Prólogo

AutorPedro Martín Rodríguez
Páginas19-22
PRÓLOGO
No pasa el Derecho canónico por su mejor época en las Facultades de
Derecho de las Universidades públicas españolas. Tras la desaparición del llama-
do “Plan de 1953”, el Derecho de la Iglesia católica dejó de ser, salvo puntuales
excepciones, una asignatura obligatoria en los planes de estudio de Licenciatura
o Grado en Derecho. Su presencia, en aquellas Universidades en las que se man-
tiene, ha quedado reducida al ámbito de las materias optativas y, prácticamente,
al campo del Derecho matrimonial. Tampoco es que los planes de estudio del
Grado en Derecho de las Universidades de la Iglesia católica otorguen a la mate-
ria una mejor consideración. Es como si en los tiempos presentes, para los encar-
gados de fijar los contenidos formativos, el estudio de esta disciplina no tuviera
la relevancia suficiente para formar parte del corpus curricular indispensable que
ha de cursar todo titulado en Derecho.
Las consecuencias de esta desatención al Derecho canónico en las etapas en
que se adquieren los conocimientos jurídicos básicos no son inocuas. Producen
una aculturación jurídica y relegan al olvido un legado valiosísimo de la tradi-
ción jurídica occidental. La influencia del Derecho canónico en instituciones
como el matrimonio, en la noción de persona jurídica o en la organización ad-
ministrativa, por citar algunos de los ejemplos más notorios, avalan la utilidad de
incluir el estudio del Derecho de la Iglesia en las Facultades de Leyes.
La marginación de los estudios de Derecho canónico no solo influye nega-
tivamente en el bagaje cultural jurídico de los egresados, que obtienen su titu-
lación sin un mínimo conocimiento de los orígenes y fundamentos de algunas
de las principales instituciones y construcciones jurídicas de los ordenamientos

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