA ACCIÓN
1. LA POLÉMICA DE LA INDIVIDUALIZACIÓN
DE LAS ACCIONES
Aproximadamente a partir de la década de los sesenta, los estudios so-
bre el concepto de acción y nociones af‌ines como las de intención, motivos,
razones, etc. experimentaron un extraordinario auge y se convierten en un
importante centro de interés de la discusión f‌ilosóf‌ica, especialmente entre los
f‌ilósofos de orientación analítica. Probablemente resulta demasiado aventura-
do señalar una sola razón de este desarrollo, pero suele apuntarse como una
de las más importantes la discusión acerca del método propio de las ciencias
humanas. Así, para Richard BERNSTE IN el interés por la f‌ilosofía de la acción se
refuerza con la reacción desde el seno mismo de la f‌ilosofía analítica contra el
reduccionismo de autores como CARNAP y el primer WITTGENSTEIN. Esta reac-
ción se manifestó en forma de una «nueva teleología» que puso el acento en el
carácter intencional y orientado hacia los f‌ines de las acciones humanas 1.
La discusión que nos interesa aquí, sin embargo, no es —o no es di-
rectamente— la que se pregunta por el tipo de relación entre la intención
y las acciones o por el método más adecuado para las ciencias humanas
(cuyo objeto de estudio, en última instancia, es la acción humana), aunque
se puede considerar una discusión derivada de ellas. Fundamentalmente me
1 BERNSTEIN, 1979: 240 ss.
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ocuparé de lo que se ha llegado a conocer como la polémica sobre la indivi-
dualización de las acciones, porque me parece que apunta más centralmente
al concepto mismo de acción.
Podemos plantear los términos de esta polémica echando mano de un
ejemplo histórico. En 1914 Gavrilo Princip mató en Sarajevo al archiduque
Francisco Fernando, disparando su arma contra él. Podemos detallar la se-
cuencia de acciones de Princip como sigue: agarró la pistola, rodeó el gatillo
con su dedo índice derecho, apuntó al archiduque, f‌lexionó su dedo índice
derecho, apretó el gatillo, disparó la pistola, alcanzó al archiduque con la bala,
hirió al archiduque y mató al archiduque. ¿Hacen referencia a acciones distin-
tas todas estas descripciones de lo que hizo Princip? La respuesta depende de
nuestra postura sobre la individualización de acciones. Si digo que todas estas
cosas las ha hecho Princip estoy diciendo que, simplemente con mover los
dedos, Princip ha realizado múltiples acciones (entre otras, mover los dedos,
apretar el gatillo, disparar la pistola y matar al archiduque). Quizá otros pre-
f‌ieran decir que Princip realizó sólo una acción: mover los dedos, con lo que
causó la muerte del archiduque (y, quizá, la Primera Guerra Mundial).
Veamos un ejemplo más simple: paseo por la calle y veo un amigo en la
acera de enfrente, así que pienso que debo saludarle y levanto el brazo como
saludo. Al levantar el brazo para saludar a mi amigo, ¿he realizado un sola
acción o he realizado dos (levantar el brazo y saludar)? Es fácil formular la
pregunta, pero no es tan fácil contestarla, y el problema de la individualiza-
ción de acciones (esto es, el problema de contestar preguntas como ésta) ha
dado lugar, como hemos adelantado, a una intensa polémica entre algunos
f‌ilósofos de la acción. Los principales protagonistas de esta polémica son
Donald DAVIDSON y Alvin I. GOLDM AN. Ambos adoptan posturas radicalmen-
te contrarias: se ha dicho que mientras la postura de DAVIDSON es en cierto
sentido «minimizadora» (para este autor, en casos como el de Princip sólo
hay una acción), la de GOLDM AN es «maximizadora» (para GOLDM AN hay
tantas acciones como descripciones posibles) 2.
1.1. La postura «minimizadora»
1.1.1. La postura de DAVIDSON (que toma de G. E. M. ANSCOM BE) 3 par-
te de lo que Joel FEINBERG llama el «efecto acordeón» de las acciones (que
2 GINET, 1990: 47. Entre estas posturas extremas, pueden encontrarse autores que sostienen
criterios intermedios de individualización de acciones, esto es, que sostienen lo que podría lla-
marse una postura «maximizadora moderada».
3 El problema de la individualización de acciones fue planteado por ANSCOMBE con la si-
guiente pregunta: «¿Debemos decir que el hombre que (intencionalmente) mueve su brazo, ac-

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