Responsabilidad social empresarial: Matices conceptuales
Autor | Orencio Vázquez Oteo |
Cargo | Coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa |
Páginas | 02 |
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El debate sobre Responsabilidad Social Empresarial (RSE) parece dinamizarse en nuestro país: se han creado varios espacios públicos de debate, grandes campañas de comunicación a favor de un desarrollo sostenible, han surgido organizaciones especializadas en RSE impulsadas desde diferentes agentes, hay eventos todas las semanas sobre la misma temática pero con distinto contenido, y es fácil encontrar al mismo ponente en jornadas clónicas. Pese a los esfuerzos realizados desde los diferentes actores, entre los que está la Administración, no hay al día de hoy una definición, o mejor dicho una base comúnmente aceptada en torno a la RSE, sobre todo cuando se tratan cuestiones como cuál es el papel de cada uno de los actores, el alcance geográfico, la cadena de valor en la responsabilidad de las organizaciones, o quién debe asumir las responsabilidades inherentes a las cuestiones sociales y/ o medioambientales.
Es cierto que cada vez más empresas tienen en cuenta aspectos sociales y medioambientales en el desarrollo de su actividad, que cada vez son más los consumidores e inversores responsables, que cada vez es más relevante el papel de la empresa sobre las estructuras socioeconómicas de las comunidades donde actúa, que cada vez es más necesario un desarrollo sostenible. Pero no es menos cierto, que el origen de la RSE ha tenido como base malas prácticas de empresas que operan sobre una dimensión global y que el mercado no ha sido capaz de corregir. Vivimos tiempos de cambios, motivados por un sistema basado en una economía global que ha provocado que se estén adoptando de forma improvisada y en muchas ocasiones tildadas de carácter voluntarista, medidas correctoras que tratan de paliar los efectos negativos de determinadas acciones, en algunos casos destructivos sobre nuestras vidas y nuestras normas básicas de convivencia, producto de nuestro actual modelo económico y de producción. Muchas de estas medidas están siendo adoptadas directamente por las empresas a través de los denominados códigos de conducta.
Después de esta pequeña introducción, debemos intentar aclarar, o por lo menos tratar con más profundidad, cuestiones que han surgido y que resultan básicas para comprender el origen y desarrollo de la RSE.
Como hemos indicado en la introducción, la contestación dependerá de quién sea nuestro interlocutor. Propongo partir del análisis de una definición Page 16 producto del consenso de un grupo de organizaciones del ámbito de los consumidores, ONGs y economía social que están representadas en el Foro de Expertos de RSC del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS), espacio habilitado por el gobierno para tratar la configuración del papel que debe jugar la Administración Pública en el proceso de la RSE:
La RSE es el conjunto de Obligaciones legales (nacionales e internacionales) y éticas de la empresa, que surgen de la relación con sus grupos de interés1 y del desarrollo de su actividad de la que se derivan impactos en el ámbito social, medioambiental, laboral y de derechos humanos en un contexto global2.
Existen varios aspectos que se encuentran recogidos en esta definición y que dotan de contenido a la RSE:
El suelo mínimo de la responsabilidad de una organización es cumplir escrupulosamente con la legislación nacional e internacional. El dilema surge cuando las empresas operan en zonas francas carentes de cualquier legislación, o en países que tienen una normativa laxa en el ámbito social y/o medioambiental, o no cuentan con los suficientes mecanismos de control y supervisión para hacer cumplir la legislación vigente. Aquí surge el verdadero problema de un sistema económico en donde la empresa actúa, en algunos casos con más poder que los propios estados, en un ámbito global y bajo el paraguas de diferentes legislaciones. Esto último, además de suponer un coste de oportunidad para aquellas empresas que se desenvuelven en entornos normativos más exigentes -no todos actúan con las mismas reglas del juego-, supone un elevado precio para los pueblos y sociedades más desfavorecidas que se ven envueltas en un sistema competitivo basado en cuál es el país o región que repercute menos costes de explotación a la empresa. Se ha generado una especie de subasta con contenido laboral y medioambiental, que afecta a derechos fundamentales y a bienes públicos globales. Este sistema se encuentra avalado por determinados autores y se llegan a justificar acciones que suponen una clara vulneración de los derechos humanos, como una externalidad básica para el desarrollo de determinados países. Argumentos refutables que en muchas ocasiones consiguen un impacto contrario a ese desarrollo; Por ejemplo fomentando el trabajo infantil provocas que el nivel de renta familiar baje al establecerse una competencia salarial que impide el desarrollo familiar en su conjunto, dándose circunstancias en las que las personas adultas se ven desplazadas del mercado al tener un mayor coste salarial.
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En referencia al alcance de la responsabilidad de la empresa tampoco existe unanimidad por parte de los diferentes agentes protagonistas en el proceso...
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