Maquiavelo: de la política o el modelo de eficacia

AutorIgnacio L. Moheno
Páginas313-386
313AUTORIDAD, POLÍTICA Y DEMOCRACIA UNA TEORÍA ORGANIZACIONAL DEL ESTADO
La espada de gala [de César Borgia] contiene todo un programa
[grabado en la empuñadura y la hoja, con] un mensaje simple:
…la guerra tiene un momento, solo se emprende para asegurar
el triunfo del amor, la paz y la concordia y este programa excusa,
por su f‌in idílico, el uso de la fuerza. En otras palabras, para César,
campeón de la justicia, el f‌in justif‌ica los medios [mi tradu cción].
Ivan Cloulas (César Borgia)
1. El descubrimiento de la política
¿Habría pensado Maquiavelo que sus dos obras políticas, los Discur-
sos sobre la primera década de Tito Livio y El príncipe, traspasarían las
fronteras de Italia y trascenderían su propia época? Aun cuando su preocu-
pación principal es la unidad y la libertad de Italia y una buena parte de sus
ejemplos se ref‌ieren a la antigua Roma o a las ciudades y Estados italianos
de su tiempo, es posible percibir que escribe, no para quienes formalmente
dedica sus tratados ni solo para sus coetáneos, sino para la posteridad. No
está pensando en la gente de su generación, sino en los jóvenes de las gene-
raciones venideras.684 Escribe con la certidumbre, como nos lo dice en los
Discursos, de que enfrentaba la envidia que se cierne sobre quien ha descu-
bierto «nuevos y originales procedimientos,» o sea, él mismo, Maquiavelo,
al tiempo que se erigía contra los viejos modos y órdenes. Y era consciente,
684 Leo Strauss, oughts on Machiavelli Chicago y Londres: e University of Chicago
Press, 1978 [1958]), 168.
CAPÍTULO IV
Maquiavelo: de la política
o el modelo de ef‌icacia
CAPÍTULO IV
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IGNACIO L. MOHENO
también, de que lo que escribía en particular en El príncipe guardaba una
gravedad tal que solo alguien de altura virtuosa podría reconocer,685 aun-
que esta af‌irmación es engañosa, porque no habiendo alguno admirable, en
realidad el hombre que tenía en mente para acometer la empresa de unir a
Italia no era Lorenzo de Medici, sino él mismo, Maquiavelo o, por lo me-
nos, el príncipe que él mismo inventó en papel.686 La tarea unif‌icadora no se
realizaría necesariamente por las armas sino, en principio, por la razón, «el
característico término f‌lorentino para esa cualidad de la mente por la cual
se dirigían las decisiones de política y de Estado [mi traducción].»687 Por
eso, escribe El príncipe, no tanto para príncipes ni para el pueblo ni, inclu-
so, para f‌ilósofos, de quienes se separa por que hablan de cosas inexisten-
tes, sino para quienes sepan discernir de su lectura algo útil de «la verdad
objetiva de los hechos,»688 la verità ef‌fetuale, que Maquiavelo les presenta,
admonición que va dirigida, precisamente, a nosotros, observadores desde
el futuro: «[d]e su ciencia política podemos aprender la verdad efectiva no
tanto de la política de su tiempo como de la nuestra [mi traducción].»689
Con un apéndice doloroso: «[l]a teoría de Maquiavelo fue una espada que
se hundió en el costado del organismo político de la humanidad occidental
[mi traducción].»690 Y para ello, primero es necesario «la liberación inte-
lectual de [la] élite italiana de una mala tradición [mi traducción]»691 de la
que, de todos modos, Maquiavelo abreva. Maquiavelo, el revolucionario que
transgrede «la ley como un todo» para proponer otra nueva que considera
685 Maquiavelo, Discursos, 249; El príncipe, 301; Strauss, oughts on Machiavelli, 34-35.
686 Boucheron, Machiavelli, cap. 10. «Coup d’etat.»
687 Pocock, e Machiavellian Moment, 92.
688 Maquiavelo, «El príncipe,» 51. Boucheron, Machiavelli, cap. 12. «How to Read e
Prince.»
689 Harvey C. Mansf‌ield, Machiavelli’s Virtue (Chicago y Londres: e University of
Chicago Press, 1998 [1966]), 233.
690 Friederich Meinecke, Machiavellism. e Doctrine of Raison d’Etat and Its Place
in Modern History, trad. Douglas Scott (Londres y Nueva York: Routledge, 2017
[1957]), 49.
691 Strauss, oughts on Machiavelli, 81-84.
MAQUIAVELO: DE LA POLÍTICA O EL MODELO DE EFICACIA
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mejor que la vieja ley, rompe el molde del pensamiento y, en efecto, propone
nuevos modos y órdenes y se erige, al mismo tiempo, en el hombre que pue-
de liberar a Italia y fundar un nuevo Estado o incluso, como dice Strauss,
una nueva sociedad. Con ello, de todos modos, Maquiavelo no renuncia a
su herencia intelectual cívico humanista del Renacimiento f‌lorentino, de-
vota de la república soberana, régimen caracterizado por la virtud política,
la libertad ciudadana y el patriotismo cívico y que Maquiavelo veía posible
fundar en el tiempo secular de los hombres. Como quiera que fuere, sin
duda, «lo… verdaderamente admirable en Maquiavelo [es] la intrepidez de
su pensamiento, la grandeza de su visión y la elegante sutileza de su dis-
curso [mi traducción],» aun a pesar de su insistencia en la antigüedad.692
Preocupado por el destino de su país, dividido e inerme ante las potencias
que habían sembrado sus intereses en distintas ciudades italianas, y por su
propia suerte tras el regreso triunfal de los Médici al gobierno de Florencia,
es consciente, como todo parece indicar, de su propio descubrimiento: la
política moderna, ámbito y actividad, no regida por los valores éticos tra-
dicionales de la cristiandad, sino conducida por el ansia de gloria y honor
de los hombres de virtud que, por sus acciones para fundar nuevos Estados
y preservarlos, se hacen merecedores de gloria y honor. Digo «política mo-
derna» a sabiendas de que el sustantivo rara vez aparece en el lenguaje de
Maquiavelo. Mencionado unas cuantas veces en los Discursos, su texto re-
publicano, la palabra la usa como sinónimo de civil: vida civil, vida política,
término más cercano a la Politeia aristotélica que el humanismo f‌lorentino,
del que Maquiavelo se nutre intelectualmente, recogió en la forma del vive-
re civile, propio de una ciudad libre. Uno de los signif‌icados que la palabra
«política» encierra tiene que ver con la idea de la actividad distintiva del
príncipe en su brega por el Estado para fundarlo y preservarlo. El sentido
peyorativo que se le ha adscrito como una actividad que requiere cierta as-
tucia maliciosa, egoísta e inmoral, signif‌icado que también se le asigna, es
posterior a Maquiavelo, lo mismo que esa otra acepción de «política» como
sinónimo de «razón de Estado.»693 El otro signif‌icado de «política» que, a
692 Ibíd.,13, 62, 67, 91-92.
693 Ver: J. H. Whitf‌ield, «e Politics of Machiavelli,» e Modern Language Review,
Vol. 50, No. 4 (Oct., 1955), pp. 433-443, http://www.jstor.org/stable/3719276

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