Fundamentos teóricos de los modelos
| Autor | Ignacio L. Moheno |
| Páginas | 77-206 |
77AUTORIDAD, POLÍTICA Y DEMOCRACIA UNA TEORÍA ORGANIZACIONAL DEL ESTADO
En la filosofía tenemos siempre la tentación de inventar una mitología del
simbolismo o de la psicología, en lugar de decir sencillamente lo que sabemos.
Ludwig Wittgenstein (Gramática filosófica)
En este apartado, el esfuerzo se centra en encontrar el soporte necesa-
rio para asentar la idea sobre la cual se apoyará, posteriormente, el concepto
de modelo de organización pública. La obra de Max Weber servirá a este
propósito, en particular, su elaboración teórica acerca del tipo ideal que ex-
plica el comportamiento humano y su conducción bajo tres distintas clases
de dominación: la que se basa en las tradiciones, la que se apoya en el caris-
ma, y la que encuentra soporte en la racionalidad burocrática. A este efecto,
no se abordarán las tres clases de dominación. El análisis consiste más en
un recuento del tipo ideal racional que encuentra en la burocracia se mejor
expresión. No obstante, se hará un repaso de la racionalidad con arreglo a
valores, que Weber considera vigente, por sus obvios reflejos en la economía
y el Derecho modernos. Los modelos de organización pública que se descri-
birán en este trabajo pretenden ajustarse, metodológicamente hablando, al
concepto de tipo ideal, tarea nada cómoda, porque la sociología compren-
siva de Weber, por lo menos, en Economía y sociedad, no pretende hacer
historia, porque esta «aspira al análisis y a la imputación causal de acciones,
de constelaciones, de personalidades individuales de importa ncia cultural,»
sino identificar y destacar los aspectos comunes que, teóricamente hablan-
do, comparten los hombres en sociedades y épocas distintas, conformando
con esa masa histórica de hechos «paradigmas» de la conducta.105
105 Max Weber, «El uso de los tipos ideales en sociología,» en Pierre Bourdieu, Jean-
Claude Chamboredon, Jean-Claude Passeron El oficio de sociólogo. Presupuestos
epistemológicos, (México: Siglo XXI Editores, 2008 [1975]), 281. En este ensayo,
CAPÍTULO II
Fundamentos teóricos de los modelos
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IGNACIO L. MOHENO
Tampoco resulta cómoda la tarea, en virtud de que el concepto de
tipo ideal que se pretende esbozar en este capítulo le adeuda más a la domi-
nación legal-burocrática y, por ende, a la racionalidad de fines, que a las del
carisma o del patrimonialismo y la tradición. A falta de un conocimiento
exhaustivo y detallado de la obra de Weber, una corazonada justifica este
procedimiento. Mientras «[l]a sociología construye conceptos-tipo… y se
afana por encontrar reglas generales del acaecer [la historia] se esfuerza por
alcanzar el anál isis e imputación causales de las personalidades, estructuras
y acciones individuales consideradas culturalmente importantes». Por un
lado, Weber busca ahondar en las concordancias sociológicas de la experien-
cia humana en torno a las categorías más salientes de su obra (dominación,
racionalidad, ética, economía capitalista, orden jurídico racional, religión,
Estado…); por el otro, no renuncia a la historia porque en ella la sociología
se encuentra, esencial pero no exclusivamente, el «material paradigmático»
para construir sus conceptos.106 Por eso, quizá inconscientemente, Weber
nos presenta, de manera implícita, una versión lineal de aquella.107 Como
si los hados se las hubieran ingeniado para conducir al mundo hasta aquí,
el saldo, por lo menos en Occidente, no podría haber sido otro: Estado ra-
cional legal-burocrático y economía capitalista. Aparte el reconocimiento
explícito de Weber (de hecho, en un sinnúmero de ocasiones a lo largo de
Economía y sociedad) respecto de la fluidez de la realidad y las múltiples in-
fluencias de los fenómenos entre sí, importa aclarar que este capítulo debe
mucho más a una lectura particular, un tanto reconstructiva, de la obra en
la que destaca la racionalidad con arreglo a fines y el tipo de dominación
burocrática y que cae como anillo al dedo al modelo de eficiencia. El de efi-
cacia encuentra en el tipo de dominación carismática suficientes elementos
para fijar aquí por lo menos algunos de sus atributos. En cambio, el modelo
de legitimidad no cuenta con un lugar amplio en la obra weberiana, si bien
esta ofrece espacio suficiente para plantearlo en sus mínimos. De modo que
Weber clarifica la cuestión: la sociología «se aleja de la realidad y contribuye al co-
nocimiento de esta explicitando el grado de aproximación del fenómeno histórico
respecto de los conceptos que permiten situarlo.»
106 Max Weber, Economía y sociedad, 16.
107 Gerth y Mills, From Max Weber, 51.
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mi esfuerzo consiste en desbrozar el campo teórico y conceptual de Weber
y, de algún modo, hacer un esfuerzo de pizca y reintegración que, como lo
han hecho otros,108 brinde de manera más o menos consistente lo que de
otra manera aparece fragmentado en el original.
Vale aclararlo, porque de alguna manera los tres modelos, excluyentes
en principio aunque a veces se superponen, de alguna manera se necesi-
tan recíprocamente y se van complementando de un modo fundamental.
El político, el señor carismático que decide en la cúspide de la pirámide
organizacional del Estado, aun cuando parezca ignorar a la numerosa es-
tructura burocrática, no podría actuar, en las ocasiones decisivas, sin esa
amplia base de especialistas y de recursos. Cohabitan en el mismo espacio,
pero su acción encuentra motivos en éticas y lógicas distintas. A los últimos
los mueve el porqué de las cosas que hacen, los procedimientos que siguen,
la información de que disponen en el ámbito específico de la administra-
ción pública; al primero, el para qué de las acciones del Estado. Y por cuanto
corresponde a la legitimidad, es cierto, apenas queda lugar para el Derecho
como abastecedor de certeza y de validez para el enorme y, a menudo, falli-
do, trabajo de autojustificación de las élites como conductoras de lo público,
y para la probabilidad de obediencia masiva del mandato. No obstante, el de
la legitimidad es el modelo en el que descansan las posibilidades de viabi-
lidad continuada de cualquier comunidad política organizada, siempre que
encuentre en la eficiencia y en la eficacia el sostén de orden organizacional
y de perspectiva de Estado.
1. Las premisas
Los modelos de eficiencia, eficacia y legitimidad se construirán te-
niendo presente, como se planteó en el apartado anterior, sus conceptos,
108 Ver, por ejemplo: Ramón Ramos Torres, «Un tótem frágil: aproximación a la estruc-
tura teórica de El suicidio,» Revista Española de Investigaciones Sociológicas, No.
81, Monográfico: Cien años de la publicación de un clásico, El Suicidio, de Emile
Durkheim (Jan. - Mar., 1998): 17-40, en donde el autor hace un esfuerzo analítico
hacia una «reconstrucción interpretativa» de la obra mencionada de Durkheim,
cuya estructura teórica se halla entretejida a lo largo del texto.
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