Capítulo I. Del origen de Compostela y el surgir de la peregrinación

AutorJosé Ricardo Pardo Gato
Páginas45-70
Capítulo I
Del origen de Compostela
y el surgir de la peregrinación
1. ORIGEN, APOGEO, DECLIVE Y RESURGIMIENTO
En época medieval tuvo lugar lo que se conoce como “inventio” del
sepulcro de Santiago o descubrimiento del supuesto enterramiento del
apóstol27. Fue acaso en torno al año 813, en tiempos del rey de Asturias
Alfonso II el Casto (789-842)28, cuando –según cuentan los relatos– un er-
mitaño cristiano llamado Paio (Pelayo) puso en conocimiento del obispo
gallego Teodomiro, de Iria Flavia (obispo que falleció en el año 847 y su
lauda sepulcral apareció en unas excavaciones realizadas en 195629), ha-
27 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, X.M.: “Informaciones históricas de la Inventio: Un status
quaestionis”, Annuarium Sancti Iacobi, núm. 1, 2012, p. 361, bajo el nombre de “inven-
tio”, advierte que la cuestión de ofrecer una ubicación cronológica al hallazgo del sepul-
cro compostelano “ha resultado de siempre controvertida”, y es que de su estudio no se
desprende ninguna conclusión definitiva al respecto, por cuanto como indica: “No es,
ciertamente, una cuestión definitiva ni definitoria”.
28 Los años de la atribución de la “inventio” del sepulcro del apóstol oscilan entre el
812-818, si bien otros lo datan hacia el 829-830, como LÓPEZ ALSINA, F.: “La invención del
sepulcro de Santiago y la difusión del culto jacobeo”, El Camino de Santiago y la articu-
lación del espacio hispánico, XX Semana de Estudios Medievales de Estella, Gobierno de
Navarra, 1994, p. 82.
29 Sobre las excavaciones llevadas a cabo en la catedral compostelana, vid., por todos,
CHAMOSO LAMAS, M.: “Noticia de las excavaciones arqueológicas que se realizan en la Catedral
de Santiago”, Compostellanum: revista de la Archidiócesis de Santiago de Compostela, volu-
men 1, núm. 2, 1956, p. 355, donde, en relación a los restos del apóstol Santiago, hace refe-
rencia a las características que ofrecen los muros de la pequeña organización pétrea descu-
bierta, unido a la circunstancia de que “se trata del umbral de una puerta de crecidas dimen-
siones, abierta en el centro de una fachada, y que todo ello aparece ajustado en eje, no sólo al
del edículo o cripta que cobija los Restos del Apóstol, sino al de la entrada y templo de Alfonso
III, bajo cuyo pavimento se conserva oculto, bien fácilmente se llega a la seguridad de que se
trata del primer templo dedicado al Apóstol Santiago por Alfonso II y el Obispo Teodomiro
hacia el año 813, y que fue sustituido en 899 por el de Alfonso III”; en “Excavaciones arqueo-
lógicas en la Catedral de Santiago”, Compostellanum: revista de la Archidiócesis de Santiago
de Compostela, volumen 2, núm. 4, 1957, dedica un apartado específico a “La laude y el osario
del Obispo Teodomiro” (pp. 583-601), en cuyas páginas 237 y 238 certifica, de este modo, el
hallazgo arqueológico de los restos de Teodomiro: “Aparece inserta la cruz en un rectángulo,
que ocupa algo menos de la cuarta parte inferior de la laude, y a partir de él se extienden
horizontales hasta la cabecera las cuatro líneas que componen la inscripción. Con grandes,
perfectos y profundamente grabados, caracteres muestra el texto siguiente: In hoc tvmvlo re-
qviescit famvlvus di Theodemirvs hiriense sedis eps qvi obiit XIII klds nbrs era DCCCLXXXV”,

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