Un reducto de irracionalidad

AutorJulio Picatoste
Cargo del AutorMagistrado (jubilado) - Académico de número de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación
Páginas213-215
UN REDUCTO DE IRRACIONALIDAD 66
Con motivo de su reciente congreso nacional, la asociación Foro Judi-
cial Independiente muestra su rme apoyo al sistema de oposiciones como el
mejor método de selección de jueces porque –dice– garantiza la igualdad de
oportunidades. Con independencia de que con ese mensaje quiere establecer
distancias con los proyectos de PSOE y Podemos, me parece oportuno hacer,
una vez más, algunas observaciones a tan rotunda proclamación.
Nunca he podido entender que quienes hacen de la razón, es decir, del
raciocinio, instrumento intelectual de su trabajo –hablo de los jueces– de-
endan a capa y espada un sistema de selección de aspirantes a la función
judicial que es muestra de irracionalidad, absurdidad y extravagancia.
Imagine el lector que, para obtener el carnet de conducir, la Administra-
ción solo se preocupase de comprobar el conocimiento minucioso y literal
del código de circulación de los aspirantes, y se desentendiese de hacer ave-
riguación alguna acerca de otras condiciones necesarias en todo conductor
como su agudeza visual, reejos, dominio efectivo del vehículo, ejecución de
maniobras, etc. Sorprendería sobremanera que, con solo saberse normas y
reglamentos de tráco, y sin ninguna otra prueba de conducción en ciudad
y en carretera, se permitiese ya a cualquier ciudadano ponerse al volante de
un vehículo.
Pues ese es el patrón al que, mutatis mutandis, responde el sistema de
selección de jueces en España. Sometidos los opositores a una demostra-
ción memorística de –vamos a llamarlo así– conocimientos de Derecho, se
les hará jueces una vez que acierten a recitar –a satisfacción del tribunal–
unos textos previamente masticados, deglutidos y luego convenientemente
rumiados, que el opositor almacena en un rincón acrítico de la memoria, en
disposición permanente de ser recitados. Pero ese tribunal, pasivo y oyente,
lo desconoce todo sobre la capacidad analítica y de razonamiento, dominio
de la lógica, agudeza hermenéutica y sentido común del candidato a juez.
Incluso, cuál sea la verdadera calidad de su formación jurídica. Fuera de lo
que el opositor recitador diga en ese momento, el tribunal nada sabe de su
66 Faro de Vigo, 24 de noviembre de 2019.

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