Una mirada al mundo del trabajo desde la economía

AutorDaniel Sotelsek
Páginas93-109
UNA MIRADA AL MUNDO DEL TRABAJO
DESDE LA ECONOMÍA
Daniel SOTELSEK
INTRODUCCIÓN
Nadie dice al f‌inal de su vida: «Ojalá hubiese pasado más tiempo en la of‌ici-
na». Aunque en todas las épocas se discute qué es o qué no es trabajo, la nuestra
es muy curiosa: usamos tecnología digital para tener los mismos sesgos del indus-
trialismo del siglo XIX.
El mundo ha experimentado recientemente algunos acontecimientos que ya
parecen formar parte de un recuerdo del siglo XX. En el primer cuarto del siglo XXI,
la crisis f‌inanciera internacional (2007-2008), seguida de la crisis ambiental, fue el
primer aviso relevante de que la forma como se organiza la sociedad —sobre todo
la fracción más allegada al «Estado liberal»— entraba en una revisión profunda.
En 2018, la ref‌lexión pasaba de lo f‌inanciero a lo ambiental, y las consecuencias
desoladoras de un cambio del clima en nuestro planeta se hacían evidentes. Por
ello, el Acuerdo de París nos daba una tregua, pensando que los países más impor-
tantes desde el punto de vista de la responsabilidad ambiental (China, India, Rusia
y Estados Unidos) habían tomado debida nota de los desafíos del futuro respecto
a un cambio sin precedentes en la forma de producir y consumir. El debate por
ese entonces se centraba en el binomio adaptación-mitigación, tema que por cierto
debería tratarse con mucha mayor seriedad en la elaboración de políticas públicas
(económicas y ambientales), ya que se tiende a frivolizar las ideas de mitigación
como si fueran un complemento de una política de adaptación y viceversa.
Cuando estos parecían los primeros contratiempos de un comienzo de si-
glo convulso, marcado por la llamada «Cuarta Revolución Industrial», a f‌inales
de 2019 y durante dos años la pandemia del COVID-19 nuevamente nos ponía
en alerta, y las consecuencias se dejarían sentir en todos los ámbitos (psicológi-
cos, sociales, culturales, económicos, políticos, etc.) con unas repercusiones aún
poco predecibles y un sentimiento de un nuevo mundo con cambios que estaban
en reposo y se aceleraron.
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Cuando escribo esta ref‌lexión sobre los temas que hemos debatido en el mes
de noviembre durante nuestro VI Coloquio (aunque parece que ha pasado mu-
cho más tiempo), aparece, como si de una maldición se tratara, la invasión de
Ucrania por parte de Rusia, cuyas consecuencias no podemos distinguir con cla-
ridad, aunque algunos efectos resultan evidentes: el primero es la destrucción y
barbarie con miles de muertos, desplazados y heridos en territorio europeo, y el
segundo es un mundo menos global que antes, con la geopolítica internacional
y el armamentismo como temas relevantes durante algún tiempo (no sabemos
cuánto), mientras que los temas ambientales, sanitarios e incluso f‌inancieros pa-
sarán a segundo plano.
En este contexto es en el que quisiera retomar la ref‌lexión y aportar mi punto
de vista sobre el tema central de nuestro seminario, individualismo y mundiali-
zación: trabajo y relaciones sociales en el siglo XXI, centrando la mirada en ese
mundo del trabajo desde la economía y, por supuesto, teniendo en cuenta un
tema complementario a los ya mencionados: los cambios demográf‌icos, las ven-
tanas de oportunidades y los riesgos de un envejecimiento de la población cada
vez más acentuado.
En los últimos años, muchos gobiernos han ido agregando a la agenda pú-
blica la puesta en marcha de una renta básica universal, noción que si bien
viene de lejos, hoy está en el centro del debate y, por supuesto, tiene que ver
con la organización de un mercado de trabajo que debe incorporar la existencia
de transferencias directas de renta hacia aquellos sectores menos favorecidos y
cuya inserción en el mundo del trabajo va ligado, en una proporción importan-
te, al sector informal de la economía. Por lo que respecta a las alzas salariales,
se han reducido las presiones para conseguirlas, pues primero está el objetivo de
conseguir trabajo y, en su caso, mantenerlo. Ante esta realidad, se ha extendido
el concepto de ingreso mínimo universal, que anteriormente se discutía pero no
se asumía.
Para el economista hindú Raghuram Rajan (2020), profesor en Chicago, se
está produciendo un cambio en los patrones de gasto social, una especie de co-
mienzo de un ingreso básico universal con transferencias directas a la gente. En
su percepción del momento, establece una división entre la actitud de los países
industrializados y los que no lo son: algunos países no lidiaron bien con el virus y,
por supuesto, no pueden disponer de recursos f‌iscales, mientras que muchospaí-
ses industrializados han sido capaces de desplegar una serie de instrumentos de
protección tanto para trabajadores como para empresarios. Esta diferencia en la
forma de transferir renta implicará que en el mediano y largo plazo la desigual-
dad tenderá a incrementarse tanto hacia el interior como en comparación con
otros países. Siguiendo a J. K. Galbraith, una de las causas de la desigualdad pue-
de encontrarse en los cambios que se producen en el mercado de trabajo, tanto
en lo concerniente a la oferta como a la demanda, que vienen motivados por los
cambios tecnológicos, los movimientos migratorios, la educación, etc. Los patro-
nes que def‌inen las f‌inanzas globales también inf‌luyen de manera decisiva en esa
desigualdad (Galbraith, 2009).

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