Prólogo

AutorLorenzo M. Bujosa Vadell
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Procesal - Universidad de Salamanca
Páginas19-22
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PRÓLOGO
Nuestros colegas penalistas dirán que uno cae en la reincidencia, y con un
poco de suerte también en la impunidad, al aceptar de nuevo el generoso ofreci-
miento de mi querido Rodrigo RI V E R A MO R A L E S para que presente una nueva obra
suya. No es una proposición para delinquir y, por eso, el Prof. RI V E R A MO R A L E S
puede estar tranquilo. Más discutible es si, ante una invitación tan bien inten-
cionada como ésta, el aceptar la propuesta de la elaboración del prólogo es o no
un acto de temeridad o de inconsciencia, lo cual me colocaría en la criminalidad
culposa; o si más bien denota un impulso que va más allá incluso del dolo even-
tual. Existen, espero, causas de justif‌icación, que puedan aligerar la condena, si el
juzgador tiene a bien aplicar su benevolencia.
Ya en otra ocasión mostré la inconsecuencia de prologar a este admirado au-
tor, tan reconocido en el amplio ámbito del procesalismo iberoamericano, tanto
en sus orillas americanas, como en las ibéricas. Con ello se consiguió el efecto
estrambótico de que el veterano sabio se sometió humildemente a la presentación
del recién llegado, aprendiz del Derecho procesal. Así este último cometió una
infracción rayana en lo criminal, en la que, sin embargo, gustosamente estoy a
punto de recaer.
Si el lector, aún impaciente —con toda la razón— por descubrir los entresijos
que con docta mano se nos muestran con claridad en esta obra, se despista un
tanto y se detiene amablemente en estas primeras páginas, tal vez pueda obrar
con indulgencia al valorar los argumentos que le expondré a continuación para
atenuar mi responsabilidad.
A favor del que escribe estas primeras líneas puede esgrimirse que no es fre-
cuente recibir propuestas de esta categoría, y mucho menos referidas a obras de
la entidad, densidad dogmática e importancia práctica que se derivan de la que el
lector tiene en sus manos.
Hay con frecuencia en el amplio horizonte del conocimiento científ‌ico eria-
les abandonados que esperan que alguna mente despierta haga ver al resto de la
comunidad académica lo que se escondía bajo la apariencia de infertilidad. Así

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