El contrato de crucero

AutorEugenio Olmedo Peralta
Páginas331-363
CAPÍTULO VII
EL CONTRATO DE CRUCERO
I. INTRODUCCIÓN Y SITUACIÓN ACTUAL DEL SECTOR
CRUCERÍSTICO
La evolución que el sector del transporte marítimo de pasajeros ha experi-
mentado en las últimas décadas obliga a concluir este trabajo dedicando unas
páginas a un tipo de relaciones contractuales que, si bien toma como base el tras-
porte marítimo de personas a bordo del buque, sus propias implicaciones hacen
que, en determinados extremos, su régimen se deba diferenciar con respecto al
del contrato de pasaje.
Históricamente no puede hablarse de un momento concreto en el que surgie-
ron los contratos de cruceros1. Su nacimiento viene aparejado al desarrollo de
la navegación a vapor, que posibilitó los grandes movimientos migratorios trans-
oceánicos del siglo XIX. Para poder efectuar estos transportes, se requería dotar
a los buques transatlánticos de ciertas instalaciones que permitieran la adecuada
acomodación de los pasajeros para las largas travesías. El desarrollo de tales
f‌lujos de migración implicó un incremento notable del número de pasajeros que
eran transportados por mar, factor que requirió de la construcción de buques
específ‌icamente condicionados para su transporte o de la adaptación de los ya
existentes para que pudieran dar cabida a estos pasajeros. En el ámbito de estos
transportes, los pasajeros con mayor poder adquisitivo contrataban una serie de
servicios y comodidades a bordo del buque, que poco a poco se fueron adicio-
nando hasta generarse la práctica del crucero. Progresivamente esta tendencia a
ofrecer determinadas prestaciones a bordo se generalizó y de su evolución fue
1 Ello no obstante, suele mencionarse a la Peninsular Steam Navigation Company fundada en
Stromness (Escocia) en el año 1837 por Arthur Anderson y Brodie Wilcox, como la primera naviera
en prestar servicios de crucero de forma expresa, como servicio del que se destacaba su f‌inalidad lú-
dica. Posteriormente dicha compañía se convertiría en la Peninsular and Oriental Steam Navigation
Company, que daría lugar a P&O Cruises. Seguidamente en 1840, se constituyó Cunard Lines, con la
que se trazaban recorridos en transatlánticos entre Liverpool y Halifax (Canadá). A partir de entonces
comenzaría la carrera por la construcción y habilitación de buques cada vez más grandes y lujosos, que
alcanzarían su mayor auge con los RMS Olympic (1911), Titanic (1912) y el Britannic (1914) —si bien
este último fue requisado durante la Primera Guerra Mundial y utilizado como buque-hospital—.
332 RÉGIMEN JURÍDICO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO DE PASAJEROS
surgiendo el crucero como una f‌igura cada vez más reconocible dentro del ámbi-
to del transporte marítimo de pasajeros cuyas notas se empezaban a poder dife-
renciar del contrato de pasaje. Así, el crucero dejaba de def‌inirse haciendo apelo
a la prestación de transportar a los pasajeros, para caracterizarse sobre la base de
las ideas del recreo y del ocio de los viajantes.
En el periodo de entreguerras se generalizó el disfrute de cruceros como des-
tino turístico entre las clases sociales de un determinado nivel; lo que determinó
que las compañías navieras comenzaran a adaptar sus f‌lotas para la prestación
de tales servicios. El crecimiento del sector recibió un nuevo estímulo a partir de
mediados del siglo XX, a causa del desarrollo y la generalización del transporte
aéreo para cubrir las rutas transoceánicas. Los servicios aéreos permitían cubrir
en unas horas distancias para las que el buque requería días o semanas. Progre-
sivamente, el uso de grandes transatlánticos para el transporte de pasajeros iba
quedando relegado a un segundo plano2. En esta coyuntura, las navieras adap-
taron su f‌lota a los nuevos requerimientos del mercado. De este modo, muchos
transatlánticos, en lugar de ser desarmados radicalmente, eran adaptados para su
utilización como buques de mercancías o, más frecuentemente, como cruceros
turísticos. A medida que fue evolucionando la dinámica y la demanda de estos
servicios, los buques se fueron dotando de equipamientos cada vez más lujosos
y completos.
Pero la evolución del sector no sólo implicaba realizar cambios en las ca-
racterísticas estructurales de los buques. El desarrollo del sector crucerístico
implica, sobre todo, el desarrollo de los servicios prestados a bordo. El pasajero
de un crucero, normalmente, lo contrata como un paquete de servicios global-
mente considerado, en el que, además de la posibilidad de visitar determinados
destinos turísticos en los puertos de atraque, pueda disfrutar de instalaciones
y servicios a bordo de la más variada índole. Y es, precisamente, este factor el
que marca la tendencia concurrencial en el sector. Para diferenciar sus produc-
tos de los de las empresas competidoras, los empresarios que explotan servicios
de cruceros cada vez emplean más imaginación en el diseño de las instalacio-
nes que componen el buque y de los servicios de los que se puede disfrutar a
bordo3.
Desde el punto de vista económico, a diferencia de los servicios de pasaje, el
sector de los cruceros se caracteriza por su alcance mundial. Normalmente no
2 «En efecto, la práctica moderna conoce esencialmente dos modalidades de transporte de pasa-
jeros por mar: el crucero turístico y el transporte de cabotaje y para viajes cortos, habiendo perdido el
transporte transoceánico de viajeros de f‌inalidad no lúdica toda relevancia económica», J. L. PULIDO
BEGINES, «Régimen jurídico de los cruceros turísticos...», op.cit., p. 88.
3 En los últimos lustros, la tendencia a la diversif‌icación de la oferta ha pasado a prestar atención
no sólo al equipamiento y servicios del buque, sino en la delimitación del público al que se encuentran
dirigidos. De este modo, están cobrando importancia los cruceros especialmente orientados a personas
solteras (singles), familias con hijos, gays... De este modo, los servicios de crucero se adecúan a la de-
manda. Sobre los condicionantes que marcan el mercado de los cruceros y las reacciones que pueden
adoptar las agencias organizadoras, vid. J. C. FANDOS ROIG, J. SÁNCHEZ GARCÍA, M. A. MOLINER TENA,
M. ESTRADA GUILLÉN, L. CALLARISA FIOL, M. A. LÓPEZ NAVARRO, J. LLORENS MONZONES, R. RODRÍGUEZ
ARTOLA, S. SORIA ROVIRA y V. TORTOSA EDO, «La f‌idelidad del turista de cruceros en un contexto eco-
nómico de incertidumbre», en MARTÍNEZ SANZ y PETIT LAVALL (dirs.), Régimen del transporte en un
entorno económico incierto, Marcial Pons, Madrid, 2010, pp.737-745.
EL CONTRATO DE CRUCERO 333
es un factor inf‌luyente en la contratación del transporte la nacionalidad de los
pasajeros o del prestador del servicio, ni la proximidad del puerto de embarque o
desembarque del crucero. Así, de forma habitual, los pasajeros emplearán otros
medios de transporte —típicamente el avión— para llegar a la localidad en que se
encuentra el puerto de embarque del crucero. Esta localidad se convertirá en una
suerte de hub de conexión entre los distintos modos de transporte, recibiendo
a los pasajeros que proceden de distintos orígenes y facilitándoles el embarque
en el crucero. Desde el punto de vista económico, el interés estratégico de esta
función de conexión es evidente. Los pasajeros que van a embarcar en el puerto
de origen normalmente realizarán gastos adicionales en la misma (comidas, no-
ches de hotel...), aspecto igualmente predicable de la ciudad en que se encuentre
el puerto de destino y, en menor medida, de las ciudades en las que el crucero
tenga previsto realizar una visita turística. Los poderes públicos son conscientes
de la inf‌luencia que tienen los cruceros sobre el comercio y la hostelería local y,
en consecuencia, tratan de potenciar el máximo número posible de desembarcos
de cruceros en sus puertos.
Estas características del mercado de los cruceros hacen que en su comercia-
lización las empresas prestadoras del servicio recurran a otras entidades organi-
zadoras, y éstas, a su vez, a un elenco dispar de agentes que se encarguen de las
tareas de intermediación. Con ello se diseña una compleja red de comercializa-
ción de la capacidad del buque sobre el que se presta el crucero, con el objetivo
de que puedan contratarlo el mayor número posible de clientes. Estos canales
de distribución se articularán normalmente sobre la base de comunicaciones co-
merciales y relaciones de intermediación, en cuyo uso pueden verse vulnerados
los derechos de los consumidores. Es por ello que la normativa presta especial
atención a la actuación de las empresas que intervienen en los canales de distri-
bución de los cruceros.
Las cifras estadísticas subrayan la relevancia económica del sector. Así, según
el Anuario de Puertos del Estado, en el año 2011 nuestro país tuvo un tráf‌ico
de 8.020.150 pasajeros a bordo de cruceros4, lo que representa un 29,28 por
100 del total de pasajeros marítimos5. Por tráf‌ico, las autoridades portuarias
con un mayor tráf‌ico de cruceristas son, en orden de relevancia, Barcelona (con
2.657.244 pasajeros de tráf‌ico durante 2011), Baleares (1.608.704), Santa Cruz
(828.332), Las Palmas de Gran Canaria (771.160) y Málaga (638.845). Las ci-
fras globales muestran una cierta tendencia alcista si lo comparamos con los
datos históricos. De este modo, en el año 2009, el número de pasajeros de cru-
ceros estaba en 6.063.444, lo que signif‌ica una importante crecida respecto a los
3.352.390 pasajeros de 2003 o los 3.263.075 de 1995.
4 De los cuales, embarques: 1.416.900; desembarques: 1.409.561; tránsito: 8.020.150 pasajeros.
Según el art.9.a) del Anexo II de la LPEMM, «pasajero de crucero turístico en embarque o desem-
barque: son los pasajeros de un buque calif‌icado y autorizado para operar como crucero turístico que
inician o f‌inalizan su viaje en ese puerto»; en cambio, según el art. 10.a) «pasajero de crucero turístico
en tránsito en un puerto: son los pasajeros de un buque calif‌icado y autorizado para operar como cru-
cero que inician y f‌inalizan su viaje en otro puerto». Por pasajeros totales consideraremos la suma de
las tres magnitudes.
5 Frente a los 19.370.942 pasajeros que embarcaron en servicios de pasaje, de los cuales, 15.046.407
corresponden a transportes de cabotaje y 4.324.535 a transportes exteriores.

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