¿Deporte practicado por robots?

AutorJosé Luis Pérez Triviño
Páginas237-265
© Editorial UOC Capítulo VII. ¿Deporte practicado por robots?
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Capítulo VII
¿Deporte practicado por robots?
Introducción
El Diccionario Oxford ofrece tres definiciones de robot: a) una
máquina capaz de llevar a cabo una compleja serie de acciones
de forma automática, especialmente programable por un ordena-
dor; b) una máquina parecida a un ser humano y capaz de repli-
car ciertos movimientos y funciones humanas automáticamente;
y c) una persona que se comporta de manera mecánica o con
carencia de emociones.
La idea de robot no es ajena a la mentalidad deportiva ni a su
vocabulario. Por ejemplo, el término robot se utiliza a menudo
metafóricamente en referencia a los atletas con destacadas actua-
ciones para poner de relieve su extraordinario o casi sobrehuma-
no carácter. El uso del término puede expresar ya sea admiración
o desprecio, pero en general se usa con la segunda connotación,
es decir, de forma peyorativa (Breivik, 2013).
Los atletas que se comportan como robots incrementan las
sospechas sobre su naturalidad y humanidad y, más importante
aún, sobre su actitud como participantes en el juego. Este fue,
por ejemplo, el caso de las sospechas de dopaje planteados por
los atletas comunistas en la década de 1980 (Hoberman, 1992).
El episodio más conocido de uso peyorativo del término robot
en la historia del deporte se produjo en el tenis en 1987. Debido
a su rivalidad con el jugador checo Ivan Lendl, John McEnroe
dijo en una entrevista en Esquire:
© Editorial UOC El dopaje y las nuevas tecnologías
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«El tipo no ha sido bueno para el tenis. Ha sido egoísta. Y ciertamente
no es el tipo de persona que saca lo mejor de otros […] ¿Le gusta que un
robot sea número 1?» («Bondy: In Tennis, nice Guys First to Last», 2015).
McEnroe utilizó el término robot para criticar la actitud de
Lendl en la pista y su estilo de juego, por ser perjudiciales para
el deporte. Los atletas suelen ser reconocidos por dos razones
principales: por ser moralmente ejemplares y por incorporar
excelentes habilidades físicas que les permiten producir reali-
zaciones inesperadas e incluso, mágicas. Lendl no materializaba
ninguna de estas dos características; no solo tenía un golpe de
fondo «robótico» como resultado de un riguroso y automatizado
entrenamiento, sino que también era un jugador sin emociones
en la pista. Su aptitud física excepcional era obtenida a través de
largas horas de entrenamiento en el gimnasio. Estas característi-
cas le hicieron ganar apodos como «Robot» o «The Terminator»
(Briggs, 2012).
Sin embargo, no será este el tipo de robot que se analizará en
este capítulo, sino más bien el objetivo del capítulo será mos-
trar que las diferencias entre los seres humanos, los robots, los
androides y los cíborgs son borrosas. En el segundo apartado,
el centro de atención serán los artefactos mecánicos actuales
diseñados para participar en actividades deportivas. De este
modo, se plantea la cuestión de si los robots pueden practicar
deportes. La respuesta será negativa, pero lleva a plantearse otra
pregunta: ¿qué haría falta para que los robots pudieran participar
en el deporte?

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