Trabajo y democracia en tiempos de globalización

AutorPedro Pérez Herrero
Páginas49-71
TRABAJO Y DEMOCRACIA EN TIEMPOS
DE GLOBALIZACIÓN
Pedro PÉREZ HERRERO
INTRODUCCIÓN
En lo que va transcurrido del siglo XXI, se ha generado un panorama mun-
dial donde nada parece funcionar como solía. La democracia no goza de buena
salud, la economía se estanca, las tensiones sociales aumentan, al igual que la
polarización, las libertades se van restringiendo, la igualdad parece evaporarse,
la solidaridad va menguando, el medio ambiente se sigue deteriorando, y la vio-
lencia y la guerra se expanden. La libertad comienza a entenderse como un bien
privado —personal, egoísta—; la igualdad, como un concepto caduco y superado
—comunista-bolivariana-chavista-tercermundista—; y la solidaridad, como un
instrumento de caridad ejercido voluntariamente desde el ámbito de lo privado
—mediante oenegés— (Pérez Herrero, 2021).
Muchos tertulianos occidentales, en su mayoría con def‌iciente formación aca-
démica, suelen interpretar que los actuales males del mundo son consecuencia de
la globalización económica, los fundamentalismos religiosos, las migraciones, el
narcotráf‌ico, la pandemia, la corrupción y la guerra (Taibo, 2020 y 2021; Torres,
2021). Estas explicaciones no solo se asientan en una información parcial de cor-
to plazo, sino que además parten de errores conceptuales. El primero es su visión
occidentalocéntrica. Conceptúan que lo que sucede en el mundo occidental es
exportable al resto del mundo y, viceversa, que cualquier hecho que ocurra en
cualquier rincón del planeta se puede entender utilizando los valores occidenta-
les. El segundo es seguir usando conceptos superados por la poscolonialidad, la
posmodernidad y la subalternidad. El tercero es partir de la tesis de que la glo-
balización, al estar impulsando la creación de una sociedad mundial con valores
culturales homogéneos y fomentando en consecuencia la deconstrucción de las
soberanías de los Estados-nación y sus respectivas identidades, facilitará la apari-
ción de una gobernanza mundial que será capaz de recuperar el orden mundial.
Y el cuarto es aceptar acríticamente que el mundo presenta solo una historia
basada en la modernidad y el progreso occidentales.
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Fracasamos cuando pretendemos entender lo que sucede ante nuestros ojos
partiendo de conceptos, indicadores y metodologías obsoletos. Recurrir a valo-
res del pasado nos condena a vivir en un espejismo conceptual que nos impide
no solo comprender la profundidad de los problemas del presente, sino además
imaginar las posibles alternativas del futuro (Pinker, 2018 y 2021). Es como si
en una revisión ocular, una vez que nos corrigen los problemas visuales mediante
los cristales pertinentes, fuéramos incapaces de identif‌icar las letras que se nos
solicita porque pertenecen a una lengua extraña o a otra longitud de onda. Para
comprender lo que tenemos delante de nuestros ojos, hemos de disponer de las
lentes precisas, pero además manejar los conceptos apropiados. No es un proble-
ma solo de hardware: también incumbe al software.
Los datos que captan nuestros ojos y llegan a nuestros cerebros son numero-
sos, pero recordemos que no llegan de forma directa, sino a través de indicadores
(PIB, salarios, paro, productividad, competitividad, precios, elecciones, derechos
humanos, migraciones, desastres naturales, crímenes, guerras, delitos, moda,
clima, ocio) que fueron construidos partiendo de cajones conceptuales previos
(clases sociales, ideologías, religiones, lenguas, naciones, género, edad, etc.).
Con trillones de datos reunidos en múltiples bases de datos —BIGDATA—, se
fabricaron fotografías tridimensionales, pero ahora estamos comprobando que
muchas de dichas imágenes no son f‌idedignas, ya que para captarlas se utilizaron
cámaras con unas lentes que deformaron la realidad. En consecuencia, creemos
estar viendo comportamientos reales, cuando en bastantes ocasiones son meras
ilusiones ópticas. Los valores e indicadores creados por la modernidad invisi-
bilizaron muchas de las alegrías, anhelos, esperanzas, frustraciones e ilusiones
de millones de seres humanos con culturas y valores diferentes. Para dejar de
ver las sombras, como sucedía en la clásica alegoría de la caverna de Platón,
debemossalir de la cueva conceptual en la que vivimos y resignif‌icar algunos
conceptos, revisar las metodologías utilizadas y recomponer muchas de las bases
de datos que manejamos.
1. TRABAJO Y DEMOCRACIA
Desde la ciencia política y la sociología se han aportado múltiples explica-
ciones de por qué en las dos últimas décadas ciertos grupos de la población del
mundo occidental han comenzado a percibir —con diferente intensidad según
los países— que los sistemas democráticos ya no son capaces de solucionar con
la ef‌iciencia y rapidez esperadas algunos de los problemas más acuciantes, como
son el trabajo, la seguridad, el bienestar y el equilibrio medioambiental. Algunos
académicos interpretaron que, mientras que en el siglo XX fue habitual que las
democracias se desestabilizaran como consecuencia de golpes de Estado violen-
tos impulsados por militares o civiles que no ocupaban el poder, en el siglo XXI
tal desestabilización ha llegado propiciada por los mismos presidentes o primeros
ministros elegidos democráticamente en las urnas. Se dieron golpes de Estado
sin sacar los tanques a las calles. Steven Levitsky y Daniel Ziblatt explicaron
que algunos presidentes, una vez en el poder, comenzaron a poner a personas
de su conf‌ianza en las instituciones clave para controlar los procesos electorales,

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