La mirada de los magistrados del Tribunal Supremo a la pornografía durante la transición española

AutorMaría Dolores Madrid Cruz
Páginas459-560
LA
MIRADA
DE LOS MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL
SUPREMO A LA PORNOGRAFÍA ENTRE LOS AÑOS
1978-1995
MARÍA DOLORES MADRID CRUZ
«La pornografía es el único fenómeno social que ha sido acusado
simultáneamente de peligroso, repugnante y aburrido», Murray S.
Davis, Smut: Erotic Reality/Obscene Ideology, Chicago, 1993.
«Tal vez deberíamos confiar más en los fragmentos, ya que son
ellos los que crean constelaciones capaces de describir más, de una
manera compleja, multidimensional», Olga Tokarczuk, discurso de
aceptación del Premio Nobel de Literatura
«No vemos las cosas como son; vemos las cosas como somos».
Construyendo una hipótesis
Siempre me ha parecido que los títulos de los libros, de los artículos, de
los trabajos debían no sólo dar noticia de su contenido, sino también del lugar,
el punto, o la cuestión que al que escribe, al que analiza o investiga le ha parecido
más controvertido, sugerente o, simplemente, chocante o perturbador. La pala-
bra clave de este título es mirada.
En el año 1975, una de las críticas norteamericanas más prestigiosas de la
representación y del lenguaje pornográficos, Laura Mulvey, acuñó el concepto
«mirada masculina» en un artículo de la revista cinematográfica Screen1. Con él se
refería al hecho de que el verdadero centro de la representación pornográfica es
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1 MULVEY, Laura, «Visual Pleasure and Narrative Cinema», Screen, 16, nº 3, 1975, pp. 6-18.
María Dolores Madrid Cruz
precisamente el ojo (la mirada y la subjetividad) masculino, que paradójicamente
nunca forma parte de la imagen, pero deja su marca, un indicio de su poder de
fabricar imágenes, como añade Preciado. Según aprecia este autor en su libro
Pornotopía, cuando hablamos de «ojo masculino» no nos referimos a una cualidad
biológica sexuada sino a una estructura política de la mirada2. El ojo masculino,
al mismo tiempo sujeto de la representación y (al menos idealmente) receptor
universal de la imagen pornográfica, es cuidadosamente extirpado del espacio de
la representación pornográfica. Pero sus huellas impregnan la imagen.
Una mirada pornográfica. En primer lugar, al hablar de una mirada pornográfica
envolvemos no solamente nuestro comportamiento físico, sino también nuestra
actitud vital, dado que «es una cuestión no sólo de sexualidad sino de sensibilidad
sexualizada»3. Y en este sentido, la mirada pornográfica compromete no sólo la ima-
gen que aparece para ser vista u observada, sino también aquello que quien lo
ve, el consumidor, busca en ciertos comportamientos sexuales. Y lo que este
busca normalmente al contactar las imágenes es una eyaculación. Pero para con-
seguirla ha de determinar previamente el tipo de imágenes que pueden produ-
cirla4. Ciertamente y como observa Mercedes Gómez, «la mirada pornográfica
es una actitud permanente antes que un acto aislado»5. En segundo lugar, el tér-
mino mirada está conectado con ideas de visibilidad e invisibilidad pues la por-
nografía actúa a través de imágenes o palabras que siempre esconden al sujeto
que está detrás de ellas e incluso al que está delante, como el caso de la mujer,
expuesta, pero sin voz6.
Sin embargo, «la mirada pornográfica puede ser transformada en una ma-
nera diferente de percibir y vivir el cuerpo y la sexualidad»7, también modificando
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2 PRECIADO, Paul B., Pornotopía, Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría, Bar-
celona, 2020, p. 70.
3 GÓMEZ, Mercedes M., «La mirada pornográfica», Derecho y Pornografía, Bogotá, 1997, p. 30.
4 «En la pornografía es visible cómo el deseo sexual masculino es erección, también es visible
el daño infligido a cuerpos femeninos particulares, es visible la sexualización de la violencia con-
tra las mujeres y el placer aparente que esto les causa. No obstante, la imposibilidad de las mujeres
para expresar su deseo es invisible». GÓMEZ, «La mirada pornográfica», p. 35.
5 GÓMEZ, «La mirada pornográfica», p. 30.
6 «La mirada pornográfica lleva una carga específica, la de consumir su objeto. Léase cuerpo
femenino (…) fragmentar el cuerpo femenino implica suprimir la persona pero mantener sexua-
lizados y feminizados los fragmentos. Es esto último lo que asegura el placer. Así pues, vacío y
saturación son caracteres del reino de la pornografía. En efecto, para la mirada pornográfica, el
cuerpo femenino está suspendido entre la presencia y la ausencia, entre la visibilidad y la invisibi-
lidad. Como objeto está siempre presente, aun como cosa disecada. Como sujeto no es ignorado
sino inexistente. Parece que en este contexto decir cuerpo femenino como subjetividad es formu-
lar una contracción ontológica. De hecho, la pornografía existe sobre la base de q ue el cuerpo
femenino es siempre objeto nunca sujeto». GÓMEZ, «La mirada pornográfica», pp. 30-31.
7 GÓMEZ, «La mirada pornográfica», p. 30.
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La mirada de los magistrados del Tribunal Supremo a la pornografía
las formas de sometimiento, de desigualdad, discriminatorias, de ver el cuerpo y
la sexualidad. Ahora bien, lo pornográfico no puede desentenderse, para efectos
de identificar su material, del contexto en que éste se presente8. Este, el contexto,
es esencial en el momento de precisar el «significado de las re-presentaciones»,
porque, como bien afirma Gómez a modo de ejemplo, no es lo mismo el signi-
ficado de un cuerpo desnudo presentando en un manual de medicina que el apa-
recido en una revista que busca el estímulo sexual directo. En la mirada de lo
pornográfico, al contexto, a la (re)presentación, al significado y a la intención
debe unirse la manera de quien mira ese material y de la función que a este le
adjudique el observador, «todo lo cual influirá igualmente en el significado con-
textual, complejizando la identidad del contenido y la intención del material y
por tanto, la definición de lo que debe ser considerado pornográfico o sí este
debe ser prohibido»9.
Al respecto escribió la filósofa Eileen O´Neill en su conocido artículo
(Re)presentation of Eros que «los significados que un observador es capaz de atribuir
a una imagen serán una función de sus creencias acerca de la producción de la
misma, acerca de la manera en la que funciona estéticamente, culturalmente y
políticamente, y de las formas en que esto se relaciona con hechos acerca del
mundo»10. De este modo, resistir y transformar la mirada pornográfica resultará
más problemática en espacios en las que esta se desarrolle de forma inconsciente,
por lo que, esta mirada «no luce muy exitosa para el intento jurídico» dada la difi-
cultad de encontrar una guía, una definición «que aclare la intención de la mirada
en cada contexto» y que «pone en entredicho la posibilidad de la acción legal».
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8 «Mientras la definición de la pornografía se mueva en las arenas movedizas de la intención
y el contexto, su control legal no podrá asirse sin limitar, por ejemplo, las potencialidad es del
erotismo, a parámetros claros de a plicación de las normas…La cuesti ón de la pornografía tiene
su trinchera en un punto que el derecho parece no alcanzar. No es así, necesariamente, a conse-
cuencia de defender la privacidad del ciudadano-burgués, sino porque la fuerza de la norma
jurídica difícilmente podrá transformar la receptividad de las sensibilidades. El esfuerzo por
prohibir la pornografía no asegura que los consumidores sientan diferente». GÓMEZ, «La mirada
pornográfica», p. 38.
9 GÓMEZ, «La mirada pornográfica», p. 30.
10 «The obscene or noxious quality of pornography and erotica derives from its contextual
meaning, not from the representation alone. Although it is beyond the scope of this paper to fully
flesh out the notion of “contextual meaning”, let me simple say that the meanings a viewer is able
to attribute to an image will be a function of the viewer is able to attribute to an image will be a
function of the viewer´s a beliefs about the production of the image will be a function of the
viewer´s beliefs about the production of the image, the manner in which the image functions
aesthetically, culturally, and politically, and the way it relates to facts about the world». Elieen
O´NEILL, «(Re)presentation of Eros: Exploring Female Sexual Agency», Gender/Body/Kwnoledge:
Feminist Reconstructions of Being and Knowing, Jaggar, Alison M., Bordo, Susan R. (edit.), New Jersey,
p. 71. O´Neill, en este libro, también se ocupa del desnudo femenino e n «The Female Nude»,
«Gender/Body/Kwnoledge: Feminist Reconstructions of Being and Knowing», pp. 68-92.
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