La revolución de la carta

AutorWilfrid J. Waluchow
Páginas45-61
CAPÍTULO I
LA REVOLUCIÓN DE LA CARTA
1. UNA DECLARACIÓN DE DERECHOS
A principios de los 80 Canadá vivió un cambio fundamental en sus
estructuras políticas y jurídicas. Una nueva Ley constitucional (1982) entró
en vigor proclamándose «la ley suprema de Canadá». Esta nueva Ley consti-
tucional decreta además que «... cualquier norma contraria a su articulado
carece, en lo relativo a esa inconsistencia, de fuerza o eficacia»1. Considera-
das en sí mismas, estas declaraciones parecen bastante inocuas. Por su propia
naturaleza, una Constitución contiene la norma básica de la sociedad, con lo
que es razonable pensar que desplaza cualquier ley inferior con la que entre
en conflicto. Lo que hizo de las declaraciones de la Ley Constitucional algo
tan trascendental y profundamente controvertido, sin embargo, fue la inclu-
sión de una nueva Carta de Derechos y Libertades. En ésta se especifican un
conjunto de derechos abstractos propios de una ética política, que los gobier-
nos federales, provinciales y municipales no podían vulnerar 2. Entre estos
1Sección 52 (1) de la Carta Canadiense de Derechos y Libertades, Constitution Act, 1982,
Schedule B, Parte 1.
2Asumiremos, de momento, que muchos de los derechos de la carta por ejemplo los
derechos a la libertad de expresión e igualdad ante la ley y en aplicación de la leyson una
especie del género de los derechos morales frente al Estado. Específicamente, se trata de una
especie de derechos que el Estado, en el ejercicio de su poder (por ejemplo el poder de estable-
cer normas coactivas), no puede infringir. En efecto, estos derechos funcionan como límites a
esos poderes y, consecuentemente, a la autoridad del Estado. En los capítulos II y III intentaré
fundamentar esta asunción con argumentos. También abordaremos la cuestión de qué tipo de
derechos morales son estos derechos incluidos en la Carta, junto con la cuestión de qué concep-
ciones sobre sus exigencias deben prevalecer en los conflictos que la Carta suscita.
derechos figuran el derecho a la igualdad ante la ley y en aplicación de la
ley; el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de la persona, junto con
el correlativo derecho a no ser privado de aquéllos si no es de acuerdo con
los principios de justicia fundamentales, y el derecho a la libertad de con-
ciencia, creencias, opinión, expresión y asociación 3. La adopción de una
Carta constitucional que incorpora estos y otros derechos propios de la ética
política, fue ampliamente saludada como un paso importante en la exten-
sión de la libertad y el auto-respeto de los ciudadanos canadienses. Al adop-
tar la Carta, Canadá había seguido claramente el consejo del anterior Primer
Ministro Lester Pearson, que en cierta ocasión declaró que: «Los canadien-
ses no podrían dar un paso más significativo que el de atrincherar firme-
mente en nuestra Constitución aquellos derechos y libertades fundamentales
que poseemos y reverenciamos» 4. La perspectiva de Pearson fue comparti-
da por la principal fuerza impulsora de la adopción de la Carta, el Primer
Ministro Pierre Elliott Trudeau: «Ahora debemos establecer los principios
básicos, los valores básicos y las creencias que nos mantienen unidos como
canadienses, pues más allá de nuestras lealtades regionales, hay un modo de
vida y un sistema de valores que nos hace orgullosos del país que nos ha
dado tal libertad y tal inconmensurable felicidad» 5. Finalmente, y tras per-
sistentes debates políticos y un dictamen 6de la Corte Suprema, la Carta
entró en vigor. En ese momento, el entonces ministro de Justicia Jean Chré-
tien evaluó el impacto de la Carta, y su importancia, en su introducción a un
panfleto ampliamente distribuido y patrocinado por el gobierno federal:
En una sociedad democrática y libre, es importante que los ciudadanos
conozcan exactamente cuáles son sus derechos y libertades y a dónde acudir
en amparo si resulta que los mismos son negados o infringidos. En un país
como Canadá —vasto y diverso, con 11 gobiernos, dos lenguas oficiales y
variados orígenes étnicos— el único modo de proveer de igual protección a
todos es plasmar aquellos derechos y libertades básicas en la Constitución.
Ahora, por primera vez, tendremos una Carta de Derechos y Libertades
que reconoce ciertos derechos para todos, cualquiera que sea el lugar de
Canadá en el que se viva.
Por decirlo todo, ha habido un conjunto de leyes federales y provincia-
les que garantizan algunos de nuestros derechos y libertades fundamentales.
Sin embargo, estas normas han diferido de provincia a provincia, propician-
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3Carta Canadiense de Derechos y Libertades, secciones 15, 7 y 2 respectivamente.
4El Right Honourable Lester B. Pearson, Federalism for the Future (Ottawa: Publications
Canada, 1968). Introducción citada en The Charter of Rights and Freedoms: A Guide for Cana-
dians (Ottawa: Publications Canada, 1982), 1.
5El Right Honourable Pierre Elliott Trudeau, 1982 (citado en The Charter of Rights and
Freedoms), 1.
6Reference Re Resolution to Amend the Constitution of Canada [1981] 1 S. C. R. 753, que
es comúnmente citada como «El caso Patriation».

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