La cooperación agraria en la españa vaciada: legado histórico y aplicaciones al siglo XXI. Estudio de caso: el suroccidente del principado de asturias (España)

AutorRaúl Carbajal López
Páginas903-930

CAPÍTULO 44
LA COOPERACIÓN AGRARIA EN LA ESPAÑA
VACIADA: LEGADO HISTÓRICO Y APLICACIONES AL
SIGLO XXI. ESTUDIO DE CASO: EL SUROCCIDENTE
DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS (ESPAÑA)
RAÚL CARBAJAL LÓPEZ
Universidad de Oviedo
1. LA CUESTIÓN SOCIAL RURAL Y LA ACCIÓN
CAMPESINA
Víctor Alba define en “Historia general del campesinado” al campesino
o campesina como aquella persona que trabaja, con su esfuerzo y sudor,
la tierra y permanece vinculada a ella. En coherencia no formarían parte
de esta categoría “los grandes terratenientes, el técnico agrícola, el abad
de un monasterio -que sea dueño de tierras- ni el ejecutivo de una em-
presa agraria mecanizada”. Asumiendo que la cuestión social rural vin-
cula las diferentes problemáticas relacionadas con el mundo rural y el
campesinado específico cabe recordar que “una vez haya satisfecho sus
necesidades vitales mínimas, el campesino o campesina está en relación
con otros hombres” (socialización basada en la supervivencia familiar).
Alba (1973) denuncia en su obra magna que las relaciones sociales co-
tidianas de la sociedad rural están basadas en el utilitarismo y en el po-
der, ceremonial que se basa en el pago mediado de bienes o por la vía
del trabajo condicionado. El campesinado, excluido de su condición de
ciudadano, “ha de pagar, en efecto, por la religión, por el Estado o por
la administración de la cultura”. Hablar del “campesinado” como clase
social (en pleno siglo XXI) quizás pueda resultar anacrónico, pero no
es así: existen tres elementos que vinculan a todos/as los/as trabajado-
res/as de la tierra de toda la historia, en todos los contextos: la posibili-
dad de acceso a la tierra, la forma de re-apropiación y las ceremonias

que se producen para ello. El poder se basa por tanto en la producción
y en el consumo, así como en la dignidad (o indignidad) de las personas.
La corriente tradicionalista se desarrolla, en ocasiones, como paso pre-
vio a la productividad o a la revolucionaria: los problemas de trasfondo
son atemporales y se van adaptando a los tiempos y a las realidades de
cada sistema sociotécnico humano. Ser campesino/a constituye una
clase social específica: se dice exclusivamente de la persona que tiene
vinculación con la tierra, bien sea patrimonial o feudal, prebendal o
mercantil. Cuando una persona rechaza el “arado” diríamos que es un
campesino desclasado (arado como símbolo de la identidad rural).
Ante las profundas transformaciones impuestas desde el exterior (urba-
nizado) ese campesinado pudo hacer frente a ellas de tres formas muy
distintas: solidariamente, individualmente o por medio de la lucha or-
ganizada. Frente al campesinado humilde y vulnerable (y si analizamos
la historia) siempre hubo dominantes y dominados. Si bien “los campe-
sinos se rebelaron para mejorar su condición” no aspiraron a convertirse
en caballeros o en burgueses: a partir del siglo XII se considera(ba) libre
a aquella persona que pueda/podía escoger a su “dueño” bien sea un
determinado señor (y formar parte de la gleba-labrantío) o de la escla-
vitud neofeudal o capitalista. En este último caso nos estaríamos refi-
riendo a agricultores que compatibilizarían su trabajo con la ganadería
o el sector forestal (orientando por tanto su modo de vida al mercado o
huyendo a las ciudades para ser mano de obra barata a explotar).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR