Prólogo

AutorJavier Hernández García
Páginas13-18
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Prólogo
Como he puesto de relieve en alguna otra ocasión, hacer un prólogo no
es tarea fácil. El prologuista no puede ni caer en la tentación hagiográf‌ica
del autor o autora ni, tampoco, convertir el prólogo encomendado en una
suerte de capítulo o adenda independiente al texto a prologar.
El contenido óptimo reside en dar cuenta de las razones que aconse-
jan la lectura del texto prologado para todos aquellos que se acerquen
al mismo. Y, en el caso, ya adelanto, existen buenas y variadas razones
para hacerlo.
Pero no quiero ocultar que cuando mi colega, Salud de Aguilar, me propu-
so tan amablemente que prologara su libro me sentí algo (muy) confundi-
do al conocer su título: Guía práctica para ser un juez perfecto.
Me entró un vértigo inevitable y explicable, precisamente, por mi incapaci-
dad para identif‌icar en qué consiste la perfección judicial. Por los muchos
años que llevo interpelándome sobre cómo debe ser un buen juez sin en-
contrar respuestas claras, me resultaba extraordinariamente dicil prolo-
gar, asumiendo, una propuesta de (o para) la perfección judicial.

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