La ciudad de las artes, el saber y el conocimiento

AutorJosé Manuel Bandrés
Páginas111-127
CAPÍTULO VI
LA CIUDAD DE LAS ARTES, EL SABER
Y EL CONOCIMIENTO
«La gran belleza de la ciudad merece ser contemplada,
admirada y compartida»
1. LA CIUDAD DE LOS ARQUITECTOS Y EL IMPERATIVO
ESTÉTICO
Según el filósofo alemán y rector de la Universidad de Arte y Diseño de
Karlsruhe Peter Sloterdijk, la ciudad es un cosmos, un espacio interior, refu-
gio originario de los seres humanos, que se desenvuelve como el útero mater-
no protector que construye «una ciudad previa a la ciudad».
La ciudad surge como resultado de un complejo proceso creativo que se
desarrolla a lo largo de los tiempos, y que se proyecta en la planificación de
espacios públicos y en la construcción de edificios que configuran la memo-
ria e identidad urbana especifica de cada asentamiento.
Desde la perspectiva del imperativo estético, la ciudad es sinónimo de mo-
numentalidad habitada y territorio de recepción de las corrientes de diseño
arquitectónico, como sostiene el arquitecto español Ricardo Bofill Levi.
La ciudad no es un aglomerado simplemente decorativo de hierro, vidrio
y cemento, sino una fábrica de referencias experimentales y sueños arquitec-
tónicos originales destinados a ser el hogar individual y colectivo de sus habi-
tantes. Constituye el soporte físico de las expresiones artísticas vinculadas a
la creación de espacios públicos, que aportan belleza estética a la ciudad y
a la ejecución de composiciones arquitectónicas.
La ciudad es un espacio abierto proyectado para la creación del arte ar-
quitectónico urbano y para la conservación de la memoria arquitectónica
colectiva, pero también para la contemplación de la belleza, así como para
la percepción sensorial de edificios y monumentos que dan forma al paisaje
urbano.
112 El derecho a la ciudad y el buen gobierno urbano
La ciudad se concibe como el reducto estético modelado por un conjunto
de estilos arquitectónicos que, en el transcurso de los tiempos le han pro-
porcionado un carácter tendencialmente armónico. Es el resultado de la fu-
sión de una variedad de ideas arquitectónicas que le han embellecido y le
han dado su identidad estética. Se configura y se reconfigura constantemen-
te, mediante la confrontación de un conjunto de proyectos arquitectónicos
que sintetizan la historia y la cultura genuina de la urbe.
La ciudad emerge y se representa ante la ciudadanía y el público expec-
tante, que aprecia la atractiva asociación entre arquitectura, arte, belleza,
naturaleza y paisaje urbano.
Ciertamente, la ciudad expresa el espíritu y la fuerza creativa de los arqui-
tectos que la distinguen con la ejecución de proyectos edificatorios singulares
capaces de producir emociones sensitivas intensas en el espectador. Pero la
ciudad es, a la vez, una obra colectiva de carácter comunitario, ya que son sus
habitantes los que le proporcionan a la arquitectura urbana permanentemen-
te el significado existencial y la dimensión vital.
En este sentido, la ciudad es un organismo vivo que transciende más allá
de ser el reflejo de un modelo de ordenación arquitectónica, pues, como afir-
maba el arquitecto italiano Aldo Rossi, precursor de la teoría y la ciencia
urbanas, y autor, entre otros proyectos, de la reconstrucción de Berlín, en su
obra La arquitectura de la ciudad, lo primero que percibimos de la ciudad es
su realidad y la de la actividad urbana derivada de la permanente interacción
de sus habitantes, que integran la sociedad urbana.
El diseño arquitectónico de la ciudad tiene que sentirse y vivirse. Los ar-
quitectos urbanos asumen la función de construir un escenario de experien-
cias cognoscitivas y sensoriales en torno a la contemplación perceptiva del
patrimonio paisajístico, arquitectónico, artístico y cultural, que permite re-
novar, constantemente, la interpretación del conjunto del entorno urbano.
La ciudad también puede definirse como un cuerpo orgánico en el senti-
do de que está formada por un conjunto de edificios, plazas y monumentos,
que configuran un espacio dedicado a la producción e intercambio de sig-
nificados estéticos, que deben ser compartidos críticamente por la comu-
nidad.
La ciudad que contemplamos en la actualidad sintetiza la historia de la
ciudad, de su pasado, pero también nos permite visualizar la ciudad del pre-
sente e imaginar la ciudad del futuro.
Indudablemente, la ciudad, desde la óptica de su construcción arquitec-
tónica, es un proyecto histórico-cultural que refleja la sensibilidad estética y
el humanismo de la sociedad urbana y, también, el dinamismo y la ambición
urbanística de sus habitantes.
Por ello, los arquitectos deben entender la ciudad en todos sus signifi-
cados conceptuales específicos referidos a los aspectos socioeconómicos,
medioambientales, tecnológicos y de movilidad, antes de esbozar sus proyec-
tos arquitectónicos.
La imagen estética representativa de la ciudad que los ciudadanos pue-
den formarse guarda relación directa con la cualidad y calidad de los edifi-

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR