Ocho dudas razonables sobre la necesidad del voto electrónico

AutorJosep M.a Reniu Vilamala
Páginas249-270
Ocho dudas razonables sobre la necesidad del voto electrónico
Josep M.ª Reniu Vilamala*
«La actividad política tiene en estos momentos déficits importantes de seducción de
sectores importantes de la población [...]. Entiendo que no tiene sentido y que sería
contrario para la política el hecho de mantenerse fuerte en unas tradiciones, por más
ritualizadas que sean, como es ir al colegio electoral y votar –que estoy de acuerdo
que tiene un valor ritual importante–, y no adoptar mecanismos que la sociedad está
adoptando de manera creciente en multitud de otras actividades –comerciales, cul-
turales, lúdicas, informativas, educativas...–. La política, los comportamientos y las
formas de participación política deben evolucionar igual que evolucionan otros
tipos de comportamientos de la sociedad.»
Jordi Sánchez (2000). En: AA.VV. La votació electrònica: un debat necessari. Barcelona:
Fundació Jaume Bofill. Pág. 27.
Una de las principales constataciones, desde una óptica sociopolítica, res-
pecto a la creciente implementación actual de sistemas de voto electrónico es
un cierto carácter de inevitabilidad. Ciertamente, la expansión de las nuevas
tecnologías de la información y las comunicaciones (NTIC) a todos los ámbitos
de la actividad social parecería justificar la imperiosa necesidad de abarcar tam-
bién el campo de la política y, más concretamente, de los procesos electorales.
Bajo esta premisa, unida a la constatación de la existencia de crecientes pro-
cesos de desafección y desencanto democráticos (tal y como señala la cita intro-
ductoria de Jordi Sánchez), se han venido desarrollando un sinfín de iniciati-
vas privadas, públicas y mixtas alrededor de los procesos de informatización del
voto. No obstante, persisten algunos malentendidos sobre qué es o qué supo-
ne la adopción del voto electrónico.
© Editorial UOC 249 Ocho dudas razonables sobre la necesidad...
* Reproducción del artículo publicado en IDP. Revista de Internet, Derecho y Política, núm. 6 (2008)
Algunos malentendidos (I): el voto electrónico es sólo por
Internet
El primer malentendido hace referencia a la vinculación automática que se
establece entre el voto electrónico y la utilización de Internet como único canal
para la emisión del voto. Desde esta concepción, exclusivamente centrada en
el voto electrónico remoto, se critican sus efectos negativos en cuanto a la pro-
fundización de la brecha digital, como mínimo en el corto plazo. Se dirá que el
voto electrónico remoto sólo podrá ser empleado por aquellos ciudadanos con
acceso a la Red y, por lo tanto, con unos niveles socioeconómicos y culturales
por encima de la media del conjunto de la población.1Dicha afirmación, váli-
da en gran medida para este tipo de voto electrónico, parte de un error. El voto
electrónico no sólo se ha desarrollado como una solución remota, sino que
también puede tener una configuración local mediante el desarrollo de urnas
electrónicas (o DRE,2en terminología anglosajona) así como también pueden
considerarse dentro de este tipo de voto las tecnologías de reconocimiento
óptico de caracteres (OCR).3
© Editorial UOC 250 Internet, Derecho y Política
1 Las diferentes soluciones vinculadas al voto electrónico remoto se caracterizan por la emisión del
voto por Internet, independientemente de la plataforma tecnológica que se utilice. Si bien el principal
mecanismo es el uso de un ordenador conectado a la Red, lo cierto es que el voto remoto también puede
ser emitido mediante el uso de telefonía móvil o PDA.
2 Direct Recording Electronic.
3 Somos de la opinión de que los sistemas basados en reconocimiento óptico de caracteres (OCR)
tales como lectores ópticos de papeletas de votación o algunas versiones específicas de urnas como la
desarrollada por DEMOTEK (Euskadi, España) presentan algunos problemas conceptuales de encaje en el
concepto de voto electrónico. Si bien suponen una mejora tecnológica en el escrutinio y recuento de los
votos, lo cierto es que la expresión del voto sigue desarrollándose de forma tradicional mediante el mar-
cado o la selección de una determinada papeleta. Ello supone, cuando menos, la ausencia de interme-
diación tecnológica alguna, por lo que conceptualmente resulta difícil aplicar los mismos criterios de
análisis empleados en el estudio de las urnas electrónicas (DRE) o del voto electrónico remoto.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR