Introducción. El dopaje y las nuevas tecnologías como nuevo paradigma del deporte

AutorJosé Luis Pérez Triviño
Páginas17-84
© Editorial UOC Introducción. El dopaje y las nuevas tecnologías...
17
Introducción. El dopaje y las nuevas
tecnologías como nuevo paradigma
del deporte
1. El fenómeno del dopaje. Evolución
y problemas
Hay imágenes que valen más que mil palabras. Para hablar
del dopaje y de su imponente impacto en el deporte contem-
poráneo –así como del fracaso de su persecución–, vale la
pena recurrir a la final de 100 metros masculinos en los Juegos
Olímpicos de Seúl de 1988 (Cooper, 2012). Casi todo el mundo
la recordará por la increíble marca mundial de 9,79 segundos
obtenida por Ben Johnson. El récord era un logro impresio-
nante y provocó que todos los medios de comunicación y
aficionados hablaran elogiosamente de la hazaña conseguida
por el atleta canadiense, quien, como era de esperar, aumentó
todavía más su leyenda. En esos días, los expertos en el mundo
del deporte se cuestionaban acerca de los límites de la veloci-
dad humana. Pero el sueño, o quizá mejor dicho el espejismo,
apenas duró dos días, pues entonces llegó la descalificación por
dopaje al encontrársele estanozolol en las muestras de orina. El
positivo por dopaje supuso que Ben Johnson fuera sancionado
con dos años de inhabilitación a la vez que la medalla de oro
fuera a parar a su archirrival en aquellos tiempos, el velocista
norteamericano Carl Lewis.
Sin embargo, es mucho menos conocido que cuatro de los
cinco primeros clasificados en esa misma prueba también fueron
© Editorial UOC El dopaje y las nuevas tecnologías
18
descalificados por dopaje. El sustituto de Johnson en lo más
alto del podio, Carl Lewis, confesaría años después que había
dado tres veces positivo durante su carrera, pero que tal cosa se
había mantenido oculta gracias a la pasividad de la USADA, la
agencia antidopaje norteamericana. También el tercer clasificado
de aquellos históricos 100 metros, el inglés Linford Christie, y el
quinto, el estadounidense Dennis Mitchell, fueron sancionados
por dopaje en los años siguientes.
Podríamos poner más ejemplos de los repetidos golpes que
ha asestado el dopaje al deporte moderno, ya sea practicado por
deportistas profesionales, amateurs, o incluso por animales disca-
pacitados. Pero la historia del dopaje comienza al mismo tiempo
que el propio deporte en la antigua Grecia (Ramos, 2000). A
pesar de las apariencias y de la imagen idealizada que se tiene del
deporte heleno, lo cierto es que entonces también hubo casos de
dopaje a través de hierbas o la ingesta de testículos de animales.
En lo que respecta al deporte moderno, ya a finales del siglo XIX
el dopaje hizo su aparición con el caso de Thomas Hicks, atleta
que exhaustamente logró llegar segundo a la meta del maratón
de los Juegos Olímpicos de San Louis de 1904 gracias a un
cóctel de coñac y de estricnina. Los médicos señalaron que si la
dosis hubiera sido algo mayor, el resultado para su salud habría
podido ser fatal.
Las autoridades deportivas internacionales tardaron un tiem-
po en adoptar medidas para erradicar el dopaje. La IAAF
(Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) prohi-
bió por primera vez el dopaje en 1928. Sin embargo, la práctica
del dopaje fue creciendo entre los deportistas a medida que la
ciencia mejoraba la calidad de las sustancias y tratamientos mejo-
radores del rendimiento deportivo. Así se llegó a la que podría
denominarse época dorada del dopaje a comienzos de la segunda
© Editorial UOC Introducción. El dopaje y las nuevas tecnologías...
19
mitad del siglo XX. Los beneficios que producían las sustancias
químicas que se suministraban a los atletas era tan elevada que
varios países llegaron a practicar lo que se denominó el «dopaje
de Estado», dada la complicidad, extensión y sistematicidad con
que los médicos, a las órdenes de las autoridades deportivas,
atiborraban de sustancias a los deportistas, con o sin su consen-
timiento (o mero conocimiento). Todo por mostrar la superiori-
dad del régimen político comunista, aunque ello fuera a costa de
efectos devastadores sobre la salud de los deportistas en forma
de lesiones y enfermedades, cambios de sexo y de suicidios. Era
el precio a pagar por conseguir medallas y récords estratosféri-
cos, algunos de los cuales siguen sin superarse tras más de veinte
años, a pesar de lo mucho que han evolucionado las técnicas
de entrenamiento. Baste citar el récord de Marita Koch en 400
metros establecido en 47,60 segundos, inalcanzable incluso para
la vigente campeona del mundo, Christine Ohuruogu, que los
corre en 49,21 segundos. También es remarcable el caso de
Florence Griffith, doble plusmarquista mundial aún de 100 y
200 metros que consiguió varios récords en los años ochenta. Su
temprana muerte en 1998 a los 38 años añadió más dudas acerca
de la legitimidad del logro de aquellos, sobre todo al retirarse de
las pistas en 1989, cuando aquellos rumores arreciaban. Las sos-
pechas sobre gran parte de las marcas obtenidas en esas décadas
han sido tan notables que ha habido propuestas para que el ran-
quin mundial de récords femeninos se empiece a contar desde el
comienzo del siglo XXI.
Los casos de dopaje no se han limitado a las competiciones
deportivas individuales, sino que también se han producido
en las colectivas, como el fútbol. Posiblemente el grado de
extensión ha sido menor, pero no menos relevante respecto
de su incidencia en los resultados deportivos. Baste recordar

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR