Capitulo VIII. Seguridad, libertad y terrorismo. Difícil ecuación

Páginas121-135
CAPÍTULO VIII. SEGURIDAD, LIBERTAD Y
TERRORISMO. DIFÍCIL ECUACIÓN
La respuesta a los desafíos de la seguridad debe venir de la búsqueda de un equili-
brio desde la razonabilidad y la proporcionalidad. Bien es cierto que, a nivel teórico,
resulta imposible dar una respuesta general y denitiva, con capacidad para derivar,
vía método deductivo, las respuestas concretas a toda la panoplia que la realidad ofre-
ce. Se pueden elaborar variables para esgrimir en la ponderación libertad-seguridad,
pero la solución última adecuada y equilibrada (o sea, justa) sólo vendrá casuística-
mente, es decir, en el análisis de los concretos casos que haya que afrontar, no siendo
posible llegar a soluciones perladas totalmente a nivel teórico-abstracto (Fernández
Rodríguez, 2004).
El Derecho debe tener una voluntad irrenunciable de efectividad, como garante
de la Constitución y para controlar las acciones de los hombres, sobre todo cuando
están vinculados al poder (Stack, 1987: 31 y ss.). Las interferencias del Ejecutivo e
incluso, de otros poderes sociales y económicos sobre la normativa y el derecho (cap-
tura del legislador), es uno de los problemas más graves para que se pueda garantizar
la existencia de un verdadero Estado de Derecho. El verdadero peligro reside en que
las constituciones y los derechos y libertades fundamentales en ellas contenidos se
transformen, fruto de la inacción y la omisión jurídica, en meras proclamas retóricas,
que no responden a la realidad. Como anticipaba Calamandrei, el fracaso que repre-
sentan las constituciones inactuadas (Calamandrei, 2013).
La cuestión que late en el fondo es siempre la misma: cómo lograr un equilibrio
entre seguridad y libertad. Dado que no hay derechos fundamentales absolutos y, por
consiguiente, todos tienen límites. El problema radica en precisar correctamente estos
límites y hacer un traslado adecuado de los mismos a la realidad práctica, asumien-
do que, cada vez que se produce un nuevo atentado se desencadena una necesidad
mayor de garantizar la seguridad y los ciudadanos parecen estar más dispuestos a sa-
cricar la esfera de libertad propia y ajena. Ante este estado de la situación, parece
más que recomendable absolutamente ineludible, reivindicar la intangibilidad de las

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