Introducción
| Autor | José Ricardo Pardo Gato |
| Páginas | 25-44 |
Introducción
“Romeros et peregrinos se facen los homes para servir a
Dios et honrar a los santos; et por saber de facer esto estríñanse
de sus linajes et de sus lugares, et de sus mujeres, et de sus ca-
sas et de todo lo que han, et van por tierras agenas lazrando los
cuerpos et despidiendo los haberes buscando los santuarios”.
Partidas de Alfonso X, I. 24.
El fenómeno de las peregrinaciones es consustancial a la esencia mis-
ma del ser humano. Su capacidad de atracción trasciende la diversidad
de sociedades, culturas y religiones, que en sus diversas épocas lo acogen
como algo propio, único y, a la vez, universal, independientemente de su
origen y trascendencia, personal o colectiva.
La peregrinatio, acepción latina del término “peregrinación”, que sig-
nifica viaje o estancia en el extranjero, o, con carácter más general, andar
por tierras extrañas, es un vocablo que va mucho más allá de esa mera
significación gramatical inicial. Detrás de ella, de su etimología, se es-
conde un sentido religioso o de creencia, de profesión de fe, o bien de ex-
piación de algún pecado, cuyo fin es la salvación o purificación del alma.
Muchos han sido los literatos, narradores, poetas y filósofos que ligan
el caminar en peregrinación con la propia trayectoria vital de la persona
a la que invade su deseo de alcanzar lo divino, la meta soñada. Desde ese
punto de vista antropológico, la peregrinación vendría a ser el camino
de la propia vida, con las vicisitudes y vericuetos que en ella acontecen, y
que comienza desde el mismo nacer hasta el último halo de aliento1.
1 El profesor del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapalapa, de la Ciudad de México, Carlos GARMA, define la peregrinación,
desde el punto de vista antropológico, como “un desplazamiento ritualizado de indivi-
duos o colectividades hacia un centro específico, que es un lugar donde se da o se ha dado
una manifestación singular de lo sagrado de cierta trascendencia que ha ocurrido en un
tiempo específico”, a lo que añade que esta práctica ritual guarda “características pro-
pias, aún cuando suele estar ligada a otros ciclos ceremoniales” (GARMA NAVARRO, C.: “Las
peregrinaciones religiosas, un balance actual de su estudio”, Antropología Americana,
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