Introducción

AutorPedro Martín Rodríguez
Páginas23-32
INTRODUCCIÓN
La sociedad moderna es producto de la evolución que ha experimentado
a lo largo de los siglos. Se puede aseverar que actualmente esta sociedad –pese
a los problemas creados por el propio hombre– es una comunidad privilegiada
debido a la evolución de las ideas, las costumbres, las creencias, y al progreso de
la ciencia y los avances tecnológicos.
Sin embargo, aun cuando las sociedades están en constante evolución, exis-
te una condición permanente para que ese proceso evolutivo persista en el tiem-
po: la vigencia de leyes que regulen la convivencia social, y protejan al individuo
tanto del poder del Estado como de la actuación de los terceros particulares.
La vulneración de los derechos muchas veces no ocurre sólo cuando existe
una acción directa por parte del Estado o de los particulares en contra de ellos;
sino también, esas violaciones pueden ocurrir en el momento mismo en que
empiezan a operar los mecanismos para la restitución o reparación de tales dere-
chos, como es el caso, por ejemplo, del proceso penal.
Por otra parte, la sociedad no sólo está compuesta por hombres y mujeres
agrupados en un territorio determinado, pues también necesita organizarse a
sí misma mediante el establecimiento de instituciones que permitan mantener
su subsistencia. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es la Iglesia católica,
presente en prácticamente todos los países del mundo. Su relevancia pública y el
significado de su misión, la obligan a ser especialmente cuidadosa para proteger
su moral religiosa y social.
Ahora bien, como toda institución humana, la Iglesia está conformada por
hombres, personas con debilidades y fortalezas susceptibles de cometer errores

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