La organización de los partidos políticos

AutorWilhelm Hofmeister
Páginas121-191
LA ORGANIZACIÓN DE LOS PARTIDOS
POLÍTICOS
La organización es la columna vertebral de todo partido político. Un
programa signif‌icativo y un líder carismático pueden encarnar bien un
mensaje y movilizar a sus votantes. Pero sin una organización estable y
ef‌iciente, un partido no podrá mostrar ni af‌inar a largo plazo su perf‌il
político, ni representar y tampoco podrá comunicar su liderazgo políti-
co ni las aspiraciones de sus representantes. Los partidos exitosos se or-
ganizan como instituciones permanentes, se posicionan constantemente
sobre diversas materias políticas y su actividad no se limita a las campa-
ñas electorales. Lo ideal sería que un partido se esforzara por alcanzar
un alto grado de organización con agrupaciones partidarias activas en
todas las regiones posibles del país, posibilitando así que sus miembros
participen en la toma de decisiones importantes, desarrollen posiciones
programáticas y mantengan un estrecho intercambio con otras agrupa-
ciones sociales. Los partidos que más necesitan una estructura organiza-
tiva estable y con capacidad de trabajo son los partidos de la oposición,
dado que carecen de las diversas formas de representación con las que
cuentan los partidos del gobierno y sus representantes. Si los partidos
descuidan su organización o carecen de los medios necesarios para es-
tablecer estructuras organizativas permanentes, participarán en la com-
petencia política en clara desventaja. El mantenimiento y la expansión
de su organización, y sobre todo su adaptación a las nuevas condiciones
políticas y sociales, son desafíos permanentes para todos los partidos.
Hoy en día, estos retos incluyen cada vez más el uso de tecnologías y
medios digitales, no solo para la comunicación con los propios militan-
tes y los ciudadanos, sino también para los procedimientos y procesos
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internos, como, por ejemplo, la organización de congresos de partido
digitales.
Cinco elementos son esenciales para una organización de partido mo-
derna y exitosa: una base organizativa amplia con tantas asociaciones lo-
cales como sea posible en las ciudades y municipios de un país, el mayor
número posible de af‌iliados, empleados profesionales, medios f‌inancieros
suf‌icientes para mantener la organización y las campañas electorales, así
como una estrategia de comunicación contemporánea con presencia in-
tegral en línea y en las redes sociales incluyendo la infraestructura y el
personal especializado capaz de manejar las distintas plataformas 1.
EL MARCO LEGAL DE LOS PARTIDOS
Para que los partidos puedan organizarse formal y of‌icialmente y lo-
gren participar en la competición política, deben darse algunas condicio-
nes legales para su fundación y existencia, que les garanticen las liberta-
des políticas necesarias para hacer campaña por sus objetivos políticos y
para construir una estructura organizacional. En las dictaduras, la liber-
tad de formar un partido no existe. Pero también en aquellos países que
son denominados «democracias electorales», ya que celebran elecciones
periódicas, el marco jurídico para la fundación de partidos es muy li-
mitado y su margen de maniobra es considerablemente restringido. En
muchas otras democracias, por el contrario, la libertad de fundar parti-
dos está de hecho protegida por la constitución, y a menudo existen leyes
específ‌icas que regulan sus tareas, su orden interno y los principios y el
alcance de su f‌inanciación estatal. Algunas leyes de partidos políticos son
muy específ‌icas en cuanto a los procedimientos democráticos internos en
la elección de sus líderes y miembros ejecutivos. Sin embargo, en muchos
países, las leyes partidarias no inf‌luyen mucho en la constitución interna
de los mismos.
REQUISITOS PARA LA EXISTENCIA DE UN PARTIDO
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1 WEBB y KEITH, 2017. Sin embargo, ellos no mencionan el quinto punto: presencia en
línea y en las redes sociales. Sin embargo, los acontecimientos de los últimos años mues-
tran que ningún partido puede evitar prestar la máxima atención a este elemento.
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Por regla general, un partido debe registrarse como organización. De
esta manera consigue un estatus legal como asociación, protege su nom-
bre y logotipo, y conf‌irma su intención de funcionar como una organiza-
ción voluntaria y de participar en las elecciones. Este registro se basa en el
principio de la libertad de organización, que incluye la libertad de formar
y unirse a partidos políticos y a otras organizaciones. En muchos países,
el registro requiere la prueba de un número mínimo de miembros. Esta-
blecer un número mínimo de miembros demasiado alto e imposible de al-
canzar para una nueva agrupación puede signif‌icar una restricción de la
libertad de organización que es incompatible con los principios de la de-
mocracia.
En un número cada vez mayor de Estados, el carácter especial de los
partidos en relación con otras asociaciones sociales se pone de relieve en
la constitución o en las leyes de partidos. Por un lado, esto reconoce su
contribución única al funcionamiento de la democracia. Por consiguiente,
se les conceden derechos y privilegios especiales (y también protección)
con respecto a sus actividades políticas, de las que no disfrutan otras aso-
ciaciones privadas. Los privilegios incluyen, por ejemplo, ventajas f‌iscales
y, bajo ciertas condiciones, la f‌inanciación estatal. Por otra parte, esas le-
yes también someten a los partidos a un control especial. Dado que quie-
ren conquistar y ejercer el poder político, también deben someterse a un
mayor grado de responsabilidad y rendición de cuentas que las organiza-
ciones de la sociedad civil, para prevenir el abuso de poder y la corrup-
ción. Este segundo objetivo de las leyes de partidos se logra en muchos
países de manera limitada.
En la mayoría de los países, las leyes de los partidos determinan solo
muy vagamente su funcionamiento interno. En muy pocos países exis-
ten especif‌icaciones precisas sobre la frecuencia necesaria de los congre-
sos, los procedimientos democráticos para la elección de sus dirigentes
y miembros de los comités ejecutivos, los derechos de los miembros, la
creación de asociaciones internas u otros procedimientos internos de los
partidos, como por ejemplo el establecimiento de un sistema de cuotas
para la inclusión de mujeres en las listas electorales. Los partidos estable-
cen tales procedimientos en sus propios estatutos. La página web «Party
Statute Archive», editada conjuntamente por varias instituciones de inves-

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