La nueva lógica del Parlamento abierto

AutorRafael Rubio Núñez, Ricardo Vela Navarro-Rubio
Páginas89-122
© Editorial UOC Capítulo IV. La nueva lógica del Parlamento abierto
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Capítulo IV
La nueva lógica del Parlamento abierto
La influencia de la tecnología en las instituciones democráti-
cas se ha articulado desde el punto de vista doctrinal y político a
través del concepto de Gobierno abierto y sus principios: parti-
cipación, transparencia y colaboración. A nuestro entender, los
principios del Gobierno abierto son la expresión más cabal de
las nuevas exigencias que la sociedad de la información traslada
a las instituciones democráticas. Las instituciones se hacen más
abiertas gracias a las TIC, principalmente porque estas cambian
las exigencias que los ciudadanos demandan de sus gobiernos.
Los principios del Gobierno abierto nos dan una idea de cuáles
son las nuevas demandas que surgen ante los profundos cambios
sociales y políticos que supone la sociedad de la información.
De este modo, los principios del Gobierno abierto se presen-
tan como expresión y consecuencia de nuevos requerimientos
ciudadanos que las TIC han propiciado en la sociedad y que
se trasladan a las instituciones. Y es al aplicar la transparencia,
la participación y la colaboración a la institución parlamentaria
como llegamos al concepto de Parlamento abierto.
La irrupción de estos principios en el Parlamento aporta un
«horizonte inesperado» (Tudela Aranda, 2002, pág. 119) en la
construcción o el debilitamiento de una institución parlamentaria
más fuerte y adaptada a la nueva estructura social y política de
la sociedad de la información. Dichos principios entroncan con
una serie de propuestas y reformas institucionales planteadas
para que el Parlamento adquiera un mayor papel en la vida polí-
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tica y social de la democracia actual, pero debemos plantearnos
si estamos ante un cambio de la naturaleza del Parlamento, y de
sus funciones, o ante una evolución del mismo.
Hoy en día, aunque la institución parlamentaria sigue conser-
vando sus funciones originarias,1 sus propias deficiencias, junto
a los cambios que trae consigo la sociedad de la información,
han producido que el Parlamento deje de ser el lugar en el que se
toman las decisiones políticas para convertirse en el escenario en
el que esas decisiones se hacen públicas y se someten a ciertos
controles (Rubio Núñez, 2013, pág. 400). De este modo, se «da
idea de los problemas de posicionamiento dentro del sistema
institucional que afrontan hoy los parlamentos […] su relevancia
institucional y mediática no se corresponde con el papel que
desempeñan en la vida política […] están pasando de ser repre-
sentantes, ejecutores de las preferencias de los ciudadanos, a
catalizadores, facilitadores de políticas públicas» (Rubio Núñez,
2013, pág. 401).
Ni las TIC por sí mismas, ni la tecnología como tal, son capa-
ces de cambiar la naturaleza institucional del Parlamento a pesar
de su potencial o su capacidad de despliegue. Sin embargo, es
indudable que producen importantes cambios en la sociedad y
en los comportamientos y hábitos de los ciudadanos, lo cual ter-
mina provocando nuevas exigencias hacia las instituciones. Por
lo tanto, la respuesta de las instituciones a estas exigencias de la
ciudadanía y a esas nuevas demandas requiere que el Parlamento
desarrolle una serie de capacidades relacionadas con la comu-
nicación, la participación y la rendición de cuentas que, de esta
1. Véase Capítulo 2: El Parlamento es garantía de deliberación y del control polí-
tico y la rendición de cuentas, así como mecanismo de formación de la voluntad
popular.
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forma, irrumpen en la concepción tradicional, meramente insti-
tucional, de las funciones parlamentarias y conforman la nueva
lógica del Parlamento abierto.
El Parlamento abierto, al ser resultado de la evolución de un
proceso de aplicación tecnológica que implica un cambio de
paradigma, afecta a las funciones parlamentarias. Estos cam-
bios que las TIC producen sobre las funciones parlamentarias
pueden darse de diversas maneras. Las TIC pueden suponer un
refuerzo de las funciones tradicionales. Las enormes posibilida-
des de la tecnología para agilizar los trámites y procedimientos,
facilitar el trabajo de los representantes mediante dispositivos
electrónicos, o la simple mejora en las comunicaciones, pueden
ser puestas al servicio de las funciones clásicas del Parlamento
mejorando su eficacia o haciendo más rápido y eficaz el trabajo
parlamentario.
Asimismo, las TIC pueden complementar las funciones tra-
dicionales del Parlamento. De esta manera, nos referimos a las
nuevas situaciones que se incorporan al ámbito parlamentario
(más información y, sobre todo, nuevas formas de interacción
entre representantes y representados, una mayor presencia de
los ciudadanos en la vida de los parlamentarios a través de los
medios sociales de comunicación, etc.) y que influyen de mane-
ra importante en la forma en que cada una de las funciones
se desarrolla. De este modo, las TIC pueden conllevar que el
Parlamento asuma nuevas capacidades que le permitan dar res-
puesta a las nuevas exigencias que la sociedad de la información
traslada a la institución parlamentaria.
Para seguir un orden lógico, vamos a explicar, en primer lugar
y de forma sintética, los aspectos básicos de esta influencia tec-
nológica sobre las funciones tradicionales del Parlamento, para
proceder después a explicar estas nuevas capacidades.

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