La eutanasia

AutorJosé Carlos de Bartolomé Cenzano
Cargo del AutorLicenciado en Derecho en la Universidad de Valencia con Premio Extraordinario de Licenciatura y Doctor en Derecho por esa misma institución
Páginas197-232
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IX
La eutanasia
1. BREVES REFERENCIAS CONCEPTUALES
Antes de abordar el estudio de esta práctica médica nos parece conve-
niente referirnos a varios conceptos que se han venido utilizando coloquial-
mente como intercambiables y tienen ciertamente poco que ver:
Por lo que respecta a la eutanasia, este término proviene del griego “eu”
(que significa bien o fácil) y “thanatos” (muerte). Por ello significa “buena
muerte”. Existe, sin embargo, un cierto consenso en considerar como eutana-
sia las actuaciones dentro de la órbita médico-científica que producen directa
e intencionadamente la muerte de los pacientes debido a una enfermedad
incurable que no ha podido ser superada o mitigada por otros medios. Se sue-
len distinguir diversas clases:
La eutanasia directa es el proceso según el cual se adelanta la muerte de
una persona, generalmente, por padecer una enfermedad incurable. Se di-
vidir en dos categorías: la activa, que sustancialmente produce la muerte del
enfermo mediante el uso de fármacos que resultan letales; y la pasiva, que es
la que consiste en la consecución de la muerte de aquel mediante la suspen-
sión, tanto del tratamiento médico que tenía, como de su alimentación por
cualquier vía.
José Carlos de Bartolomé Cenzano
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Por otra parte, la Eutanasia indirecta (nombre surgido de la práctica forense)
sería aquella que pretende paliar el dolor y el sufrimiento del paciente y para ello
se le suministra una serie de medicamentos que pueden producir la muerte de la
citada persona sin buscarla. Para la ciencia en general, este tipo de eutanasia no
existe, pues no existe la eutanasia sin intención de provocar la muerte.
Además, hay otras nociones cercanas de forma coloquial, como la de
“muerte digna”, que sería la que se da con todos los alivios médicos y huma-
nos adecuados posibles. Esta práctica también se denomina ortotanasia. No es
equivalente a la eutanasia, porque no se corta una vida autónoma a petición
ni a demanda por parte de los facultativos.
Por otra parte, “el suicidio asistido” sería aquel en el que se le proporciona
a una persona, con intención y criterio, los medios necesarios para suicidarse,
incluidos el asesoramiento sobre las dosis de medicamentos que resultan leta-
les, la prescripción o el suministro de los mismos. Es el paciente, en este caso,
el que por propia voluntad termina con su vida.
Poco tiene que ver la sedación paliativa, en la que se administra, de forma
deliberada, los fármacos en dosis y combinaciones requeridas para reducir la
consciencia de un paciente con enfermedad avanzada o terminal, para aliviar
sus síntomas si no se pueden mitigar de otra forma.
Los cuidados paliativos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) los
define como el conjunto coordinado de prácticas sanitarias dirigidas, desde
un enfoque integral, a mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus fami-
lias. Se trata de medidas de prevención y alivio del sufrimiento por medio de
la identificación temprana y el tratamiento del dolor y otros problemas físicos,
psicosociales y espirituales. Se realizan tanto en casa como en el hospital. No
curan la causa pero alivian los efectos y a veces son capaces de cronificar la
enfermedad y producir una cierta calidad de vida.
Por otro lado, la limitación del esfuerzo terapéutico consiste en retirar la
terapia o no iniciar otras medidas terapéuticas porque los facultativos consi-
deran que son inútiles, en la situación concreta del paciente, y solo consiguen
prolongar su vida artificialmente pero sin proporcionarle una recuperación
funcional. La limitación del esfuerzo terapéutico permite la muerte del enfer-
mo, pero ni la produce ni la causa. No se trata de una decisión personal del
paciente, sino de los médicos según su leal saber.
Sobre la obstinación (o encarnizamiento terapéutico) se ha dicho que
consiste en un tratamiento desproporcionado que prolonga la agonía de en-
El derecho a la vida: nuevos retos jurídicos para su disfrute con dignidad y sostenibilidad en tiempos de crisis
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fermos desahuciados o terminales, ello, sin beneficios claros para la mejora de
la calidad de vida ni, por supuesto, la sanación.
El testamento vital, que luego estudiaremos con más profundidad, es un
documento de “voluntades anticipadas” en el que la persona expresa su volun-
tad (equivaldría al consentimiento informado en los enfermos conscientes)
sobre los cuidados facultativos que desea recibir en caso de padecer una en-
fermedad irreversible o terminal que le lleve a un estado que le impida expre-
sare por sí misma.
El enfermo desahuciado es aquel que padece una enfermedad para la
que no existe un tratamiento curativo y que resulta mortal, aunque no ne-
cesariamente a corto plazo. El calificativo de desahuciado se refiere a que la
ciencia médica, en ese preciso momento, no dispone de un tratamiento para
curar o prolongar la vida de ese paciente (la enfermedad es incurable o está
muy avanzada). Lo que si suele prestar es cuidados paliativos para evitar, en
la medida de lo posible, los dolores y sufrimientos propios de la enfermedad.
Por último, el enfermo terminal sería aquel que padece una enfermedad
irrecuperable, previsiblemente mortal a corto plazo184.
2. EVOLUCIÓN DE LA EUTANASIA
Como hemos visto, en Grecia fue donde primero se empleó la palabra eu-
tanasia, derivada de la partícula “eu” y “thanatos”, que significa buena muerte.
La eutanasia, en Grecia, era aceptada por el poder público, que, como sa-
bemos, era el custodio de la cicuta, y quien proporcionaba la autorización, en
su caso. El concepto de “vida” era absolutamente distinto en la antigua Grecia
que en la actualidad. Para los antiguos la mala vida no era digna de ser vivida.
En la Grecia antigua se aceptaba una buena muerte antes que una mala
vida185. Como todo concepto filosófico y ontológico, tenía quienes lo defen-
dían y quienes no lo compartían, quienes callaban y quienes lo atacaban.
184 https://www.elmundo.es/sociedad/2015/10/01/560d2c93ca4741da2a8b4579.html,
recuperado el día 12 de diciembre de 2019.
185 Según los estoicos, la Naturaleza (Dios, pneúma, causa, lógos o destino) es un ser
perfecto, y el valor de todo lo demás en el mundo se asienta sobre su relación con la Naturaleza,
lo que quiere decir que el concepto que antes se conocía como Dios, Fuego, Uno, Ser,
etcétera, es asimilado en el estoicismo a Naturaleza, la que implica gobierno total sobre cosas
y actos humanos y animales. Podemos decir entonces que el momento que el sabio encuentre

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