Neurociencia y deporte: las mejoras cognitivas en el deporte

AutorJosé Luis Pérez Triviño
Páginas219-236
© Editorial UOC Capítulo VI. Neurociencia y deporte: las mejoras cognitivas...
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Capítulo VI
Neurociencia y deporte: las mejoras
cognitivas en el deporte
Introducción
El afán por mejorar el rendimiento ha sido una constante en
la historia del deporte. Y dado que en el rendimiento deportivo
influyen, como acabamos de ver, tanto los factores físicos como
los cognitivos, no es arriesgado afirmar que el interés por mejorar
ambos ha corrido parejo. Pero no es sino hasta la época moderna
cuando el deporte se hace eco de la irrupción de la psicología como
un potente instrumento para mejorar el rendimiento de los atletas:
«Los primeros fisiologistas descubrieron que los estudios científicos
deben operar en esta frontera donde la fisiología y la psicología se
solapan» (Hoberman, 1992, pág. 157).
En la evolución de la psicología deportiva pueden distinguirse
al menos dos etapas. En la primera, la preocupación fundamental
fue mejorar el equilibrio emocional de los atletas de tal forma que
ello repercutiera en un mayor rendimiento deportivo. A princi-
pios del siglo XX, como afirma Hoberman, comienza a extender-
se la «idea de manipular la mente para aumentar el rendimiento
humano […] una preocupación popular de nuestra propia era
aparece durante este período» (Hoberman, 2008, pág. 325). Las
investigaciones en este ámbito fueron encaminadas a mejorar la
gestión del estrés, el síndrome del burnout y la ansiedad del final
de carrera en psicopatología (Tamorri, pág. 5).
© Editorial UOC El dopaje y las nuevas tecnologías
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Una segunda etapa viene marcada por una expansión de la
psicología deportiva, que permitió vislumbrar posibilidades de
optimizar las capacidades mentales (mental training) y de los esta-
dos de ánimo, tan influyentes en el rendimiento deportivo.
Todo ello pone de manifiesto que hay al menos dos razones
relevantes para ocuparse del impacto que tienen las mejoras
cognitivas en el rendimiento deportivo y, en consecuencia, en
la estructura de las competiciones. En primer lugar, porque en
determinadas disciplinas el aspecto cognitivo tiene una especial
relevancia. El ejemplo extremo sería el ajedrez, pero no le andan
muy a la zaga otros deportes en los que la interdependencia entre
competidores exige desarrollar estrategias complejas.
La segunda razón tiene un calado más profundo. Guarda rela-
ción con la vinculación entre las capacidades físicas y cognitivas
en el rendimiento deportivo. Y si bien es cierto que son las capa-
cidades físicas las que se cuantifican en términos de rendimiento
deportivo, no lo es menos, como señala Bennet Foddy, que
«tales variaciones [acciones físicas] en funcionamiento son mediadas,
por lo menos en parte, por el cerebro del actor, la médula espinal y el
sistema periférico. Los sistemas neurológicos desempeñan un papel en
la determinación de hasta dónde lanzamos una jabalina, cómo respira-
mos mientras nadamos […] cuánto tiempo podemos soportar el dolor
en el ciclo de la resistencia» (Foddy, 2008, pág. 313).
Pero dado que no es conveniente adentrarse en una discusión de
la que no podemos ocuparnos en este trabajo, continuemos con el
hilo argumental y tratemos de averiguar algo más sobre la influen-
cia de las capacidades cognitivas en el rendimiento deportivo.
Por cognición se entiende el proceso que emplea un orga-
nismo para organizar la información, proceso que incluye las
siguientes capacidades: a) adquisición (percepción); b) selección

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