Un siglo de acción intelectual: la idea absoluta del derecho

AutorSan Miguel Pérez, Enrique
Páginas77-95
5. UN SIGLO DE ACCIÓN INTELECTUAL: LA IDEA ABSOLUTA
DEL DERECHO
“‘Yo soy un hombre totalmente ilegal; no poseo
el sentido ni la necesidad del derecho’ “80.
La afirmación de Novalis, probablemente uno de los para-
digmas del escritor romántico, se producía en el tiempo en el
que el derecho legislado racional, las declaraciones de dere-
chos y libertades fundamentales del hombre y del ciudadano,
y la aspiración representativa de las Constituciones, habían de-
terminado que, como quería su compatriota Immanuel Kant, la
vida se regulara según el derecho, limitando la creencia cívica
al ámbito del deber. Pero el autor de los Himnos a la noche de-
muestra hasta qué punto se había instalado en la Aufklärung la
idea de que se había albergado en el corazón de los creadores
la convicción de que la moralidad derivaba de los sentimien-
tos humanos.
David Hume se convirtió en el fundador de una nueva
teoría de los sentimientos morales como clave de la interpre-
tación de la dinámica política e histórica, una visión en la que
muy pronto habría de ser secundado por su querido amigo
Adam Smith. Y ambos se convirtieron también en fundado-
res de la Ilustración escocesa en el prodigioso Edimburgo de
Macpherson, James Boswell, Rabbie Burns, Robert Adam, Ja-
mes Watt, Henry Raeburn y un jurista llamado Walter Scott.
Un Edimburgo que sucedió a la frustración colectiva originada
80 MAGRIS, C.: Literatura y derecho..., p. 23.
ENRIQUE SAN MIGUEL PÉREZ
78
por el fracaso de la última sublevación jacobita en 1745-1746,
convertida la ciudad, con el mismo tamaño que la Atenas de
Pericles y la Florencia de los Médicis, en el centro impulsor
del movimiento ilustrado, el romanticismo, las nuevas sensibi-
lidades, la nueva creatividad y el también nuevo pensamiento
político de la nueva etapa liberal del proceso de civilización.
David Hume era el mayor de todos. Nacido en 1711, tras
estudiar Derecho se había dedicado a la Filosofía, y había de-
sarrollado una sólida concepción acerca del sentido último del
ordenamiento jurídico, que no era otro que el bien común,
partiendo de la necesidad de la justicia como fundamento de
la sociedad. Pero una necesidad, además, útil, porque estable-
cía una vocación humanitaria que impulsaba todas las restan-
tes virtudes, y entre ellas la benevolencia, la amistad, y el es-
píritu cívico. El filósofo escocés, cuyo pensamiento habría de
convertirse en piedra de escándalo entre algunos de sus con-
temporáneos, sostenía que las verdaderas virtudes eran las que
poseían rasgos útiles para nosotros. El ayuno, la penitencia, la
mortificación, la abnegación, la humildad y el silencio no eran
virtudes porque no permitían a la persona progresar, ni ser más
apreciada por la sociedad, ni más agradable. De hecho, según
el pensador nacido en Auld Reekie, eran hábitos que aturdían
el entendimiento, endurecían el corazón y nublaban la imagi-
nación. David Hume concluía que era la utilidad la fuente de
la aprobación moral que generaban todas las grandes poten-
cias humanas81.
81 HUME, D.: Investigación sobre los principios de la moral. Madrid.
2006, pp. 64 y 78: “Si examinamos las leyes particulares por las que se gobierna la
justicia y se determina la propiedad seguiremos llegando a la misma conclusión: el
bien de la humanidad es el único objeto de todas esas leyes y normas...”.
...La necesidad de la justicia para el sostenimiento de la sociedad es el úni-
co fundamento de esa virtud; y como no hay excelencia moral que sea más alta-
mente estimada, podemos concluir que esta circunstancia de la utilidad tiene, en
general, fortísima energía y un control absoluto sobre nuestros sentimientos. La
utilidad debe ser, por tanto, la fuente de una parte considerable del mérito adscrito
al humanitarismo, la benevolencia, la amistad, el espíritu cívico y otras virtudes
sociales de esa clase; y es también la sola fuente de la aprobación moral que con-
cedemos a la felicidad, la justicia, la veracidad, la integridad y todos los demás
principios y cualidades estimables y útiles...”.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR