Los partidos y las elecciones

AutorWilhelm Hofmeister
Páginas257-296
LOS PARTIDOS Y LAS ELECCIONES
La democracia comienza con las elecciones. Cuando un gobierno es
elegido por primera vez en un sistema político, representan su punto de
inicio, y después, cuando pasan a celebrarse con regularidad, constituyen
el punto álgido del proceso democrático. Hoy en día las elecciones tienen
lugar en casi todos los países del mundo, con muy pocas excepciones, lo
cual constituye una gran prueba de la aceptación general de la idea de que
los gobiernos deben legitimarse ante sus ciudadanos y rendirles cuentas.
Pero no todos los países en los que se celebran elecciones son democrá-
ticos. En muchas «democracias electorales» no existe una competencia
justa entre los candidatos o los partidos, y las libertades políticas y civi-
les esenciales están restringidas o completamente suprimidas. En algunos
países existen otros obstáculos como el requisito de depositar grandes su-
mas de dinero para poder participar en las elecciones o de reunir una gran
cantidad de f‌irmas que en consecuencia impiden que ciertos candidatos
o partidos tengan acceso a las elecciones. El hecho de que un país celebre
elecciones no es, por tanto, una prueba de su naturaleza democrática. Por
ello, es importante que siempre se comprueben las circunstancias de las
elecciones para ver si son realmente libres y justas. La competencia abier-
ta e igualitaria entre candidatos o partidos, la información sin restriccio-
nes sobre personas y programas accesible para todos los ciudadanos y el
voto libre y secreto de cada votante son un requisito esencial para ello.
Para los partidos, las elecciones son la clave del poder. Sus resultados
determinan su nivel de margen de actuación en el nuevo periodo legisla-
tivo. Las elecciones conf‌irman el programa y el personal de un partido y
legitiman su liderazgo (o lo obligan a renunciar en caso de derrota). Esto
es así tanto en las elecciones locales de un pequeño pueblo como en las
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elecciones del presidente de Estados Unidos. Dado que en muchos países
la f‌inanciación estatal de los partidos está vinculada a sus resultados elec-
torales y las elecciones determinan tanto la ocupación de cargos públicos
como la f‌inanciación que recibirá cada partido, resultan esenciales, no
solo políticamente, sino también para sus f‌inanzas y para la prestación de
servicios a sus redes clientelares y a sus sistemas de patrocinio. Por consi-
guiente, las elecciones y las campañas electorales son de suma importan-
cia para los partidos. Deben prepararse cuidadosamente y con suf‌iciente
antelación para lograr los mejores resultados posibles.
Sin embargo, el resultado de unas elecciones no depende únicamente
de los esfuerzos del partido o de la aceptación de los votantes. El siste-
ma electoral inf‌luye signif‌icativamente en el éxito electoral de los partidos,
el diseño del sistema de partidos y, por tanto, la estabilidad y las pautas
funcionales de la democracia de un país. Por tanto, los políticos y los par-
tidos deben comprender muy bien cómo inf‌luye el sistema electoral en su
margen de actuación.
En la mayoría de los países, los sistemas electorales son el resultado
de acuerdos entre los principales grupos sociales y políticos. Esto explica
su enorme diversidad, que no se limita a la diferencia entre el sistema de
escrutinio mayoritario y el sistema de representación proporcional como
los dos tipos básicos de sistemas electorales. Hay numerosas variaciones
dentro de estos dos tipos básicos. También hay muchos sistemas electora-
les mixtos en los que se combinan elementos de uno y de otro.
LAS ELECCIONES Y LOS SISTEMAS ELECTORALES
Las elecciones tienen varias funciones en una democracia: la selección
de políticos, la formación de gobiernos, la representación de las convic-
ciones políticas de los ciudadanos, la decisión —o al menos la inf‌luencia
sobre— las decisiones políticas futuras, la educación política de los votan-
tes y, por último, pero no menos importante, la legitimación del liderazgo
y del sistema políticos. Las elecciones no son solo un acontecimiento mo-
mentáneo, sino que son decisivas para la evolución de una comunidad y
sus partidos a lo largo de un periodo de tiempo más prolongado.
Los sistemas electorales son el conjunto de procedimientos que tradu-
cen los votos del electorado en escaños (Nohlen, 1986). Aunque la distin-
ción entre los sistemas electorales, visto superf‌icialmente, se ref‌iere más
bien a aspectos técnicos o cuestiones de procedimiento, tienen considera-
bles repercusiones políticas. Por ejemplo, repercuten en las perspectivas
de los partidos de obtener (o al menos de compartir) el poder después de
las elecciones, en la forma de formar los gobiernos, en la representación
de los diferentes grupos sociales y en la diversidad de intereses, ideologías,
LOS PARTIDOS Y LAS ELECCIONES 259
preocupaciones y partidos dentro de un parlamento. Esto es importante
porque el poder legislativo es la institución nacional más importante y con
mayor credibilidad, que proporciona una plataforma integral para la le-
gislación, la legitimidad y la gestión de conf‌lictos por medios pacíf‌icos. La
inf‌luencia del sistema electoral se hizo especialmente evidente en las elec-
ciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, cuando Hillary Clinton,
con una participación del 48,18 %, recibió casi tres millones de votos más
que Donald Trump (46,09 %). Sin embargo, Donald Trump se convirtió
en el presidente de Estados Unidos porque el sistema electoral de ese país
determina que las elecciones presidenciales se realizan indirectamente a
través del Colegio Electoral de Estados Unidos, que se determina a nivel de
los estados federados. Como resultado, en 2016, por quinta vez en la his-
toria del país, el presidente fue elegido por el Colegio Electoral a pesar de
la minoría de votos porque no consiguió ganar la mayoría del electorado.
Los reglamentos técnicos de un sistema electoral recogen diversos ele-
mentos del proceso electoral, no solo el modo de hacer el recuento de
votos y la distribución del mandato legislativo, sino también otros aspec-
tos como:
— La forma de división de la zona electoral en diferentes circunscrip-
ciones, en las que se pueden elegir solo uno, algunos o todos los escaños
de un parlamento. La def‌inición (y reforma) de las circunscripciones es
particularmente importante en el impacto de un sistema electoral.
— El tipo de candidatura: candidatura única o diferentes listas de can-
didatos, que pueden ser rígidas, libres, estar vinculadas o no a una cir-
cunscripción electoral, etcétera.
— El procedimiento de votación, es decir, si a cada votante se le asig-
nan uno o más votos y de qué manera, si puede expresar sus preferencias,
si puede cambiar la lista de preferencias de un partido, etcétera.
— El modo de cómputo de votos, que determina cómo se distribuyen
los escaños entre los distintos partidos, en el que deben distinguirse varios
elementos: el modo de escrutinio (por mayoría o proporcional), el nivel de
distribución (por circunscripción, por asociación de circunscripciones), el
procedimiento divisor o de cuotas y sus respectivas variantes, la posible
utilización de los votos excedentes o residuales y las posibles cláusulas de
barrera (umbrales electorales).
Además, en algunos lugares existen otras reglamentaciones a tener en
cuenta en ciertos casos especiales. Es el caso, por ejemplo, de los regla-
mentos de cuotas para las minorías étnicas o religiosas o para las mujeres
a f‌in de asegurar su representación parlamentaria.
Los dos tipos básicos más importantes de los sistemas electorales son
el de escrutinio mayoritario y el de representación proporcional. Los sis-
temas electorales de escrutinio mayoritario se basan casi siempre en cir-
cunscripciones uninominales, en las que un único candidato de un partido

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