La prueba

AutorAlejandro Alberto Fiorenza
Páginas319-348
319EN TORNO AL PROCESO
SUMARIO 1. INTROD UCCIÓN. 2. LA PRUEBA EN GENERAL. 3. EL OBJETO DE LA PRUEBA . 4.
EL FIN DE LA PRUEBA. 5. FUENTES Y MEDIOS DE PRUEB A. 6. LA CARGA DE LA PRUEBA. 7.
LAS CARG AS PROBATORIAS DINÁMICAS . 8. LAS PRES UNCIONES. 9. LA VALORACIÓN DE LA
PRUEBA.
1. INTRODUCCIÓN
En la presente obra hemos dejado bien en claro que el proceso
judicial se constituye como un método de conocimiento de la verdad
de los hechos de un litigio, que es puesto al servicio del órgano judi-
cial del Estado para el mejor ejercicio posible de la función que le es
más esencial, esto es, la jurisdiccional.
A decir de Alsina, la primera función del órgano judicial en el
proceso es la investigación de los hechos, para luego, en la senten-
cia, deducir el derecho que surja de ellos; porque no debe olvidarse
que, si bien el juez conoce el derecho y nada importa que las par-
tes omitan mencionarlo o incurran en errores con respecto a la ley
aplicable, porque a él le corresponde establecer su verdadera califi-
cación jurídica en virtud del principio iura novit curia, no ocurre lo
mismo con los hechos, los cuales solo puede conocer a través de las
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afirmaciones de las partes y de la prueba que ellas produzcan para
acreditarlos1.
Los hechos del caso, entonces, que solo pueden ser conocidos por
el juez a través del proceso, incorporan o se hacen visibles a este último
básicamente de dos maneras: a través de las proposiciones formuladas
por las partes en sus escritos inaugurales, esto es, demanda y contesta-
ción, y por intermedio de la actividad probatoria que se desarrolle con
posterioridad a la traba de la litis.
Puede entenderse así la visión de Briseño Sierra2, cuando sostenía
que la estructura procesal se divide lógica y jurídicamente en tres fases:
afirmar, confirmar y concluir. En la postulación, el actor pone en cono-
cimiento del juez una cierta pretensión que debería encontrarse tanto
fundada en derecho como motivada jurídicamente y que tiene como
sujeto pasivo al demandado, quien puede optar por resistirse a ella, dan-
do origen al litigio. De ocurrir esto último, seguirá la fase confirmativa,
en la que tanto la pretensión del demandante como la resistencia del
demandado van a recibir un apoyo, un acompañamiento de objetos que
reafirmen los asertos expuestos en la fase anterior. Por último, en la fase
conclusiva, las partes procederán a formular sus alegatos, es decir, que
van a razonar efectuando una confrontación meramente intelectiva entre
los hechos probados y las disposiciones normativas aplicables3.
1 ALSINA, Hugo, Tratado teórico-práctico de derecho procesal civil y comercial, t. III,
Ediar, Buenos Aires, 1958, ps. 221-223.
2 BRISEÑO SIERRA, Humberto, Derecho procesal, vol. IV, Cárdenas, México, 1970,
p. 313.
3 Este modo de entender el proceso y sus etapas ha llevado a cierto sector de la
doctrina más moderna a abstenerse de utilizar la palabra «prueba» y preferir,
en cambio, el uso del vocablo «confirmación», que significa reafirmar una
probabilidad; en rigor, una afirmación negada se confirma con diversos medios
de prueba que pueden generar convicción a un juzgador (ALVARADO VELLOSO,

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