La reforma del Parlamento: retos, dificultades y marco de aplicación
Autor | Rafael Rubio Núñez, Ricardo Vela Navarro-Rubio |
Páginas | 159-185 |
© Editorial UOC Capítulo VI. La reforma del Parlamento…
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Capítulo VI
La reforma del Parlamento: retos, dificultades
y marco de aplicación
1. El Parlamento ante la sociedad
de la información
Los cambios radicales en la forma de comunicarse (velocidad,
confusión público-privado, mayor transparencia, glocalización,
fragmentación, sobreinformación) suponen una indudable reper-
cusión social que afecta a la ciudadanía y a sus formas de orga-
nizarse, de modo que «todo proceso democrático es un proceso
comunicativo» (Przeworski, 1995, pág. 27).
Como consecuencia, el Parlamento debe hacer frente a nuevas
legitimidades. Las nuevas legitimidades no son propiamente pro-
cesos políticos sino procesos sociales con repercusiones políticas.
En la sociedad de la información cambian las coordenadas, los
principios y valores que sirven de referencia, afectan al proceso
democrático y tocan de lleno a la naturaleza de los parlamentos:
sus principios, funciones, procedimientos.
No se trata de algo nuevo, la crisis de la democracia de la pri-
mera mitad del siglo XX fue fundamentalmente una crisis de los
parlamentos, una crisis de representación.
Ya hemos explicado que las razones de esa crisis son diversas:
por un lado, se rompe con la lógica que permitía construir la
razón con el debate de raíces kantianas, y que se encuentra en la
base del parlamentarismo clásico. A esto contribuye de manera
decisiva el papel de los medios de comunicación que centran su
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atención no en el debate sino en el posicionamiento de los parti-
dos, lo que dificulta que el escaso debate, que aún permanece, se
traslade a la opinión pública.
Por otro lado, se rompe la identidad de intereses y de cultura
dentro del Parlamento. La incorporación de nuevos intereses y
culturas pasa por la transformación de los sistemas electorales
para mantener la lógica de la representación.
Como se puede comprobar, contemplando la evolución histó-
rica del parlamentarismo se advierte que las exigencias hacia las
instituciones que se derivan de los cambios sociales han existido
siempre. En este sentido, a lo largo de la historia de la democracia
los pasos del Parlamento han sido los que ha ido dando la pro-
pia sociedad. La institución parlamentaria (que ha servido para
expresar lo que podía ser representado en cada momento) y ha
cumplido sus funciones con eficacia, se encuentra frente a una
realidad cambiante y se enfrenta a retos internos (los que provie-
nen de la propia institución) y retos externos (los que tienen que
ver con esta realidad exterior en continua transformación).
El nuevo dibujo político, bien sea por la incorporación
a la Unión Europa, o por la integración en una estructura
supranacional,1 o por el sistema de partidos, pone a prueba las
funciones tradicionales parlamentarias que estaban diseñadas
para un escenario muy diferente al actual. Tudela Aranda (2000,
pág. 202) destaca el anacronismo histórico de los conceptos fun-
damentales de la teoría política que apenas han evolucionado.2
1. Es el caso de los parlamentos nacionales, por ejemplo, que se ven obligados a
compartir sus funciones con otras estructuras políticas, por ejemplo, un Parlamento
autonómico en el caso de España, u otros órganos políticos territoriales.
2. «Si en casi todos los campos sociales este ha sido un siglo de profundas trans-
formaciones, no puede decirse lo mismo de la teoría política. Es indudable que se
han producido cambios y muchos de relieve. Sin duda, la consolidación del par-
lamentarismo racionalizado es el más significativo de los referidos al Parlamento.
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