El valor de la autoayuda

AutorAntonio José Macías Ruano
Páginas43-103
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Capítulo segundo
EL VALOR DE LA AUTOAYUDA
Como observación previa al análisis del primero de los valores cooperati-
vos que ha enunciado la ACI en su Declaración de Identidad Cooperativa del
Congreso de Manchester de 1995, ha de señalarse que ni institucionalmente,
ni por parte de la doctrina, hay unanimidad en la fijación del término.
En las versiones en inglés y en español de la Declaración de identidad
cooperativa de la ACI, los términos empleados son el de self-help82, y au-
toayuda83, respectivamente y con el mismo significado. Sin embargo, en la
versión en francés de la Declaración de identidad, la palabra utilizada para
el valor es la de l’entraide84 –ayuda mutua–. Los términos, pudiendo parecer
similares, suponen una visión diferente del valor. El eje vertebrador de la
sociedad cooperativa es la persona. Todo está pensado para darle prota-
gonismo y ser su finalidad. La cooperativa es una asociación autónoma de
personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades
y aspiraciones económicas, sociales y culturales por medio de una empresa
de propiedad conjunta y democráticamente controlada85. Por tanto, si nos cen-
tramos en el término “autoayuda”, dado que lo principal es la persona,
la visión del objetivo que se busca y pretende, es el del sujeto, para que la
estructura le sirva de instrumento en la consecución de su propia promo-
ción, siendo él mismo, el motor y el fin que persigue con su actividad. Pero
si nos enfocamos en el término de “ayuda mutua”, se trata de colaborar en
busca del auxilio de todos para con cualquiera, en la búsqueda de cubrir
las necesidades y aspiraciones comunes. Sería una autoayuda colectiva,
del grupo y para el grupo. Se trataría de la búsqueda de la satisfacción de
los intereses conjuntos. Es decir, que la cooperativa podría ser entendida
82 https://www.ica.coop/en/cooperatives/cooperative-identity
83 https://www.ica.coop/es/cooperativas/identidad-alianza-cooperativa-internacional
84 https://www.ica.coop/fr/coop%C3%A9ratives/identite-cooperative
85 Definición de la ACI en la Declaración de Identidad Cooperativa de 1995.
Antonio José Macías Ruano
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como una asociación autónoma de personas que se han unido voluntaria-
mente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones, entendiendo por tales,
las de cada uno de los miembros para ser alcanzadas por sí mismos, o para
la satisfacción de las pretensiones comunes, consideradas como una uni-
dad, de todos los que se han integrado para lograrlas, con la colaboración
de todos. En definitiva, la cooperativa tiene un claro carácter instrumental
que se manifiesta en el valor de la autoayuda, que tiene un componente de
individualidad: valerse por sí mismo para desarrollar cualquier actividad; y
para la ayuda mutua, que tiene un componente de colectividad: la acción
conjunta, que puede ser más poderosa que el esfuerzo individual86.
La doctrina también ha utilizado en sus análisis el concepto de au-
toayuda tanto en su sentido individual87, como en el colectivo de ayuda
mutua88, o incluso, en algunos casos, identificando los términos89.
Entendiendo que el valor cooperativo debe hacerse extensivo tanto
a la autoayuda como a la ayuda mutua, para el desarrollo del análisis de
la materialización que vamos a exponer, emplearemos el término de au-
toayuda –el que se usa en las versiones de la Declaración de identidad de
la ACI en español y en inglés–, pero haciendo referencia tanto a su sentido
individual–self-help–, como al colectivo –l’entraide–.
2.1. La organización de la autoayuda en el tiempo
2.1.a. La autoayuda
La autoayuda entendida de forma individual, como la búsqueda por el
sujeto de la consecución de la promoción propia, parte del planteamiento
de la concepción individualista del comportamiento del hombre, que se
86 W, et al, en Analicemos nuestra identidad cooperativa…, op. cit., 2021, p. 12.
87 V.gr. V S, en “La identidad cooperativa y la cooperativa como empre-
sa: luces y sombras”, REVESCO, Revista de Estudios Cooperativos, nº 61, Madrid 1995; o G,
en “Difusión de valores y principios cooperativos entre los jóvenes”, en Difusión de los valores y
principios cooperativos entre la juventud, AA.VV., Coord. Aranáez Arce, Dykinson, 2015.
88 M F, en “Los valores según la Alianza…”, op. cit., 2014; o F, en
“Valores cooperativos, derecho cooperativo y jóvenes”. Deusto Estudios Cooperativos, nº 4, 2014.
89 Como I, que señala que los “Valores que ha venido estudiando la ACI des-
de los primeros años de la década de los 90 y han sido fijados, los esenciales por consenso,
en Manchester, 1995, proclamándose como tales:/—la autoayuda (ayuda mutua) […]”,
en “Valores cooperativos y gestión pública”, Boletín de la Asociación Internacional de Derecho
Cooperativo, nº 36, 2002, p. 30.
LA PROYECCIÓN LEGISLATIVA DE LOS VALORES COOPERATIVOS
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vale a sí mismo, y que mira por él, de tal forma que cuando actúa, lo que
busca es su interés, y si colabora con los demás, es por puro egoísmo, para
alcanzar lo que él sólo no puede.
En el plano ideológico, el individualismo nació, por un lado, del pen-
samiento protestante, que, aunque centrado en el ámbito religioso, espi-
ritual y teológico, contribuyó “a acentuar y fortalecer el caudal del pensa-
miento liberal”90 con el desarrollo del principio de la libertad individual;
y, por otro lado, de “la nueva era mercantil” que eclosiona en la época mo-
derna, origen del capitalismo. Desde su inicio, el individualismo ha man-
tenido dos líneas de desarrollo, la primera es la que “asocia individuo y
apropiación y somete el desarrollo de la individualidad a un proceso selec-
tivo y excluyente determinado por el orden espontáneo del mercado. Es el
individualismo capitalista del «laissez faire» que triunfó desde los inicios del
industrialismo y supuso el sometimiento de la clase obrera a los intereses
económicos de la burguesía y de los terratenientes”91. La segunda línea
de desarrollo del individualismo coincide, como hemos señalado, con el
nacimiento de la modernidad, directamente relacionado con el sistema
de producción capitalista, donde lo esencial es la defensa del mercado. En
esta línea, “el individualismo liberal […] postula la libertad como condi-
ción del desarrollo de la individualidad y deriva de la igual dignidad hu-
mana [generando] un haz de derechos que están sustraídos a la concesión
graciosa del poder”, lo que supuso la conquista de las “primeras declara-
ciones de derechos que luego se extenderían a todos los sistemas constitu-
cionales”92. Con esta proyección ideológica se puso límites al poder abso-
luto del Estado, exigiendo la protección de los derechos individuales. La
persona se convierte en individuo, con derechos y obligaciones propias,
pudiendo realizarse por sí, y para sí, con abstracción de los demás sujetos.
La manifestación jurídico-política y económica del individualismo es
el liberalismo93, lo que presupone que cada hombre puede construir su
mundo, desarrollando y desplegando todas sus aspiraciones y capacidades
sin limitación externa. Con el liberalismo, el Estado queda reducido a un
90 Vid. D L B, en “Individualismo y protestantismo”, Eleutheria, 4, 2007,
p. 18.
91 Vid. D J C, en “Individualismo y modernidad. Una lectura alter-
nativa”, Anuario de Filosofía del Derecho, XII, 1995, p. 240.
92 Ibídem, p. 240-241.
93 Vid. H M, en “El individualismo liberal”. Realidad: Revista de Ciencias
Sociales y Humanidades, nº 48, 1995, p. 1051.

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