El dinamismo procesal

AutorAlejandro Alberto Fiorenza
Páginas93-119
93EN TORNO AL PROCESO
SUMARIO 1. INTRODUCCIÓN. 2. EL ENFOQUE. 3. LA DINÁMICA PROCESAL. 4. LAS SITUA-
CIONES PROCESA LES. 4.1. LA CARGA PROCE SAL. 4.2. EL DEBER PROCESAL . 5. LAS NORMAS
PROCESALES DINÁMIC AS. 6. LA RELACIÓN JURÍDICA PR OCESAL. 7. CONCLUSIÓN.
1. INTRODUCCIÓN
A partir de lo analizado en algunos de los trabajos anteriores, veni-
mos dando forma a una visión del proceso sobre la base de la cual se lo
podría concebir como una verdadera empresa metódica y epistémica en
la que intervienen una serie de sujetos denominados procesales, entre
los cuales cabe incluir el propio órgano judicial, que será en definitiva
el que se valga del proceso, en cuanto instrumento, para arribar al co-
nocimiento de los hechos relativos al caso sobre el que debe emitir un
decisorio de tipo jurisdiccional.
También hemos tenido ocasión de decir que el proceso judicial no
deja de ser un concepto, un ideal que no tiene una concreción en la realidad
si no es a través del procedimiento, entendido como el conjunto específi-
co de actos que, de conformidad con lo dispuesto por el derecho proce-
sal, realizan –o pueden realizar– los sujetos procesales en orden a cum-
plir de la mejor manera posible con el objetivo que es propio del proceso.
CAPÍTULO 4
El dinamismo procesal
CAPÍTULO 4
94 ALEJANDRO ALBERTO FIORENZA
Se trata de una actividad que se vale de un cierto método reglado
por un conjunto de normas jurídicas que se caracterizan por el hecho de
ser dinámicas, al igual que lo son tanto el proceso mismo como su pa-
ralelo en el mundo real, es decir, el procedimiento. Porque no se puede
perder de vista que, en cuanto empresas, tanto el uno como el otro van
a suponer siempre un obrar, una actividad, que conlleva un cierto dina-
mismo que es justamente el que procuraremos estudiar a continuación.
No puede soslayarse, en definitiva, el hecho de que tanto el pro-
ceso como el procedimiento tienen una cierta vida por la que transitan;
esto es, un principio y un fin, porque en algún punto se abren, luego se
desarrollan y finalmente se cierran1. Es así que, si se observa detenida-
mente las palabras utilizadas para designar aquellos fenómenos, podrá
apreciarse que nos remiten a la idea de progreso, de un avance que tiene
lugar a través de una serie de hechos o actos que en definitiva conduci-
rán a un cierto resultado esperado2. Ello así en la medida en que tales
vocablos, como todas las voces de nuestro idioma que derivan de proce-
dere, llevan en sí la idea de adelanto o progreso3.
Antes de dar inicio formal al tema del dinamismo procesal, cree-
mos necesario advertir –como lo hiciera en alguna oportunidad Ber-
tolino– que es perfectamente normal si en un principio no se puede
comprender cabalmente el funcionamiento del proceso tal y como se
va a explicitar en las líneas que siguen, atento a que todo fenómeno
dinámico, precisamente por su índole móvil, resulta siempre más di-
fícil de aprehender y ofrece mayor grado de problematicidad que uno
1 CARNELUTTI, Francesco, Cómo se hace un proceso, Juris, Rosario, 2005, p. 93.
2 ARAZI, Roland, Derecho procesal civil y comercial, t. I, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
1999, p. 155.
3 ESTIGARRIBIA DE MIDÓN, Gladis, Lecciones de derecho procesal civil, Mave, Co-
rrientes, 1999, p. 155.

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