Nota final

AutorLaura Delgado Carrillo
Páginas317-318
NOTA FINAL
He de permitirme unas líneas adicionales para aclarar un extremo que es im-
portante: el presente trabajo no pretende fomentar el uso de la pena privativa de
libertad y ni siquiera arrojar fórmulas por las que mejorar sus niveles de legitimi-
dad externa.
Algunas de las propuestas que se han planteado persiguen mejorar la calidad
de vida de quienes se hallan privados de libertad y soy consciente de que con ello
se corre el riesgo de ofrecer una visión romántica de la institución. No es esa la
perspectiva con la que han de interpretarse estas páginas: no hay cárcel lo sufi-
cientemente cómoda, lo suficientemente digna o lo suficientemente justa como
para amparar y avalar su existencia. Hace cuarenta años las cárceles podían ser
“un mal necesario”, pero hoy no.
Hoy sabemos lo suficiente sobre los métodos alternativos al castigo. Esos son
los que se han de fomentar en detrimento del uso de la prisión. La cárcel es
condenada a desaparecer y lo hará cuando la sociedad sea una mejor sociedad;
cuando estemos capacitados para comprender que un mal no se puede curar con
otro mal, porque eso es algo inidóneo, inadecuado e inútil. Hasta entonces, si que-
remos cuidar de nuestros valores democráticos, tenemos la obligación de no ne-
gar la dignidad humana de quienes cumplen condena; y mucho más que eso. Te-
nemos la obligación de reconocer su derecho al cambio y de validar sus historias
vitales, porque, en definitiva, forman parte de la sociedad.
La Justicia restaurativa es el camino, pero para ello se necesita mucha pedagogía.
A lo largo de los últimos años he tenido la suerte, el honor o el privilegio de
poder intervenir como divulgadora para la sensibilización con jóvenes de entre
12 y 20 años, además de con grupos de monitores de ocio y tiempo libre –de 20 a
30 años– que también querían aproximarse a la realidad penitenciaria para incluir
dinámicas sensibilizadoras en sus proyectos educativos. Al margen del enriqueci-
miento personal que ese tipo de encuentros supone, las conclusiones que he ex-
traído hasta ahora de los mismos son:

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