De jueces y oposiciones

AutorJulio Picatoste
Cargo del AutorMagistrado (jubilado) - Académico de número de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación
Páginas205-209
DE JUECES Y OPOSICIONES 64
I
Se atribuye a Marañón la repetida sentencia de que las oposiciones son
la segunda esta nacional. A la vista de esta asimilación taurina, no puedo
por menos de representarme al opositor como un bóvido rumiador de temas
que después de pastar en las áridas dehesas de un programa hostil e inaca-
bable, bien cebada al cabo su memoria, es conducido al ruedo en hora y día
señalados por la autoridad competente. A poco de hacer su entrada en el
ruedo opositoril, es garrochado por cinco miradas como cinco picas y, antes
de empezar la lidia, siente que sus remos ojean y su embestida mengua.
Hienden su memoria rejones y banderillas, y entre lances de vida o muerte
empieza el ejercicio. Acosado por la presión del destino incierto, se suceden
las embestidas contra temas-verónica, de exposición reposada y solemne,
temas-chicuelina, de factura breve y recortada, pero elegante y efectiva, y
tal vez, de remate, algún tema de aliño. Y al nal de la faena, exhausto ya el
opositor, esperará la hora suprema en la que el destino decide su suerte: o
estoque letal, hundido hasta las entrañas, o indulto liberador, que es premio
al trapío y excelente hechura en la lidia, y si así ocurriere, saldrá triunfante
por donde había entrado abatido y temeroso.
Si el sistema de oposiciones tiene partidarios, cuenta también con re-
nombrados detractores. Marañón, después de ganada por oposición su plaza
de médico de la Benecencia Provincial, se negó rotundamente a dejarse
“seleccionar de nuevo por los métodos ´excelentes´ que están todavía en vi-
gor en nuestro país”. Y tachó las oposiciones de “bárbaras y anticuadas”, “ver-
güenza y cáncer de la Universidad española.
Unamuno, que hubo de opositar varias veces antes de conseguir la cá-
tedra de griego de Salamanca, decía de las oposiciones que eran “torneos
de charlatanerías” y “dique de todo progreso”. Y quien, en la primavera de
1891, fuera su compañero de oposiciones, Ángel Ganivet, que optaba –sin
éxito– a la cátedra de Granada, dejó escrito en su Idearium Español que en
64 Faro de Vigo, 15 y 16 de diciembre de 2016.

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